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Angelino Garzón, columnista El País
Angelino Garzón | Foto: El País

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No seamos indiferentes

De modo que nada de dejarnos enredar o engañar en la formalidad prepotente de algunos voceros de las denominadas ‘disidencias de las Farc’ contra la COP16...

15 de octubre de 2024 Por: Angelino Garzón

En el caso de la lucha del Estado colombiano contra todos los grupos armados ilegales, el narcotráfico, la corrupción y los contaminadores del medio ambiente, sería un error en democracia permanecer indiferentes y no decirle públicamente a todos los integrantes de esas actividades ilegales que en la vida no todo vale, que los seres humanos somos finitos y no infinitos y que el Estado no puede decirle siempre sí a sus peticiones extravagantes y desconocedoras muchas veces de las realidades nacionales como internacionales.

Por eso, es entendible la operación militar integral y transparente que por orden del Presidente de la República se viene adelantando contra el denominado grupo armado ilegal ‘disidencias de las Farc’, a fin de recuperar la soberanía del Estado en el Plateado, corregimiento ubicado en la zona rural del departamento del Cauca- Colombia, la cual ha venido siendo afectada desde hace varios años no solo por ese grupo armado ilegal, sino también por el narcotráfico.

Pero como lo ha manifestado públicamente el ministro de Defensa de Colombia, Iván Velásquez Gómez, “para que tal operación tenga éxito en el futuro y se eviten errores cometidos en el pasado, es necesario, iniciar de inmediato la presencia social del Estado”.

Lo anterior, si se procura la participación activa de los habitantes de esa región, puede llevar a encontrar soluciones concertadas en temas tan complejos como la educación, la salud, el trabajo, la defensa y protección del medio ambiente e incluso llegar a la compra, por parte del Estado, de la coca que ya está sembrada. También contribuir a construir y mantener un canal secreto de comunicación del Estado con las denominadas ‘disidencias de las Farc’ a fin de estimular un camino de diálogo en el futuro en esa región y en otras regiones de Colombia entre el Estado y los grupos armados ilegales y del narcotráfico.

De modo que nada de dejarnos enredar o engañar en la formalidad prepotente de algunos voceros de las denominadas ‘disidencias de las Farc’ contra la COP16, pues se olvidan que, en la realidad, dicho evento internacional es patrimonio del mundo entero, de la humanidad, de Colombia y de Cali, la ciudad que con todas sus dificultades es una buena expresión de nuestro país a nivel ambiental, cultural, gastronómico y deportivo, entre otros.

Con el presente artículo he querido contribuir a una reflexión democrática a fin de que las personas no nos dejemos llevar por las apariencias, sino fundamentalmente por el contenido y la complejidad de la realidad, que exige de nosotros toda la capacidad para enfrentar los desafíos que nos impone la realidad y con esa misma mirada tenemos que ver integralmente nuestra COP16, a fin de que cada persona, así no estemos de cuerpo presente en ella, nos sintamos comprometidos con su éxito y ante todo con sus conclusiones a fin de que podamos corregir y proteger la vida y el futuro de nuestro planeta. En otras palabras, el derecho de los pueblos a tener un medio ambiente sano y sostenible.

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