Columnistas
Susurro del viento
Los hombres no parecen tener remedio. El cromosoma Y los predetermina. Por milenios tuvieron que ser agresivos para sobrevivir. Pero ya sus primitivos instintos no tienen cabida en un mundo civilizado.
A raíz del cruento ataque de Hamás, las redes sociales se vieron inundadas con infinidad de videos que mostraban un horror y sevicia inconcebibles.
Desde el ángulo de los perpetradores, la capacidad de crueldad abruma a cualquier ser sensible, y más cuando el autor filma e incluso disfruta la matanza. En cambio, quien lanza una bomba desde un avión siguiendo un mapa digital, puede sentirse desconectado del pandemónium que está generando. Para las víctimas, el sufrimiento y la muerte son iguales, independiente de si se realiza cuchillo en mano o con la barda protectora de la matanza a distancia.
Por eso la guerra resulta siempre absurda y las llamadas guerras limpias o la pretensión de hacerlas ‘humanitarias’ son un ejercicio de futilidad. No hay formas aceptables de destrozar o matar al prójimo.
El mundo se escandaliza con las víctimas ‘inocentes’ y el ataque a civiles, cuando la dinámica misma de los combates hace imposible que los objetivos sean puramente militares. Y, ¿qué quiere decir ‘inocente’? Una familia educa un niño con todo el esmero y dedicación y apenas llega a los 18 años, pierde por decreto la inocencia y adquiere el derecho a ser descuartizado en forma legal y tolerable porque forma parte de un ejército al que entró a la fuerza o con un engaño patriotero.
Afortunadamente, también circuló por las redes un video bellísimo hecho por Yael Deckelbaum/ Oración de las Madres (https://youtu.be/T-HDeVf9yhI), con la organización ‘Women Wage Peace’.
“Entre el cielo y la tierra Hay personas que quieren vivir en paz”.
Cantado en hebreo y en árabe, por mujeres que hacen un círculo en montañas desérticas, sonríen, expresan amor, se abrazan.
“No te rindas, sigue soñando de paz y prosperidad”.
Marchan unidas, abrazadas, todas las edades, todas las razas, por calles polvorientas, por grandes avenidas.
“Las paredes del miedo se derretirán algún día”.
La melodía y las imágenes, conmueven tan profundo que logran contrarrestar la repugnancia generada por la masacre.
“Nos reiremos con los niños - al sonido para que puedan descansar - de la guerra”.
¿Será posible conmover a los guerreros y convencerlos de tomar otro camino? Las mujeres han demostrado con sus conquistas pacíficas su capacidad para cambiar el mundo sin violencia.
Los hombres no parecen tener remedio. El cromosoma Y los predetermina. Por milenios tuvieron que ser agresivos para sobrevivir. Pero ya sus primitivos instintos no tienen cabida en un mundo civilizado. Si se repasa la reciente tragedia de Israel y Palestina, toda es imaginada y ejecutada por hombres, quienes deberían reconocer su obsolescencia y retirarse de las posiciones de mando, entregarle el poder a las mujeres para ver cómo resuelven las diferencias en forma pacífica. En la reciente conferencia de paz de El Cairo, solo el 15% eran mujeres. Desde luego, no hubo acuerdo. Por más utópico que parezca, la única esperanza de un mundo sin guerras es que los hombres reconozcan su condición de gorilas mal evolucionados y le cedan el mando a las mujeres.
“Un susurro de viento del océano Está soplando desde lejos…”.
“..Mis puertas se abrirán a lo que es realmente bueno”.
“..Escucha la oración de las madres/ Que haya paz/ Tráeles paz”.