Opinión
Orden
Todos sabemos que las ventas ambulantes son ilegales, corresponden a un uso que se encuentra contrario a la norma de espacio público, pero nadie hace nada por regular este comportamiento
Esta semana se anunció por parte de la Alcaldía, un logro que resulta importante para el desarrollo del centro de Cali como un lugar idóneo para actividades culturales, gastronómicas y de esparcimiento. Se lograron establecer unas reglas básicas para la ejecución de estas en el Bulevar del Río y sus calles aledañas. Normas que buscan estandarizar la música y el mobiliario del lugar haciéndolo más agradable a los visitantes.
Desde el mismo momento de la inauguración del Bulevar se buscó coordinar acciones que permitieran el desarrollo de distintas actividades en los negocios que daban a la zona peatonal. También se exploraron alternativas para utilizar el espacio público colindante con los locales, pero la normativa vigente desde ese momento imposibilitaba usar espacios públicos con fines privados. No fue sino después de la pandemia cuando usando la excepcionalidad de la norma, se permitió que fueran explotados por terceros. Por ejemplo, poner mesas en los andenes o en calles peatonalizadas.
Aunque esto no pareciera ser una gran innovación, pues es muy frecuente encontrarse con este esquema en muchas plazas y calles alrededor del mundo, para Cali es un gran paso. Es más, en nuestra ciudad las empanadas del Obelisco son un referente para locales y visitantes de un uso adecuado del espacio público. Se ha demostrado que es posible si se hace bien, con orden y respetando la zona.
La reglamentación debe ser precisa, duradera y aplicada. No puede ocurrir lo que tradicionalmente ha pasado con las ventas ambulantes. Todos sabemos que las ventas ambulantes son ilegales, corresponden a un uso que se encuentra contrario a la norma de espacio público, pero nadie hace nada por regular este comportamiento o mejor aún por corregir la norma. Adicionalmente, al no existir claridad en la política, y al ser permisivos con el abuso de la normativa estos escenarios se convierten en lugares donde negocios ilegales como el gota a gota y microtráfico son los que verdaderamente sacan provecho de la informalidad.
Hace unos días visité el Gato de Tejada y recorrí el paseo de las gatas, que sorpresa me llevé. Ese lugar antes era vigilado por la Cámara de Comercio de Cali, y permanecía en excelente estado. Hoy su cuidado, a cargo de la Alcaldía, deja mucho que desear. Ya aparecen varias ventas ambulantes que aprovechan la alta presencia de público y los guías están chateando por celular o ni siquiera hacen presencia.
Sin ningún control estos vendedores ponen su mercancía de tal forma que solo logran dañar la armonía del lugar. ¿Dónde está la autoridad? Seguramente escondida esperando que el fenómeno se haya esparcido por completo, sea incontrolable, para ahí sí tratar de llegar a acuerdos ya demasiado tarde.
No esperemos a que a lo largo de toda la ciudad ocurra lo del Bulevar del Río que solo intervino la autoridad cuando los hechos ya estaban rayando con la inseguridad. Celebro que se hayan llegado a acuerdos, pero no podemos quedarnos simplemente en la solución para un lugar de la ciudad. La política de espacio público debe ser integral.
Esta política debe ser coherente y respetar la naturaleza e identidad cultural de cada parque o calle peatonal de Cali. Qué bueno que los espacios públicos tengan vida, pero estas actividades deben velar por el orden, respetar la tranquilidad de las personas que hoy habitan las zonas y propender por el desarrollo de actividades legales que engrandezcan a nuestra ciudad.