Salud, formación, medioambiente y empleo para la Colombia del futuro

Podría parecer en principio un tanto utópico que el futuro de Colombia se pueda pensar en lo que se da en llamar Desarrollo Sostenible. Sin embargo, a pesar de los problemas que tenemos y nos lastran, debemos recordar que nuestro país es una democracia consolidada, con instituciones que la sustentan y que puede y debe entrar en un camino que siente bases firmes hacia ese objetivo de desarrollo. Esto es posible y es nuestro deber hacer el esfuerzo común por lograrlo.

Ese desarrollo sostenible vendría definido por la necesidad de conseguir un crecimiento económico que se conjugue adecuadamente con el respeto al medio ambiente y con la colaboración integral y respetuosa con el sector empresarial privado, y con ello, alcanzar el mejoramiento del bienestar social de la población urbana y rural.

En su dimensión económica, se trata de alcanzar un crecimiento económico sostenible entendiendo esto como justo, equitativo, eficiente en el uso de los recursos, capaz de generar empleo de calidad, con empresas y organizaciones de verdadera responsabilidad social corporativa y en constante innovación y dejando atrás los espacios oscuros de la economía ilegal.

En su apartado social el desarrollo sostenible significa perseguir y alcanzar un nivel decente de bienestar para las personas, empezando por los niños y jóvenes, y una reducción drástica de la desigualdad social y, por consiguiente, un alejamiento progresivo de la pobreza, incluyendo aspectos claves como el respeto a los derechos humanos, el derecho a una vivienda digna, el derecho a una educación pública de calidad gratuita y universal, el acceso para todos y todas a una salud igualmente digna y de calidad e implementando políticas de igualdad y de respeto al derecho de las personas a pensar y ser diferentes.

Un tercer pilar, el medioambiental, supondría atender a aquellos problemas que vienen derivados del cambio climático, de la mala utilización de los recursos naturales en términos de alta contaminación, impulsando políticas decididas en los medios de producción aprovechando las tecnologías últimas y la investigación y el desarrollo para avanzar en ellas y conseguir un mundo más sano y mejor.

Este panorama, contemplado ya y puesto en marcha en los países más desarrollados, es el espejo donde se debe mirar Colombia para subir ese peldaño que le falta.

Pero nada de lo antedicho será posible sin una educación de calidad, que llegue a todos nuestros niños y jóvenes en primer lugar, a la que hay que añadir una formación continua también de calidad para aquellos que desempeñando sus puestos de trabajos van a tener que reactualizarse a ese mundo tecnológico y cambiante y en constante evolución.

Al empleo, entonces, podremos llamarlo empleo de calidad y al medioambiente le podremos llamar limpio, a la sanidad la podremos denominar satisfactoria y a la vivienda digna. Y a todo lo podremos entonces definir, como Colombia, país de Desarrollo Sostenible.

En Colombia, unidos a pesar de nuestras diferencias, podríamos estar en condiciones de dar esa batalla para conseguir en el próximo futuro que el conjunto de la población urbana y rural, empezando por los niños y los jóvenes vivan mucho mejor y de manera digna.