Columnistas
Radio Miseria
Así como todos los días hay que comer para alimentar el cuerpo, todos los días alimentas el espíritu (mente, energía, como lo llames) con el nutriente que escojas.
Eres lo que piensas. Somos nuestros pensamientos. Imposible seguir desconociendo esta verdad que por todos lados se publica, se transmite, se informa. A quien escuchas que hable de salud mental o emocional, repite este mantra: eres lo que piensas. ¿Por lo mismo, qué es lo que piensas? ¿De qué te alimentas? ¿Cómo nutres tu mente? ¿Qué escuchas sobre tu presente o tu futuro? Acaba de concluir Exposer de Coomeva entregando maneras diferentes de abordar la vida de acuerdo a lo que piensas. Cada quien eligió asistir o no, pero no se puede seguir escondiendo la cabeza en el hoyo, como el avestruz, para excusarte diciendo ‘no sabía’, ‘a mí nadie me lo dijo’, ‘no tengo donde aprenderlo’.
Así como todos los días hay que comer para alimentar el cuerpo, todos los días alimentas el espíritu (mente, energía, como lo llames) con el nutriente que escojas. Desgracias, suposiciones, tragedias, pesimismo… entonces eso eres, aquello que escoges como alimento. Imposible sentirse bien después de consumir la dosis diaria de tragedia. Me impactan las personas que ‘voluntariamente’, por prevenir, se especializan en multiplicar noticias negativas ‘para que no te pase’. Su intención puede ser buena, no voy a negarlo, pero son de los que ‘contaminan’ el ambiente para conectarte con Radio Miseria y sentir que todo va mal, susceptible de empeorar.
¿Por qué nos regodeamos en la tragedia? ¿Por qué existe tal necesidad de ignorar la verdad científica (sí, verdad científica) que repite que somos lo que pensamos y nos perfila como humanos? Podría concluirse que existe un ‘propósito universal’ de no permitir que se viva mejor y a través del miedo limitar creatividad y bienestar. El miedo ‘obliga’ a buscar líderes que ‘dizque’ salven, pero suprimiendo fuerza interior para construir dependencia, dejando la responsabilidad en manos de otros.
No puedo cambiar al gobierno de turno, ni las condiciones políticas de mi entorno, pero sí puedo modificar mi forma de vida modificando mi manera de pensar. El cambio no viene de arriba hacia abajo, no habrá una ley que provea mejores condiciones de existencia. No, el cambio empieza por cómo vivo yo en mi entorno y dentro de mi círculo familiar y social. Y esa sí es mi responsabilidad personal. Como piedra en el agua, las ondas van expandiéndose.
Margarita Pazos, en Exposer, habló de Radio Miseria, la emisora interior que siempre te conecta con la desgracia y el victimismo. De allí no te saca nadie porque es tu voz interior que ‘disfruta’ con esa situación. Además, te acompaña el terrorista ‘Ysi’, que también se especializa en darte duro. “Y si hubiera asistido”, “y si hubiera contestado” “y si…”. El poder de la mente es inmenso para hacer daño: vivimos en un ‘valle de lágrimas’ y salir de allí, parece imposible.
Y como los pensamientos negativos son fruto de las creencias que tenemos para no merecer, nos estancamos en la desgracia. Aparecen ansiedad, angustia, depresión o enfermedades físicas que resuenan en el victimismo de Radio Miseria. Soy lo que pienso bueno o malo: internamente puedo construir una respuesta, depende de mí, es mi potencial de cambio. Pero el afuera y la supuesta desgracia externa no las puedo controlar, aunque en el 90% tampoco suceden. Solo sufro los efectos de imaginar la catástrofe y lastimarme con supuestos como si libre y voluntariamente escogiera la adicción al victimismo. ¡Es la mente!
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