Respetar el 1 de mayo

Parto de la base de que el Día del Trabajo no se puede convertir en el Día del Populismo. Ni el Ejecutivo, cualquiera que sea su tendencia, puede inmiscuirse en él ni salir el balcón para vociferar lo que le dé la gana, que ya sabemos serán palabras afiebradas de rabia, delirantes, polarizantes, con las cuales quiere dividir más al país.

Razón tienen algunos movimientos sindicalistas en estar incómodos -por decir algo- con esta intrusión presidencial.

El Día del Trabajo inició en 1889 en París para honrar a Los Mártires de Chicago, los sindicalistas que fueron asesinados, torturados y ejecutados por participar en las propuestas para la consecución de una jornada laboral de ocho horas. Un día Primero de Mayo que desencadenó el 4 de mayo, la Revuelta del Haymarket.

En esa época los obreros y jornaleros de la ciudad trabajaban en condiciones miserables, con jornadas exhaustivas, salarios de hambre y amenazas físicas, si no cumplían lo que sus amos o capataces ordenaban.

Se convirtió, a lo largo de los años, en una fecha - símbolo para los trabajadores y sindicalistas que reivindican sus derechos y exigen a sus empleadores un trato equitativo, de bienestar, salario digno y respeto individual y familiar. Se celebra en casi todos los países del mundo simultáneamente, menos en Los Estados Unidos y Canadá, que lo hacen en septiembre con su famoso ‘Labor Day’, organizado por La Noble Orden De los Caballeros del Trabajo.

Curiosamente, la primera celebración del Día del Trabajo en Colombia fue en Bogotá en 1914, llamado inicialmente ‘La Fiesta del Obrerismo’, pues en ese momento no existía ninguna organización sindical fuerte, aunque si nos remontamos a 1847 se creó la ‘Sociedad de Artesanos de Bogotá’, que exigía garantías para sus trabajos frente a las importaciones extranjeras.

En la actualidad los principales y más importantes sindicatos del país son Fecode, CUT (Central Unitaria de Trabajadores), CGT (Confederación General del Trabajo) y CTC (Confederación de Trabajadores de Colombia). Cobija a trabajadores gubernamentales, aunque la mayoría de los sindicatos son de naturaleza mixta o privados.

Colombia es el país de América Latina con menos sindicatos. Llegan máximo a 6000, o sea representan el 4% de la población. La masacre de líderes sociales, la guerrilla, la violencia y las amenazas pueden incidir en estas cifras, no sé.

Gracias a los sindicatos, los trabajadores han logrado hacerse respetar y acabar con la opresión laboral tan extendida, y su impunidad. No sobran algunas confederaciones que dejan mucho que desear, pero sí se han logrado muchas metas. Personalmente, las respeto y las admiro.

Sus dirigentes quieren preservar esa autonomía y ese espíritu crítico que históricamente los ha caracterizado por sus derechos laborales. Por eso no quieren que el presidente Petro sea el que invite a marchar. No es el día en que el jefe de Estado, de manera inoportuna, inaceptable y oportunista, se tome la vocería de esas actividades de los trabajadores.

¡Amanecerá y veremos!