Columnistas
Verdades editoriales
Hace poco más de seis años, el 28 de abril de 2017, uno de mis hijos me trajo la mala noticia: “Padre, se nos fue el Maestro”. En la casa le decíamos así.
Miguel Ángel Bastenier había decidido dejar prematuramente este barco de la vida y del periodismo. Para él, ambas cosas la misma vaina.
Esta semana lo recordé más que de costumbre. Y lo traje a la memoria mientras leía el editorial de El País de España titulado: ‘Crisis política en Colombia’.
Editorial que tampoco dice cosas nuevas, pero que quizás le sirva a quien va dirigido ya sea para que constate que las cosas van mal y empeorando, o para que incluya a ese diario en la lista de supuestos conspiradores que teje su compleja (y cada vez más misteriosa) interpretación de la realidad.
Quien escribe, podría dejar aquí el link para que la gente leyera esa posición del diario frente a lo que nos está pasando, pero tengo serios temores de que muchos no se tomen el trabajo de hacerlo. El mundo está hecho hoy de likes, para vergüenza de todos, comenzando por medios de comunicación que terminaron cayendo en eso, hasta hacerlo su razón de ser.
Voy entonces con algunos apartes:
“El Gobierno de Colombia afronta su peor crisis desde que asumió las riendas del país hace 10 meses con la promesa de un cambio profundo”: cierto, por encima del negacionismo y el “¿Intranquilos? ¡Qué va!”.
“Las tensiones de la coalición legislativa y el estancamiento de reformas clave obligan al mandatario a demostrar su capacidad de gobernar y a retomar la iniciativa con inteligencia para reactivar su agenda”: cierto lo primero, aunque sujeto a la improbabilidad de lo segundo. Más que a la inteligencia, a la falta de gobernabilidad.
“La más grave insinuación es la de Benedetti (en los audios hechos públicos por Semana, el paréntesis es mío) sobre la financiación de la candidatura. Las grabaciones filtradas se limitan a sembrar dudas, pero ensombrecen el horizonte del Ejecutivo”. Dudas que no admiten plazos para dar paso a la absoluta claridad.
“Este tsunami daña la imagen internacional de Colombia, pero ha tenido también consecuencias directas en la agenda de reformas que el Gobierno trataba de desatascar cuando faltan menos de dos semanas para que termine el periodo de sesiones”. Sí es tsunami y sí nos convierte en dudoso destino, más aún si las reformas, vistas desde fuera, no garantizan confianza.
“El Presidente ofreció un discurso en el que agitó el fantasma de un ‘golpe blando’”. Definición de fantasma de la RAE: “Visión quimérica como la que se da en los sueños o en las figuraciones de la imaginación”.
“La prioridad del Gobierno en este contexto debe ser evitar tanto la confusión como el recrudecimiento de la tensión social y política. La mejor vía para rescatar la credibilidad reformista de Petro pasa por gestionar con transparencia y voluntad de diálogo la peligrosa crisis actual”. Más que una receta, simple sentido común.
El mismo Bastenier, que en ejercicio de su quehacer periodístico habló, en su momento y como debe ser, con lo más visible de la derecha colombiana al igual que con la izquierda que hoy está en el poder, quizás hubiese firmado esa pieza. Incluso, a costa de que le cayera encima la satanización con que ahora quieren, en vano, espantar a la prensa en Colombia.
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Sobrero. Imperdibles los siguientes enlaces:
El País de España: ‘Crisis política en Colombia’https://elpais.com/opinion/2023-06-09/crisis-politica-en-colombia.html
El Espectador: ‘No se equivoque, presidente, ni pretenda confundir’ https://www.elespectador.com/opinion/editorial/no-se-equivoque-presidente-ni-pretenda-confundir/
El País de Cali: ‘Amenazada la libertad de prensa’ https://www.elpais.com.co/opinion/editorial/amenazada-la-libertad-de-prensa-1027.html
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