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¡Urgente: no más trabas!

El nuevo gobierno en 2026 tiene la oportunidad de cambiar esta realidad desde el primer día, con una reforma regulatoria ambiciosa.

21 de febrero de 2025 Por: José Manuel Restrepo Abondano
José Manuel Restrepo, ministro de Hacienda
José Manuel Restrepo. | Foto: Cortesía - Ministerio de Hacienda

Pensando en construir con unidad y esperanza, e invitando desde la academia a sumarnos en propuestas, más allá de la agotadora ‘petrificación’, una primera invitación es a diseñar caminos para que Colombia crezca al 6 o 7 %. Una forma para lograrlo es reconocer que emprendedores, negocios y ciudadanos están ‘mamados’ de tantas trabas, trámites, permisos, certificados o autenticaciones, que, cuando los comparan con otros países del mundo, nos ponen como uno de los más enredados para invertir o crecer, y que además fomentan la corrupción.

El nuevo gobierno en 2026 tiene la oportunidad de cambiar esta realidad desde el primer día, con una reforma regulatoria ambiciosa. Países como Reino Unido o Canadá han implementado estrategias como la política ‘One-In, Two-Out’, que obliga a eliminar dos regulaciones por cada nueva aprobada.

En nuestro caso, la cosa debe ser más ambiciosa. Urge que la Dian unifique, en declaraciones semestrales o anuales, impuestos, más allá del régimen simple. Que Invima convierta la aprobación de medicamentos en un trámite de semanas y no de años, incluso cuando estos ya han sido validados en mercados avanzados. Que ICA avance en la facilitación de comercio internacional, que las notarías no sigan cobrando por autenticar documentos que podrían verificarse digitalmente, y que las superintendencias y las cámaras de comercio no encarezcan y entorpezcan la labor empresarial con trabas muchas veces innecesarias.

Los permisos de construcción pueden tardar hasta dos años, frenando proyectos claves, mientras que la importación de maquinaria y tecnología se ve afectada por papeleo excesivo que no agrega valor. Un caso emblemático es el registro de proponentes en las cámaras de comercio, que, en teoría, certifica la idoneidad de las empresas para contratar con el Estado, pero en la práctica solo impone costos adicionales sin garantizar transparencia ni eficiencia. Súmele la inflación de reglamentos técnicos o la demora de más de un día en crear o cerrar empresas.

Otro obstáculo absurdo es la obligación de actualizar documentos sin cambios reales, como el RUT, generando filas y trámites innecesarios. Con tecnología, estos procesos deberían ser automáticos o eliminarse.

A todo este letargo, agréguele nuestra creatividad legislativa inagotable, con más de 7000 regulaciones nuevas cada año. O usted ve necesario 20 nuevas normas diarias entre leyes, decretos, resoluciones o circulares. No se trataría de eliminar controles esenciales, sino de hacerlos más eficientes e incluso, ante más libertad de permisos, fortalecer el control ex post de obligaciones con sanciones más severas a quienes incumplan.

Dos casos exitosos recientes, de los cuales aprender, son el que lidera Elon Musk en USA, quien ha advertido sobre el peligro de la sobre-regulación, argumentando que muchas normas deberían tener una fecha de expiración para evitar su acumulación innecesaria. Y, de otro lado, el Ministerio de Desregulación y Transformación Productiva en Argentina, que ya logró reducir los ministerios a la mitad, reducir 10 % el empleo público, derogar 300 leyes obsoletas y de trabas, y eliminar monopolios estatales, como el postal.

Colombia tiene una oportunidad histórica para modernizar su economía, atraer inversión y facilitar la vida de los ciudadanos. Esta podría ser una primera propuesta para liberar al país de la pesada burocracia y allanar el camino hacia una mayor competitividad.

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