Ni uribismo ni petrismo
Petro ganaría por sus seguidores, pero también, por los que no quieren a Rodolfo. Rodolfo ganaría por los que añoran a Uribe, pero sobre todo, por los que no quieren a Petro.
13 de jun de 2022, 11:45 p. m.
Actualizado el 18 de may de 2023, 04:48 a. m.
Colombia pasó del antiuribismo al antipetrismo. Por primera vez en más de veinte años, en esta contienda todos querían no ser ‘el de Uribe’, y al final pasaron dos: Petro, su enemigo acérrimo y Rodolfo, que llegó a la segunda vuelta con apoyo del uribismo despotricando del uribismo.
Álvaro Uribe, el político colombiano más influyente de todos los tiempos, guarda silencio. La presidencia de Duque, que ha sido tan impopular, afectó irremediablemente la imagen del expresidente y él lo sabe. Por eso está tan desaparecido públicamente.
Pero este es un país en el que Petro no barre. Seguramente, en su tercer intento por llegar a la casa de Nariño, y luego de haber sido tan determinante durante las protestas y tan popular entre miles de jóvenes, pensaba que la tendría más fácil.
No. Este camino a la segunda vuelta está demostrando que Colombia no es petrista, ni uribista. Que Uribe y Petro tienen millones de seguidores, pero también, millones de contradictores que, entre otras, prefieren en el poder a un desconocido impredecible y chabacán como Rodolfo Hernández que a Gustavo Petro.
El inesperado nivel de popularidad de Hernández -un político que se las da de antipolítico, un presidenciable que no conoce el funcionamiento del Estado- solo se explica con el hastío de los colombianos frente al uribismo y al petrismo. Ni el uno ni el otro. El que gane el domingo no puede olvidarse de esto. Es un país con hambre, con rabia, con urgencias, con ganas de cambio, dispuesto a todo, a lo que toque, con tal de tener un futuro distinto. Pero ni Petro ni Rodolfo encarnan con esperanza ese futuro.
Petro ganaría por sus seguidores, pero también, por los que no quieren a Rodolfo. Rodolfo ganaría por los que añoran a Uribe, pero sobre todo, por los que no quieren a Petro. Y como el nuevo presidente será el presidente de todos, ojalá tenga claro que tiene a la mitad del país en contra.
Que la comunidad internacional nos mira, que se están jugando su credibilidad. En el caso de Rodolfo Hernández, además su abultada chequera, y en el de Petro su credibilidad y capacidad de gestión. Colombia es una olla a presión cuyo límite sale directamente desde la casa presidencial.
Sigue en Twitter @vanedelatorre
Periodista siempre, cocinera a veces, lectora cuando puede. Mamá y esposa.