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Mauricio Cabrera Galvis

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Resultados de las 1.000 empresas

La información de la Superintendencia confirma la gran concentración regional de las grandes empresas, donde a nivel país sobresale el centralismo bogotano, pero también en cada una de las regiones alrededor a las capitales departamentales

25 de junio de 2023 Por: Mauricio Cabrera Galvis

Los resultados de las 1.000 empresas más grandes del país muestran que el 2022 fue un año extraordinario. El total de sus ingresos operacionales se incrementó en 34%, y sus utilidades en 40,8%, que es muy superior al incremento del PIB nominal que fue de 22%. Esto puede significar un deterioro en la distribución del ingreso en la medida en que las empresas más grandes del país aumentaron su participación en el valor agregado por la economía.

Consecuencia directa de las mayores utilidades es la notable mejoría en la rentabilidad empresarial. El indicador usual de Retorno sobre Patrimonio (ROE) que había bajado hasta 7,6% el año de la pandemia, se recuperó a 14,4% en 29021, y subió a un excepcional 18,1% el año pasado.

Por supuesto, estos totales agregados esconden grandes diferencias entre empresas pues no a todas les fue tan bien, e incluso 139 empresas reportaron pérdidas por un total de $10,5 billones. Es un resultado menos bueno que en 2021, cuando 120 empresas tuvieron pérdidas por $9,8 billones.

También hay diferencias importantes por sectores. En el sector de Hidrocarburos y Minería solo hay 52 empresas, pero obtienen el 45% del total de utilidades, de las cuales más de la mitad corresponden a Ecopetrol, mientras que un número similar de empresas de la construcción (45), solo obtiene el 3,3% del total. Los grupos más numerosos de empresas están en los sectores de Manufactura (314) y Servicios (304), siendo más rentable el primero que recoge el 13,8% de las utilidades.

La información de la Superintendencia confirma la gran concentración regional de las grandes empresas, donde a nivel país sobresale el centralismo bogotano, pero también en cada una de las regiones se ve el mismo centralismo alrededor a las capitales departamentales.

En Bogotá se ‘registran’ 471 empresas que además son las más rentables toda vez que obtienen el 74% de las utilidades del grupo. A estas se deben sumar las 64 empresas registradas en Cundinamarca, que se ubican todas en municipios aledaños a Bogotá, como Chía, Cota, Cajicá o Mosquera.

Es relevante decir que se ‘registran’, porque otro aspecto del centralismo atávico del país es que en Bogotá se establecen muchas empresas que no producen nada en la capital pero que allí tienen su domicilio legal, posiblemente por la cercanía con las tres ramas del poder público. Así, por ejemplo, en la Sabana de Bogotá no hay un solo pozo petrolero ni una mina de carbón pero todas las empresas del sector están domiciliadas en la capital. Lo mismo sucede con el níquel, el arroz, el café el tabaco, para citar otros casos de producciones que se realizan en otras partes del país.

Antioquia y Valle concentran otro 29% de las grandes empresas, de manera que en otros 18 departamentos solo se ubican 186 de las 1.000 empresas. Peor aún, en 10 departamentos no hay ni una sola.

Si en Bogotá llueve en el resto del país no escampa. De las 185 empresas registradas en Antioquia, solo tres están por fuera del Valle de Aburrá, en Amagá, Marinilla y Apartadó. El resto en Medellín o los municipios aledaños como Bello, Itagüí, Envigado o Rionegro. En el Valle sucede lo mismo, con todas las empresas ubicadas en Cali, Jamundí, Yumbo y Palmira. Las más alejadas están una en Buga y otra en Zarzal. El centralismo no es exclusivo de los bogotanos.

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