Columnistas
Pálpito
Clara María Ochoa y Ana Piñeros -recientemente fallecida- como productoras lograron que los televidentes no nos moviéramos de las pantallas.
Sin duda alguna Alfred Hitchcock es el más grande director de películas de suspenso, de aquellas que atan al espectador al asiento del teatro o de la sala de la casa hasta conocer el desenlace, que solo se sabe en el último minuto.
Como buen aficionado, creo haber visto todas las películas de este artífice británico, que recaló en Hollywood en donde obtuvo sus más resonantes éxitos, exaltados por los críticos y reflejados en las taquillas.
Comenzó en Inglaterra en tiempos del cine silente. Ya con sonido filmó ‘Chantaje’, en 1929, pero el reconocimiento internacional le llegó con ‘Posada Jamaica’, en 1939, antes de su traslado a Estados Unidos.
En la meca del cine gringo rodó ‘Rebeca’, en 1940. Siguieron varios títulos estupendos. Cito al azar algunos: ‘La soga’; ‘Sabotaje’; ‘La sombra de una duda’; ‘Recuerda’; ‘Extraños en el tren’; ‘Psicosis’; ‘Yo confieso’; ‘La ventana indiscreta’; ‘Vértigo’; en fin, más de 30 obras maestras.
En las listas de mejores películas de la historia casi siempre aparece ‘Vértigo. Sin embargo, a mi juicio, en la cumbre está ‘La llamada fatal’, porque logró convocar un reparto estelar: Grace Kelly, Ray Milland y Robert Cummings. Rodada en un mismo escenario, el lugar del crimen, con frecuencia la repito y gozo como la primera vez que la vi en un teatro bogotano.
No se debe confundir suspenso con terror. El primero nos mantiene a la expectativa; el segundo nos produce miedo, como sucede en magníficas películas como ‘El resplandor’, de Stanley Kubrick, o ‘El bebe de Rosemarie’, de Roman Polansky.
Tengo a mi disposición casi todos los canales de ‘streaming’, y a mi televisor acceden Netflix, Disney, Star, Amazon Prime Video y YouTube. En esta última encuentro joyas que creía desaparecidas del mundo del cine.
En estos días un amigo me recomendó que viera ‘Pálpito’, la serie que pasa en Netflix. ¿Colombiana?, le pregunté. Sí, respondió.
Con cierta prevención me introduje en la serie y confieso que mi mujer se vio en aprietos para que me parara de la silla porque me cogía la media noche pegado de la pantalla.
‘Pálpito’ es una producción de altísima calidad, no solo por el tema central -el mercado negro de órganos humanos-, sino también por alcanzar alto grado de suspenso, sin caer en el melodrama, ni en el abuso de escenas subidas de color.
Clara María Ochoa y Ana Piñeros -recientemente fallecida- como productoras lograron que los televidentes no nos moviéramos de las pantallas. También se lucieron Leonardo Padrón con ese guion que parece salido de la pluma del inmenso Dalton Trumbo del cine norteamericano, y Camilo Vega, con la acertada dirección.
La nómina de actores y actrices, excelente, casi toda compuesta por compatriotas nuestros: Ana Lucía Domínguez; Michel Brown (argentino); Sebastián Martínez; Valeria Emiliani; Margarita Muñoz; Julián Cerati; Jaqueline Arenal; Moisés Arizmendi; Mauricio Cújar y Luis Fernando Sánchez.
En síntesis, CMO Producciones la sacó del estadio.
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