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El mundo de Bella

“Quiero tomar mis fotos de grado al frente de los grafitis de la Casa Blanca.” Leí el texto al despertar.

5 de junio de 2020 Por: Muni Jensen

“Quiero tomar mis fotos de grado al frente de los grafitis de la Casa Blanca.” Leí el texto al despertar. Como tantas mañanas, recordé que los hijos con frecuencia prefieren comunicarse por texto, sobre todo cuando se les ocurre algo ‘urgente’ a las dos de la mañana. Mi primera reacción fue de rechazo e incredulidad. En mi cabeza las fotos en las fechas especiales se toman al aire libre, frente a coloridas flores, árboles y montañas, o al lado de una mesa, frente a alguna fuente, delante de un cuadro. Rápidamente entendí que para Bella el paisaje del momento, la fotografía más nítida de la realidad que vive, el telón de fondo de su verdad son aquellas frases escritas en momentos de emoción sobre edificios emblemáticos, palabras ilegibles de frustración y protesta en las fachadas de una ciudad sitiada.

Como si no fuera suficiente la cuarentena, y las cancelaciones de momentos inolvidables del fin de año escolar que han vivido los estudiantes del mundo, la incertidumbre financiera y laboral, y el colapso inminente de la economía global, en Estados Unidos estalló una tercera bomba que eclipsó las anteriores. Una bomba de orden público, racismo y violencia policial, de desgobierno y desmadre. El asesinato del afroamericano George Floyd en Minneapolis, grabado para siempre en más de ocho minutos de fuerza, crueldad e indiferencia por parte de agentes blancos, dejó desnudos a los americanos y reflejó los prejuicios y miedos de un país en decadencia. Nos pescó en medio de un confinamiento donde el teléfono es fuente única de información, interacción y entretenimiento. En un ambiente de nerviosismo y desespero, impaciencia y fragilidad. El video llegó a los móviles después de infinitas semanas en casa, viendo desmoronar las cifras de empleo y las ilusiones de futuro. Le llegó a mamás y papás exasperados y jóvenes desocupados, y encendió una chispa.

Lejos quedó la cuarentena, las prohibiciones de eventos de más de diez personas, los conciertos cancelados, la orden de quedarse en casa.
Desde hace una semana, cada tarde, frente a la Casa Blanca jóvenes y viejos de todos los colores se concentran para cantar ‘Lean on me’, elevar carteles contra el racismo y el exceso de fuerza policial, levantan simbólicamente las manos con la frase de Floyd “no puedo respirar”.
Porque nadie, ni la policía misma, puede respirar en un ambiente tóxico de gas lacrimógeno y pimienta, de intolerancia y odio.
A pocos metros y por instrucciones de Donald Trump, los vigila amenazante un ejército, armado hasta los dientes y protegido con equipos sofisticados que ojalá tuvieran los médicos que atienden pacientes con Covid. Curiosamente muchos de estos hombres armados carecen de identificación, como si se trataran de milicias o mercenarios sin nombre ni rama. Nadie sabe de dónde vienen pero en el momento del toque de queda siguen órdenes de avanzar sin misericordia contra las multitudes. Algunos manifestantes se dispersan, otros delinquen rompiendo ventanas y saqueando, desdibujando su mensaje. Son estas imágenes de vidrios rotos que se convierten en combustible para los oportunistas que las circulan por el mundo para intentar que todo parezca una ola de vandalismo nacional y no un legítimo levantamiento ciudadano en busca de la justicia. No es un accidente que alcaldes y policías de tantas ciudades hoy marchen hombro a hombro con los manifestantes a la vez que condenan los delincuentes.

Esta semana, Bella tendrá sus fotos con toga, birrete, Casa Blanca y grafiti. Será el retrato de su generación y la de Camilo, tomado desde el epicentro de un país convulsionado y roto. Saldrá rodeada, no de flores y jardines, sino de jóvenes y adultos de todas las razas dispuestos a enfrentarse a un gobierno sin compasión, y a militares con casco. Será un llamado a su generación a buscar la forma de borrar de la historia de Estados Unidos las manchas de la discriminación y el abuso de poder para sembrar semillas de tolerancia e igualdad.

Sigue en Twitter @Muni_Jensen