Editorial
Ejercicio de autoridad
Lo que espera la ciudad es que la autoridad se imponga, para evitar conductas que puedan tener consecuencias nefastas para toda la comunidad.
La celebración del 31 de octubre en Cali es desde hace varios años sinónimo de desórdenes, desmanes y anarquía por cuenta de las caravanas de motos que, sin control, recorren la ciudad. A un día de esta fecha, hay que reiterar el llamado a los caleños para que se abstengan de participar en esos recorridos, mientras a las autoridades hay que exigirles que mantengan el orden y garanticen la tranquilidad en la capital del Valle.
En el momento en que Cali está unida alrededor de la COP16, evento que ha demandado un esfuerzo de los organizadores pero también de los ciudadanos, comprometidos con el buen desarrollo de la cumbre mundial sobre la biodiversidad, esa petición cobra aún mayor importancia. Los esfuerzos de la Fuerza Pública, de la secretaría de Movilidad, de la de Seguridad y de las demás dependencias del gobierno local, deben estar enfocadas en ello.
Hay que recordar en lo que se ha convertido la fiesta del Día de las Brujitas o el Halloween en años recientes: no solo en esa fecha si no en los días previos o posteriores, miles de motociclistas se convocan por las redes sociales, se apoderan de las calles, causan congestiones en las principales vías y atemorizan a la gente a su paso. Y son muchos los que aprovechan el caos que se genera para cometer crímenes de todas las calañas, escudados bajo disfraces que hacen difícil reconocerlos.
Frente a ello, lo que espera la ciudad es que la autoridad se imponga, para evitar conductas que puedan tener consecuencias nefastas para toda la comunidad. Los tiempos de la anarquía, en que se les permitió a los desadaptados actuar a su antojo, irrespetar las normas, quebrantar la convivencia ciudadana sin que se ejerciera sobre ellos ningún control, debe ser cosa del pasado.
No se trata, ni mucho menos, de ejercer la fuerza bruta de la represión, pero sí de poner orden, de que las leyes se cumplan y de que se salvaguarde la tranquilidad en la capital vallecaucana. En primer lugar, hay que dejar claro si las caravanas están prohibidas o si desde la Administración local se han otorgado permisos para su realización y por esa razón se les hará un acompañamiento, como se anunció en la mañana de ayer. De ser ese el caso, con mayor razón hay que garantizar que transcurran en paz, que se cumplan las normas y se responda por la seguridad de Cali.
La capital del Valle ha sido ejemplo de unidad, de alegría, de hospitalidad, de capacidad y de compromiso ciudadano, organizando una cumbre mundial de la biodiversidad que pasará a la historia por ser la que más delegados y visitantes recibió. Luego de que quedaran sin fundamentos los temores iniciales por los problemas que podrían afectar a la ciudad, sería absurdo que ello se borrara de tajo debido al descontrol de unas caravanas de motos durante el Halloween.
Por ello hay que reiterar el llamado a actuar con responsabilidad, que no se atiendan las convocatorias hechas en redes para asistir a esos desfiles motorizados y se permita que Cali permanezca en calma este 31 de octubre.
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