Columnistas
Voto anticipado
El resultado final no depende directamente del voto del ciudadano, sino de los conteos por cada estado según los representantes que tengan.
El 5 de noviembre los estadounidenses irán a las urnas a elegir al próximo presidente de su país. Sin embargo, el sistema electoral de Estados Unidos permite que los ciudadanos ejerzan su derecho al voto de manera anticipada, lo cual ha permitido que varios ya se hayan acercado a las urnas o hubieran enviado su voto por correo postal (modalidad que funciona bien desde la Guerra Civil en 1863).
Vale la pena recordar que allí la elección del presidente no es por voto directo, sino según los votos obtenidos en los colegios electorales. Es decir, el resultado final no depende directamente del voto del ciudadano, sino de los conteos por cada estado según los representantes que tengan. En otras palabras, los ciudadanos votan por uno u otro candidato en las elecciones, pero la suerte se define por otros factores. Ha ocurrido en la historia estadounidense que un candidato obtiene la mayoría del voto popular, pero no la de los colegios, o viceversa.
Esta elección, entre Kamala Harris, por el Partido Demócrata, y Donald Trump, por el Republicano, está aún muy reñida. Según The Economist, Trump tiene 53% de probabilidad de ser elegido, mientras que Harris tiene 47%. Mientras los candidatos siguen haciendo campaña para convencer a los indecisos, es importante analizar lo que ha sucedido con el voto anticipado.
En Georgia, por ejemplo, ya se están batiendo récords. Según datos oficiales, más de 1,5 millones de personas votaron en ese estado en los primeros ocho días de votación anticipada, comparado con el millón que lo había hecho en este periodo en 2020. En Nevada, los republicanos han obtenido más votos que los demócratas, mientras que, en Carolina del Norte, hasta el 23 de octubre, se habían contabilizado un millón de votos de los cuales los demócratas tenían una leve ventaja de 10.000. Se prevé que la participación ciudadana en todo el país este año será similar a la del 2020.
La pregunta es, ¿a cuál candidato le conviene una alta votación en los días previos al 5 de noviembre? Según The Economist, la respuesta ha cambiado con respecto a años anteriores. Por décadas, el Partido Republicano se beneficiaba cuando la participación electoral anticipada disminuía, mientras que el Demócrata lo hacía si esta era alta. Sin embargo, la cooptación del Partido Republicano por parte de Donald Trump cambió la ecuación. El expresidente ha sido fundamental para atraer a sus filas a personas sin estudios universitarios y motivarlos a votar, mientras que del lado demócrata la base de votantes está compuesta primordialmente por personas con títulos universitarios que esta vez han sido difíciles de convencer. Un ejemplo de esto es que, actualmente, más de 26 millones de personas ya han ejercido su derecho al voto, ya sea por correo o de manera presencial. De estas, la participación del Partido Republicano ascendió de 27% en 2020 a 32% en 2024. Por su parte, los demócratas, se mantienen estables en un 48%.
Aunque los demócratas deben estar nerviosos por esta tendencia, es muy temprano para vaticinar quién ganará. Solo queda esperar el resultado del 5 de noviembre y que el perdedor (o perdedora) acepte el resultado, para evitar eventos violentos como los del 6 de enero del 2021, incitados por Trump, y que amenazaron la institucionalidad democrática de Estados Unidos.
Coletilla: Quiero hacer un reconocimiento especial a Angélica Mayolo, María Leonor Cabal y Paula Douat, organizadoras de la exitosa COP16 en Cali.
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