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¿Parte de la manada?
La venganza de Shakira ha sido demoledora, claro, produce billetes, factura, pero en su actitud, como en la de cualquier mujer herida y rencorosa, las secuelas de su comportamiento las asumirán sus hijos...
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No, no me gusta Shakira, la mujer vengativa que no aceptó que el amor se acaba. La mujer ‘vieja’ que creyó que el hombre o la pareja, debían someterse a un compromiso ‘para toda la vida’. La mujer posesiva y controladora que considera que el ‘sacrificio’ por su familia da licencia para que los suyos se vuelvan incondicionales.
La venganza de Shakira ha sido demoledora, claro, produce billetes, factura, pero en su actitud, como en la de cualquier mujer herida y rencorosa, las secuelas de su comportamiento las asumirán sus hijos, que además son hombres. El que sea Shakira, el que sea famosa y poderosa, no significa que las huellas emocionales no causen en sus hijos las mismas heridas que en una familia del barrio San Antonio. El esplendor de la fama encandelilla, pero no elimina las consecuencias.
Ella, 10 años mayor que Piqué, debió prever que en algún momento, el muchacho de 25 años, descrestado porque lo ‘escogiera’, lo mirara, iba a crecer, iba a salir del encantamiento y desear a una pareja que no lo tratara como a un hijo, sino como a un hombre. El ‘nuevo’ Piqué debía anhelar a una compañera, no una mamá controladora y poderosa. Entonces llega Clara (podría haber sido cualquiera), que lo sacara de ese bucle cómodo, pero asfixiante. Y Shakira no perdonó, aún más, no perdona. Y casi tres años después, todavía el deseo de venganza sigue tan visceral, dedicándoles pancartas y letreros que recuerdan aún su llaga. Que está abierta y sangra… El helicóptero con el letrero alusivo a Piqué, en Barranquilla, es contundente. ¿Hasta cuándo?
No soportó que la cambiaran por una más joven, tampoco que no se lo ‘confesara’. Cuando se trabaja con la condición humana, se acepta que aquello que se califica como mentira o engaño, no solo es responsabilidad del infractor, sino que la presencia y poder de aquel al que se le debe comunicar, también paraliza. Cuando alguien miente, el reclamo no debe ser tan solo para afuera ‘¿Por qué me mientes?’, sino también ‘qué tengo yo para que me mientas’. Entonces, en pareja, muchos de los comportamientos, responsabilidades, aciertos y desaciertos, son compartidos. No hay que olvidar que somos energía que fluye generando vibraciones y resonancias.
El dinero hace de las suyas monetizando el odio y la venganza, heridas emocionales convertidas en billetes. Pero ninguna cantidad anula la pérdida. Gane lo que gane, su éxito está construido sobre un duelo no procesado. El ego herido, impotente, pide más y entre más poderoso se vuelva ‘fuera del corazón’, más rabia produce el daño. Porque ese dolor no lo mitiga nada, ni la fama, ni el billete, ni los fans. Sola, en su corazón, está la herida. ¡Y sangra! Además, la identificación con una loba, constituir una manada para formar parte de ella, restregar el nombre de Clara (claramente) puede que sean ‘llamativos’, impacten y facturen, pero definitivamente son tóxicos.
Sus mandamientos desde el símbolo de loba no son contra la religión, no, denigran a la mujer que debe apelar a una fuerza instintiva para ser poderosa. Pareciera que Shakira sabe muy poco sobre el ‘cerebro del corazón’. Cada momento se construye una nueva cultura, y si las mujeres estábamos lastimadas por el poder y dominio masculinos, si estábamos deseando un cambio, la solución no es voltear la torta. Más difícil, pero claro, más sano, aprender sobre el amor. Y definitivamente Shakira no es la mejor maestra.
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