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Editorial

El mensaje de las marchas

Escuchar esas voces es importante, además de necesario, para construir consensos que permitan conducir por un mejor camino a la Nación.

21 de junio de 2023 Por: Editorial .
Con gran afluencia de personas, avanza la manifestación en la capital vallecaucana.
Cerca de 8.000 personas marcharon en Cali el 20 de junio para protestar contra el gobierno de Gustavo Petro | Foto: Jorge Orozco / El País

Las voces de quienes marcharon ayer en varias ciudades del país para protestar en contra del gobierno de Gustavo Petro también deben ser escuchadas. El disenso respetuoso, el derecho a manifestarse y la libertad de expresión, son principios básicos del Estado de Derecho y la democracia que rigen en Colombia.

Lo primero para resaltar es que las marchas, en las cuales participaron según las autoridades cerca de cien mil ciudadanos principalmente en Cali, Bogotá y Medellín, transcurrieron en calma, con respeto y sin eventos qué lamentar. Fueron así mismo el escenario para que los manifestantes dejaran saber su oposición a algunas de las reformas que se tramitan en el Congreso de la República y pidieran claridad frente a los escándalos que rodean al Primer Mandatario, a algunos de sus más cercanos colaboradores y a integrantes de la Fuerza Pública.

Fue también el espacio para exigir respeto por la libertad de prensa y el cese de los hostigamientos que desde el propio gobierno y algunos sectores afines a él, se les hacen a los medios de comunicación y a su deber de informar. La Constitución Nacional y la ley protegen la labor del periodismo colombiano, así como se derecho a resguardar la confidencialidad de sus fuentes, oficio que, sin duda, tiene como principio fundamental la responsabilidad y la veracidad.

Los mensajes enviados durante las marchas realizadas este 20 de junio dejaron en claro que hay una parte importante de los ciudadanos, en la cual está representado ese casi 50 por ciento de los electores que no votaron por Gustavo Petro, que no está de acuerdo con muchos de los cambios que se pretenden realizar. Ello no implica que la mayoría de la población desconozca la necesidad de hacer de Colombia un país más incluyente, con mejores oportunidades para todos, donde los recursos públicos se manejen de forma transparente y el Estado llegue a todo el territorio nacional para llevar bienestar y desarrollo.

Escuchar esas voces es importante, además de necesario, para construir consensos que permitan conducir por un mejor camino a la Nación. La radicalización que hoy vive el país, impulsada incluso por el presidente Petro junto a sus aliados, y en la que no se puede negar la intransigencia de algunos sectores que hacen oposición, es el principal impedimento para avanzar en la transformación que necesita el país.

Los cambios en Colombia se deben levantar sobre los cimientos de su democracia, con claridad y observancia de la separación de sus poderes públicos, brindando garantías plenas a quienes ejercen el disenso, con respeto por la protesta pacífica, la libertad de expresión y el libre ejercicio del periodismo. Así mismo con la transparencia en el manejo del Estado y la preservación de una institucionalidad sólida.

Todo ello es lo que exigen los colombianos, que fue expresado también por quienes ayer salieron a las calles para ser escuchados por el Gobierno Nacional, por el Congreso de la República, por las autoridades judiciales y por el Presidente de la República.

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