Opinión
Transporte subsidiado
Aunque existen dudas sobre las capacidades fiscales del gobierno, no hay chequera que aguante, solo ayudar a crear un nuevo esquema de financiación sería útil.
La propuesta del presidente Petro de ofrecer gratuidad en el transporte público a cambio de un pago en la factura de luz ha recibido sorprendentes apoyos como el de Enrique Peñalosa, su más aguerrido contradictor. La mayoría de alcaldes vigentes recibieron con beneplácito la propuesta sujeta a mayor detalle.
Claudia López en sus cálculos estimó que en el caso de Bogotá la contribución sería de 200 mil pesos, una cifra por fuera del alcance de la mayoría de ciudadanos. Sin saber la metodología para alcanzar esa cifra, lo que sí es un hecho es que la falta de empadronamiento en Colombia hace difícil la focalización efectiva. Considerando que el transporte público no tiene progresividad en tarifa, sería bueno tomar la idea del gobierno y explorar, por sí solo no es suficiente, la calidad e implementación son problemas.
Desde el Plan de Desarrollo de 2014, al transporte público se le abrió la puerta para subsidiarlo. La idea de que el Gobierno Nacional subsidie el transporte público, como ha insinuado el Ministro de Transporte, sería novedoso. Aunque existen dudas sobre las capacidades fiscales del gobierno, no hay chequera que aguante, solo ayudar a crear un nuevo esquema de financiación sería útil.
Pasar de un esquema de pagar por usar a otro donde todos contribuimos al transporte público, puede ser controversial, pero sin duda crearía una sociedad más igualitaria. El simple ejercicio de tomar el gasto anual y dividirlo por el número de predios, podría causar facturas de energía imposibles de pagar para la mayoría de colombianos, especialmente si viene un niño en energía el próximo año. Para poder calibrar una tarifa progresiva, hace falta tener mejor información de ingresos y saber cuántos miembros tiene cada hogar. Esto sería útil, no solo para optimizar el gasto en transporte público, sino para todos los subsidios.
El riesgo de fijar subsidios es que remueve el incentivo de buscar eficiencias operativas, en el caso de Buenos Aires estos subsidios pueden llegar al 1% del PIB nacional. La incapacidad de los mandatarios locales de eliminar el transporte paralelo causó en Colombia un déficit estructural de demanda y financiero para los sistemas masivos. Una oferta con precio cero eliminaría por la fuerza de mercado el transporte paralelo y solucionaría los temas de demanda de muchos sistemas.
Uno de los retos del costo de transporte en Colombia es que la estructura tarifaria no prevé una tasa diferencial para usuarios recurrentes. En la mayoría de ciudades, el ciudadano local paga tarifa diferente a la del turista. Adicionalmente, el factor salarial de subsidio de transporte, que desincentiva la formalización laboral, podría ser utilizado de manera más eficiente en un esquema de gratuidad en el transporte público. Un reto para abordar sería cómo manejar el transporte intermunicipal que es parte fundamental del mercado laboral.
Los sistemas de transporte masivo nacieron del pecado de muchos gobernantes que, con el afán de hacer obras, cargaron su construcción a la tarifa. Esto causó tarifas elevadas que significaron que no se materializó la demanda esperada. Después de pandemia, lo que venía mal resultó peor. Cualquier esfuerzo para reorganizar la financiación del transporte público es bienvenido, incluyendo la propuesta del presidente.
Regístrate gratis a nuestro boletín de noticias
Recibe todos los días en tu correo electrónico contenido relevante para iniciar la jornada. ¡Hazlo ahora y mantente al día con la mejor información digital!