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Toca jugársela

Los últimos años transcurrieron entre posiciones gremiales y consultorías con el sector privado. ¡Pero toca jugársela!

27 de enero de 2025 Por: Santiago Castro
Santiago Castro
Santiago Castro | Foto: El País

En octubre del año pasado publiqué en este mismo espacio una columna titulada ‘La hora de Cali’, donde, en resumidas cuentas, respaldaba la petición al Concejo Municipal de Cali de un cupo de endeudamiento por $ 3,5 billones de pesos. Mi razón expuesta era que “los astros no volverán a alinearse tan fácilmente; tenemos en este momento un alcalde con visión y empuje, una confianza ciudadana en su transparencia y gestión, proyectos madurados y estructurados...”. Y si bien manifestaba preocupación por el margen fiscal de la Administración Municipal, al final concluía: “Todas han contraído deuda adicional… Yo, por mi parte, prefiero que lo haga Alejandro Eder con transparencia, buenos proyectos, y buena ejecución”.

Resulta que, después de la aprobación de dicho cupo, recibo la llamada del Alcalde en diciembre para ofrecerme la gerencia del empréstito. La idea es que se cree un equipo interdisciplinario que garantice el cumplimiento de los aspectos técnicos, financieros, jurídicos, sociales y ambientales, de más de 30 proyectos que recuperarán y transformarán la ciudad. A todos habrá que aplicarles un riguroso sistema de seguimiento que asegure eficiencia en su estructuración, transparencia en su ejecución, y un impacto positivo que genere valor público a la ciudad. Pero por supuesto, primero hay que asegurar los cupos en las mejores condiciones posibles, tanto en la banca local como en la banca multilateral y/u organismos de cooperación.

Quienes me conocen entenderán qué decir ‘no’ a este reto no era una opción. No había ejercido función pública desde hace 11 años, siendo la primera ser concejal de Cali hace ya bastante. Los últimos años transcurrieron entre posiciones gremiales y consultorías con el sector privado. ¡Pero toca jugársela!

Ahora bien, en algo estaba equivocado frente a esta gran iniciativa; no todos los proyectos estaban ‘madurados’ y ‘estructurados’ como escribí en su momento, al menos no hasta niveles de factibilidad. Y si bien esto es normal, lo que sí implica es un reto de supervisión y acompañamiento a las áreas ejecutoras, para asegurar que lleguen a su fase final. Aquí buscaremos el acompañamiento permanente del observatorio ciudadano ‘Mi Cali contrata bien’, de la cooperación de Propacífico como aliado estratégico, así como el apoyo de la cooperación multilateral. Para fortuna de los caleños, y en lo que he podido apreciar, en la Alcaldía y sus dependencias se encuentra un equipo potente y dinámico, a pesar de todas las limitaciones inherentes a la administración pública.

Cali no solo se merece, sino que necesita, el impulso que este empréstito le confiere. En empleo estamos hablando de 38 mil nuevos puestos generados, entre directos e indirectos, a raíz de estos proyectos. Sería sacar a 55 mil personas más de la pobreza monetaria y la pobreza monetaria extrema. Es una apuesta social y económica de ‘invertir para crecer’ que le dará una nueva cara a la ciudad y la catapultará como la urbe pujante, bella, amable y solidaria, por lo cual tuvimos fama.

Por todo esto le dije ‘sí’ a Alejandro Eder y agradezco la confianza depositada en mí. Pero aceptar este reto significa también despedirme por ahora de esta columna, donde constantemente he puesto el dedo en la llaga sobre los graves desaciertos y peligros de la administración de Gustavo Petro. Mi opinión no va a cambiar al respecto, si bien guardaré prudencia frente a los interlocutores nacionales del gran reto de ciudad que asumo. Agradezco inmensamente a El País y a su directora, Vicky Perea, por este espacio que he amado, y sobre todo, a los lectores que han sido la razón principal de tantas desveladas. ¡Hasta pronto!

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