El Bulevar del Río
Cali, una ciudad con tantos atractivos, de clima cálido, con gente alegre, recursiva y hospitalaria, tiene en ese espacio una oportunidad para atraer visitantes, promover el turismo y volverlo un renglón importante de la economía local, que genere empleo y oportunidad de ingresos.
El Bulevar del Río tiene todas las características para ser ese gran paseo peatonal que identifica a las ciudades importantes, donde convergen la historia, la arquitectura y la belleza de lo natural junto a la mejor oferta cultural, gastronómica y comercial. Diez años después de su inauguración, ese espacio caleño, tan anhelado, sigue a medias, sin cumplir las expectativas y sin que se le dé el orden que lo convierta en el gran atractivo de la capital del Valle.
La idea no podía ser mejor. A la par con la construcción del túnel de la Avenida Colombia se haría el bulevar junto al río Cali, se recuperaría uno de los sectores más preciados de la ciudad y se desarrollaría un lugar abierto a toda la familia, ideal para eventos culturales, con tiendas, restaurantes y cafés, que conectara con íconos como la iglesia de La Ermita, el Teatro Jorge Isaacs, el Parque de los Poetas, el Puente Ortiz y el bicentenario Paseo Bolívar.
Esa gran alameda peatonal se hizo bien, tal como estaba proyectada, por ello cuando se abrió al público el 16 de mayo de 2013 colmó de orgullo a los caleños. La historia hoy se cuenta diferente. Su atractivo se mantiene, en especial cuando se convierte en la sede principal de celebraciones como la Feria Internacional del Libro, o en diciembre cuando la ciudad inaugura ahí su alumbrado navideño que es visitado a diario por miles de personas.
Pero los problemas se toman al Bulevar en el día a día. Hay inseguridad, escasa vigilancia, permisividad con la venta y el consumo de alcohol e incluso de sustancias ilegales, como lo aseguran los vecinos. Y se ha fallado en el ordenamiento y en la capacidad de las autoridades para hacer cumplir la normatividad, incluido el uso del espacio público. Quien se imagina ese paseo adoquinado con pequeños restaurantes, cafés al aire libre, tiendas, casetas de flores, sitios para el descanso o espacios culturales, se puede decepcionar.
Por ello la Administración Municipal debería concentrar sus esfuerzos en encontrar soluciones para el Bulevar del Río, escuchando los reparos de residentes, comerciantes y visitantes. Después, sí lo considera conveniente, podría pensar en proyectos como la peatonalización del corredor que lo conecta con el barrio San Antonio, e incluso la rehabilitación integral del centro de Cali, que merece integrarse, pero de manera ordenada, a este paseo en las riberas del río tutelar. Para conseguirlo es indispensable contar con la participación del sector privado, dispuesto a invertir y ayudar en su proceso de recuperación.
Cali, una ciudad con tantos atractivos, de clima cálido, con gente alegre, recursiva y hospitalaria, tiene en ese espacio una oportunidad para atraer visitantes, promover el turismo y volverlo un renglón importante de la economía local, que genere empleo y oportunidad de ingresos. Lograrlo requiere del compromiso y la gestión de la Administración Municipal, que no puede continuar ajena a los problemas ni evadir la responsabilidad de convertir el Bulevar del Río en aquello que se les prometió a los caleños.
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