El negocio del alumbrado
El alumbrado público es un negocio que generaría en los próximos 20 años cerca de $4,6 billones, una tajada más que interesante que puede despertar apetitos voraces. Ese dinero debería llegar a la ciudad de manera directa o por lo menos representarle beneficios importantes para la inversión que requiere Cali
En cuatro meses se vence el actual contrato del alumbrado público de Cali y como ha sucedido en ocasiones anteriores no hay claridad sobre el proceso de licitación que se adelantará para seleccionar al nuevo operador de ese servicio público básico, por el que se recaudan en promedio $160.000 millones al año. Por la importancia para la ciudad se espera que Emcali y la Alcaldía respondan cuanto antes a las inquietudes de los caleños.
Desde el año 2000 y frente a lo que se consideró la incapacidad de Empresas Municipales para realizar la labor, el Gobierno local decidió entregar la operación, expansión, mantenimiento y recaudo del alumbrado público a un tercero. Así fue como llegó a escena Megaproyectos, empresa del reconocido y poderoso empresario antioqueño William Vélez, que desde entonces y hasta la fecha, de manera directa o a través de terceros, ha sido la dueña del negocio.
El contrato, que inicialmente duraría hasta 2027, fue renegociado para que terminara en el 2015 pensando que para entonces ya Emcali habría salido de la intervención de la Superintendencia de Servicios Públicos y estaría en capacidad de retomar la operación. Sin embargo la fecha llegó y lo que se dio fue una sucesión de prórrogas que se extendió hasta diciembre de 2021, cuando al fin se escogió un nuevo contratista, Cali Iluminada.
El consorcio ganador además de ser el único proponente en la licitación, tenía como socio mayoritario, con el 70% de la participación a Megaproyectos. Es decir, además del nombre del operador, nada cambió. Y es lo mismo que puede suceder después del 30 de junio cuando termine el contrato actual. Todo indica que cualquiera de las decisiones que se tome para el próximo proceso licitatorio, quien va a ganar sí o sí es la empresa de William Vélez.
Si Emcali decidiera asumir el manejo del alumbrado público, necesitaría de Megaproyectos, el único que al parecer tiene la infraestructura y la logística en la ciudad para manejar el negocio. O pueden existir otros intereses, que toman cada vez más fuerza, como que es la oportunidad de Jorge Iván Ospina para poner a funcionar Caligen, la revivida empresa con la que el Acalde pretende dejar andando su fallida Cali Inteligente. Ahí también jugaría un papel esencial como socio o como inversor el señor Vélez.
Lo que se debe exigir desde ya es que primen los intereses de la ciudad y de los usuarios caleños por encima de cualquier otra pretensión. El monopolio que se ha creado, en el que no parece haber quien haga un contrapeso o presente una propuesta diferente, no debería eternizarse, como puede suceder desde mediados de este año, así se cambie el nombre del contratista.
El alumbrado público es un negocio que generaría en los próximos 20 años cerca de $4,6 billones, una tajada más que interesante que puede despertar apetitos voraces. Ese dinero debería llegar a la ciudad de manera directa o por lo menos representarle beneficios importantes para la inversión que requiere Cali en múltiples aspectos, incluida la modernización de su red de servicios públicos. Por ello se debe reclamar transparencia y que se le diga con claridad a los caleños cómo se realizará el proceso.