Opinión
Siloé se toma a España con tambores y ‘diablitos’
“Tambores de Siloé es un rescatista de muchos chicos en la ladera. Aquí no solo encontramos el destino en la música, sino que nos protegimos de la violencia”...
Al principio, hace 13 años, la idea era abrir una escuela de diablitos. “Los chicos que salían de Siloé a tocar a finales de año por toda Cali, disfrazados de diablitos, lo hacían con una técnica que, con el tiempo, les iba a lastimar sus muñecas y sus manos. Entonces se pensó en abrir una escuela de diablitos para mostrarles cómo coger las baquetas y el instrumento y tocar sin riesgos para la salud. Pero al final todo dio un giro a la música tradicional del Pacífico, al tambor, la marimba y en general la percusión y se cambió el formato con el nacimiento del grupo musical Tambores de Siloé, de la Fundación Sidoc”, cuenta Carlos Andrés Valencia Vega, quien, en el grupo, toca las congas.
Carlos es uno de los fundadores de Tambores de Siloé. Tiene 21 años. Al grupo llegó cuando era un niño hiperactivo de 8. Lo llevó una sobrina que, curioso, es mayor que él. La música, pensaron en la familia, podría aplacar la hiperactividad de Carlos. Así fue.
Lo que fijó su atención fue que en Tambores de Siloé hacían música con lo que tenían a la mano: tarros de pintura, baldes, tibungos, tubos de PVC, botellas de plástico, materiales reciclados. “No necesito comprar instrumentos tradicionales y costosos para hacer lo que me gusta todos los días”, pensó. Desde entonces ha permanecido en el grupo, al que considera una familia.
“Tambores de Siloé es un rescatista de muchos chicos en la ladera. Aquí no solo encontramos el destino en la música, sino que nos protegimos de la violencia y le cambiamos la cara, la representación, a Siloé. Somos un grupo de jóvenes con principios, con valores, que hacemos buena música y simbolizamos lo que es en realidad Siloé: una montaña de talento”, dice Carlos, que estudia Músicas Tradicionales Colombianas en el Instituto Popular de Cultura.
Tambores de Siloé está a punto de cumplir un sueño que ha perseguido por más de una década: hacer una gira internacional. Hasta el momento, lo más lejos donde se ha presentado el grupo es en Bogotá. Ahora tienen la oportunidad de viajar a España, pero necesitan del apoyo de Cali y ojalá de Colombia para lograrlo.
El grupo fue seleccionado como beneficiario de una convocatoria de Ibermúsicas para viajar a Valencia, donde además de ofrecer conciertos, los muchachos dictarán talleres de diseño y construcción de instrumentos musicales con materiales alternativos y presentarán un proyecto que realizaron junto a la Universidad de Los Andes y la organización Agrigento: contar la historia de Siloé a través de las historias de los músicos, de cómo sus familias llegaron a la montaña. Del proyecto surgió una canción: ‘Nuestras historias’.
El problema es que la beca costea seis pasajes a Valencia. Falta aún cubrir el hospedaje y la alimentación por diez días. Y por lo menos diez pasajes adicionales. El grupo principal de Tambores de Siloé lo conforman 14 jóvenes, además de su director, Moisés Zamora, y Alexandra Patiño Zapata, coordinadora psicosocial de los proyectos musicales del Eje de Prevención de la Fundación Sidoc.
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