Todos pierden
el expresidente Trump, que por años fue el rey de la Gran Manzana, se desplazó en una caravana hasta la corte criminal de Manhattan para entregarse a la Justicia.
7 de abr de 2023, 11:40 p. m.
Actualizado el 18 de may de 2023, 03:06 a. m.
Esta semana se llevó a cabo uno de los episodios más impactantes en la historia legal de Estados Unidos. Las imágenes hablaron solas: el expresidente Trump, que por años fue el rey de la Gran Manzana, se desplazó en una caravana hasta la corte criminal de Manhattan para entregarse a la Justicia. Poco después de la 1:00 p.m., del 4 de abril, el que fue el hombre más poderoso del mundo entró en silencio, se dejó tomar las huellas, y escuchó sin reaccionar los 34 cargos en su contra, acusado de falsificar documentos, encubrir un soborno, e intervenir en el proceso electoral.
El Presidente, ahora candidato, se declaró “no culpable” y pronto después tomó su avión hacia su mansión de Mar A Lago en Florida.
Mientras tanto, sus seguidores más fervorosos llamaban a la protesta, y sus detractores hacían fiesta. La prensa del mundo entero registró este triste episodio de la política americana, algunos con júbilo, otros con preocupación.
Los preocupados tienen razón. En este episodio sórdido no hay ganadores. El país, ya dividido, se acerca a las elecciones de 2024 con varios problemas encima. La economía, la escalada de violencia en las ciudades, los ataques con armas de fuego, los líos en la frontera y la explosión de los opioides, y la enorme división entre izquierda y derecha.
En medio de estos líos internos está la guerra en Ucrania, que se alarga y se complica, generando divisiones internacionales. Biden, a pesar de sus buenas intenciones, asusta al país y frena a una nueva generación, al insistir con otra candidatura. En este contexto, la película de Trump no le conviene a nadie.
Los que esperaron con ilusión que este episodio fortaleciera el teflón del expresidente, con protestas y multitudes de solidarios fans se quedaron con las ganas. Trump como víctima de la Justicia no produjo la solidaridad que se esperaba. No hubo protestas masivas, y aunque entró un chorro súbito de dinero a su campaña, no se ha mantenido. Los republicanos, salvo una manada de fieles trumpistas, están cautelosos y no quieren poner todos los huevos en la canasta de un hombre enredado con la justicia. Otros precandidatos tratan de aprovechar el momento, pero no quieren verse como oportunistas.
A los demócratas que se emocionaron en redes sociales y visualizaron felices a un Trump con overoles de rayas tampoco les conviene este episodio. La distracción de este novelón pasará, el juicio es largo y ya se ha generado controversia sobre lo que algunos piensan es una cacería de brujas. La próxima campaña electoral en medio de un proceso judicial será brutal, y el resultado será un país aún más dividido. El republicano más famoso del mundo sigue teniendo la palabra, y la usará para crear división y desprestigio.
Pierde la Justicia, que a pesar de demostrar que nadie está por encima de la ley ya enfrenta críticas sobre la falta de pruebas de los cargos. El juez colombiano Juan Merchán, con una carrera ilustre, ya se encuentra en el ojo del huracán por haber donado quince dólares a la campaña de Biden en el 2020.
A nivel mundial, nadie gana. Estados Unidos, cuyo Gobierno se ha
esmerado en recuperar la voz geopolítica en los últimos años, hoy se ve como un país roto por dentro. Mientras se enredan internamente y se atacan entre sí, ganan los intereses de expansión de países sin democracia como Rusia, Irán, y China. En medio de una guerra en Ucrania, un país distraído se ve más pequeño en la Otan, donde Polonia ya tomó las riendas. Los europeos y latinoamericanos leen estupefactos los titulares y se reenvían aterrados las imágenes de un gran imperio que tanto habla de democracia cuando su sistema político parece partirse en dos.
Caleña. Graduada del Colegio Bolívar. Politóloga de Trinity College con Maestría en Estudios Latinoamericanos de Georgetown. Analista política y asesora para América Latina de Albright Stonebridge Group. Trabajó en Proexport en Bogotá y en la Cámara de Comercio de Cali. Fue subdirectora de la Oficina Comercial de Washington y jefe de prensa de la Embajada de Colombia en Washington.