Opinión
Cali Distrito: sí, pero no así
El desafío no es menor, pues es cambiar de una estructura de 22 comunas y 5 corregimientos a otra de 7 localidades, con sus respectivos alcaldes menores, los cuales deben tener como principal misión descentralizar los servicios de la ciudad desde las necesidades y el sentir de cada zona...
Hace cinco años el entonces presidente Juan Manuel Santos, tras un esfuerzo del Bloque Parlamentario del Valle, firmó la ley de la República que daba vía libre para que Cali fuera la séptima ciudad de Colombia convertida en un Distrito Especial. Además, con un apellido largo y sonoro: Cali Distrito Especial, Deportivo, Cultural, turístico, Empresarial y de Servicios.
Para ese entonces se esperaba que la reglamentación para darle cumplimiento a la ley no se demorara más de un año. No ha sido así. Han pasado dos gobiernos locales y los avances son pocos, o atropellados.
La noticia del cambio de estatus de Municipio a Distrito, se recibió durante la administración de Maurice Armitage. Entonces se creó una gerencia para encargarse del asunto tanto como pudo en ese momento, con unos recursos limitados y con una experiencia que dejó aprendizajes y derrotas. Con la llegada del alcalde Jorge Iván Ospina hubo en la práctica un borrón y cuenta nueva.
La dilatación de este proyecto llegó a tal punto que su estudio y aprobación fue rechazado dos veces por el actual Concejo. La sombra de una alcaldía cuestionada y con los más bajos niveles de aceptación, desde que se tiene registro, llevaron a esa situación.
Ahora todo parece haber cambiado. El proyecto presentado ante el cabildo fue aprobado en primer debate, a la carrera según algunos concejales que critican la falta de tiempo, y más en un contexto complejo como el actual, para hacer el análisis que amerita una iniciativa de este calibre, que busca la transformación administrativa de Cali.
El desafío no es menor, pues es cambiar de una estructura de 22 comunas y 5 corregimientos a otra de 7 localidades, con sus respectivos alcaldes menores, los cuales deben tener como principal misión descentralizar los servicios de la ciudad desde las necesidades y el sentir de cada zona. Las razones para no haber avanzado en estos años en la propuesta, no son solo políticas. Hay factores técnicos y un escollo aún mayor: la ciudad no tiene un mensaje definido de lo que será Cali Distrito.
La propuesta que hace trámite en el concejo tampoco da claridad sobre los ejercicios financieros para apalancar el proyecto y cómo se implementará en el transcurso de los próximos años. Una iniciativa de tal trascendencia no solo puede estar soportada en el papel; también requiere de infraestructura física y tecnológica para que estas nuevas localidades se articulen como el verdadero brazo operativo del Distrito Especial.
Por ello es la preocupación por la iniciativa actual. Si el Concejo la aprueba tal como está, sin los estudios concienzudos que amerita dar semejante paso, ya no habrá marcha atrás y quien deberá asumir toda la responsabilidad de poner en marcha el cambio será el alcalde que los caleños elijan el próximo 29 de octubre.
Algunos concejales tienen dudas, mientras desde los gremios locales se escuchan inquietudes por la celeridad que se le imprimió ahora, y por la ligereza con la que se ha discutido la financiación de tal reforma. Y está la comunidad, preocupada por lo que será la transformación de Cali municipio en Cali Distrito Especial. Transparencia, lucidez y certeza, es lo que piden los caleños.
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