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El multiplicar lo que recibimos solo se logra cuando damos y nos damos, cuando amamos y nos sacrificamos por otros. | Foto: Getty Images

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Siervos buenos y fieles, siervo malo y perezoso

Ojalá que podamos recibir el elogio de los que son buenos y justos y no el rechazo del malo y perezoso.

19 de noviembre de 2023 Por: Arquidiócesis de Cali

Por: monseñor José Roberto Ospina Leongómez, obispo de Buga

Nos cuenta Jesús otra parábola sobre el Reino de los cielos, para indicarnos la confianza de Dios en cada uno de nosotros, a fin de manejar lo que Él nos ha dado de la mejor manera posible; pero en esta parábola hay dos terceras partes que se tomaron en serio la oportunidad y se pusieron a trabajar eficientemente, mientras que una tercera parte es calificada de mala y perezosa. ¿En cuál nos encontramos nosotros?

Veamos la parábola: “Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco’. Su señor le dijo: ‘Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor’.

Lo mismo dijo el de dos. Pero cuando llegó el que había escondido el talento, dijo: ‘…Tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo’ El señor le respondió: ‘Eres un siervo negligente y holgazán… (y dijo a sus empleados): a ese siervo inútil échenlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes’.

Ninguno de nosotros pidió venir a este mundo… aparecimos aquí con una buena cantidad de cualidades y de oportunidades, es decir: de talentos. Seguramente hemos desarrollado muchos de ellos, pero el multiplicar lo que recibimos sólo se logra cuando damos y nos damos, cuando amamos y nos sacrificamos por otros; cuando, conscientes de estar en este mundo y ser visibles durante unos años, entendemos que todo es don de Dios, y que nosotros somos administradores llamados a embellecer el mundo, a posibilitar la convivencia, a dignificar a las personas, a promover la justicia y las oportunidades de educación, de trabajo, de desarrollo en todo sentido.

Se nos pedirá cuentas de lo recibido y de lo que hicimos con eso. Ojalá que podamos recibir el elogio de los que son buenos y justos y no el rechazo del malo y perezoso.

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