Columnistas
Propósitos ‘centrales’
El Mirador de Belalcázar debe su valor simbólico a que sobresale en el paisaje occidental de Cali, entre los cerros tutelares de Cristo Rey y Las Tres Cruces...
La Plaza o Parque de Caicedo o Cayzedo, en tanto la Plaza Mayor de Cali, debe recuperar su carácter de plaza, y su nombre, sin perder su recuerdo de parque, como ya se propuso en esta columna hace 20 años, para lo cual bastaría con reemplazar el prado por un suelo caminable, pero conservando el trazado de sus actuales senderos radiales que convergen en el monumento, el que desde luego seguiría allí, lo mismo que las icónicas palmeras. Y se podría ampliar hacia la Cr. 4ª reduciendo su ancho a los dos carriles que tiene antes y después, y haciendo un parqueadero subterráneo; y en el costado de la Cr. 5ª llevarla hasta la Catedral, haciendo ese tramo también subterráneo.
El Parque de El Peñón, junto con sus atardeceres, árboles, palmas, pájaros, perros, músicos y visitantes, es de gran valor ambiental y un hito del Centro de Cali, por lo que hay que eliminar las líneas aéreas que lo cruzan y ponerlas subterráneas, y prohibir los estacionamientos a su alrededor, los que podrían estar debajo de dichas calles. Y desmontar, de una vez por todas, la estructura metálica levantada en la parte de atrás del colegio de la Sagrada Familia, y cambiar el centro comercial en que pretendían convertirlo, por el discreto, pero elegante hotel y unos pocos locales comerciales que fueron aprobados inicialmente hace cerca de diez años de acuerdo con el carácter del parque y del barrio.
Las calles de San Antonio y San Cayetano se alegran con los turistas extranjeros y nacionales que caminan por ellas, junto con los visitantes locales que suben a la Capilla, pero la mayoría de los clientes de los restaurantes y bares no llega caminando o en taxi, sino que invaden sus calles con sus carros, y algunos locales generan ruido y bloquean los andenes con sus basuras que sacan a cualquier hora. Mucho ayudaría que hubiera un control efectivo sobre los usos del suelo, que se ampliaran y regularizaran los andenes, y que se hicieran parqueaderos públicos en la periferia de esos barrios patrimoniales, y prohibir el inconveniente estacionamiento de carros y motos en sus calles.
La Plaza de San Francisco es un lugar icónico en Cali gracias a la Torre Mudéjar, “la más bella de América”, como la llamó el profesor español Santiago Sebastián en su Arquitectura colonial en Popayán y Valle del Cauca, 1965, la que debe su valor a su originalidad, su ubicación en la ciudad, la inexistencia de ejemplos similares en ella, y su particular emplazamiento en la plaza, pero sobre todo a la singularidad de su imagen y construcción. Ojalá (del árabe: wa-sá Alläh: y quiera Dios) se hiciera un parqueadero público bajo la plaza y se densificara la arborización que se puso para recordar el volumen de las casas que la conformaban por su costado occidental, las que habían sido demolidas.
El Mirador de Belalcázar debe su valor simbólico a que sobresale en el paisaje occidental de Cali, entre los cerros tutelares de Cristo Rey y Las Tres Cruces; y por la importancia de su tema: nada menos que su fundación. Por eso debe ser acompañado de una serie de placas con la historia del hecho y la de su fundador, como también se propuso aquí cuando fue derribada la estatua en el 2021, y unir el parque a sus pies con el Parque del Acueducto mediante un amplio y verde paso peatonal por encima de la Av. de Circunvalación, debajo del cual podría permanecer la tradicional venta de mazorcas agregándole a la vía un carril para la parada de los carros y un CAI, como también ya se propuso.
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