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Mauricio Cabrera Galvis

Columnistas

Muy tarde y muy poco

El encarecimiento de los créditos de consumo, de vehículos y de vivienda ha causado que los hogares utilicen menos las tarjetas de crédito y consuman menos...

4 de febrero de 2024 Por: Mauricio Cabrera Galvis

Es la crítica más leve que se puede hacer a la reciente decisión de la Junta del Banco de la República de rebajar de 13% a 12,75% su tasa de interés: ¡Se demoraron mucho en hacerlo, y la bajaron muy poco, solo 0,25%!

Hay que recordar que la tasa de intervención (TIB) es la herramienta que utiliza el Banco para controlar la inflación y mantenerla en su meta de 3% anual. Si la inflación sube por encima de esta meta (sin importar la causa) el Banco sube la TIB para enfriar la economía disminuyendo el consumo y la inversión.

Cuando se estanca la actividad productiva y la inflación baja por debajo de la meta, el Banco baja la TIB para estimular la economía, como lo hizo con éxito en la pandemia, cuando la inflación y la TIB llegaron a mínimos históricos de 1,5% y 1,75% respectivamente.

Desde marzo de 2021, la inflación comenzó a acelerarse -por choques de oferta- y llegó a un máximo de 13,3% dos años después. La respuesta del Banco fue elevar la TIB en trece ocasiones hasta llevarla a 13,25% en mayo de 2023. De hecho, los dos últimos aumentos de la TIB los hizo el Banco cuando la inflación ya había empezado a descender.

La decisión del Banco es tardía por dos razones. Primero, porque mantuvo la TIB en su nivel máximo hasta diciembre del año pasado, es decir durante 8 meses, a pesar de que en ese período la inflación se redujo a menos del 10%.

La segunda razón, más importante aún, es que hace casi un año el Banco ya había logrado su objetivo de enfriar la economía. En efecto, después de alcanzar un crecimiento del PIB de 7,3% en 2022, para abril del año pasado el Dane reportaba una caída del 0,9% en su indicador de crecimiento de la economía, y el año cerró con un mínimo crecimiento de alrededor del 1%.

Es indiscutible el impacto de la subida de las tasas de interés sobre la actividad productiva. El encarecimiento de los créditos de consumo, de vehículos y de vivienda ha causado que los hogares utilicen menos las tarjetas de crédito y consuman menos, que se vendan menos carros y que se hayan dado miles de desistimientos en las compras de vivienda. También han dejado de pagarle a los bancos, cuya cartera de consumo vencido creció 53% en el último año.

También es tímida e insuficiente la decisión de bajar solo 0,25% la TIB. La diferencia con la tasa de inflación de enero será de 4,3%, que es la máxima registrada desde el año 2000. Y como no habrá decisiones de la Junta, sino hasta finales del mes de marzo, mientras que la inflación continuará descendiendo, esta diferencia se ampliará por encima del 5%.

El Banco ha sido mucho más agresivo cuando se trata de subir la TIB. En el ciclo anterior la subió 1,5% en dos oportunidades, y 1% en 5 ocasiones. Lo grave de ir tan lento es que el crecimiento seguirá frenado, pues el impacto de las menores tasas sobre la actividad económica tiene un rezago de unos 6 meses. El mismo Banco lo reconoce, pues su estimativo de crecimiento del PIB para 2024 es de solo 0,8%, lo cual es una profecía autocumplida, pues en sus manos está acelerarlo más si actuara más rápido.

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