La elección del Ecuador

Volver al pasado populista heredado del correísmo y representado por Luisa González, o jugársela por el conservatismo que hoy tiene el rostro del joven heredero y millonario Daniel Noboa. La decisión la tomarán los ecuatorianos el próximo 15 de octubre cuando escojan en segunda vuelta a quien será su nuevo presidente.

Las elecciones del domingo anterior, atípicas porque fueron convocadas de manera anticipada por el presidente Guillermo Lasso tras disolver la Asamblea Nacional, evitar un juicio político en su contra y conjurar la crisis social que hacía tambalear a su gobierno, estuvieron precedidas por la más grave época de violencia y una zozobra generalizada en el vecino país.

El asesinato del candidato Fernando Villavicencio 10 días antes de los comicios, las amenazas de los grupos criminales que han surgido en territorio ecuatoriano y siembran el terror, así como la inestabilidad política que planea sobre la nación, hacían prever una jornada compleja e incierta. Al final transcurrió tranquila, con quien encabezaba las encuestas obteniendo la votación más alta, pero con la sorpresa de Noboa alcanzando el segundo lugar cuando no aparecía con posibilidades en la contienda.

No hubo mayorías absolutas, por lo que el balotaje se impuso. A pesar de los nueve puntos porcentuales de ventaja que González le sacó a Noboa, la heredera política del correísmo no tiene asegurado el triunfo el próximo 15 de octubre. Es la hora de las alianzas, y en la sumatoria el joven candidato de Acción Democrática Nacional puede salir favorecido. La sombra de Rafael Correa, condenado por la Justicia ecuatoriana por corrupción y prófugo de su nación, puede pasarle factura a la primera mujer con opción de llegar a la Presidencia en el país vecino.

El domingo también se eligió a la nueva Asamblea Nacional, donde el partido Revolución Ciudadana de González se impuso al obtener el 38% de los votos, seguido de la Alianza Gente Buena, coalición a la que pertenece el movimiento del asesinado Villavicencio, con un 21%, y Alianza ADN, de Noboa, con el 14,4%. De los consensos que se hagan dependerá que quien asuma el mandato presidencial el próximo 30 de noviembre tenga más margen de acción para gobernar.

Las expectativas no son pocas. El próximo Presidente recibirá una nación con los índices más altos de violencia de todos los tiempos, que deja en lo que va corrido del 2023 al menos 4300 personas asesinadas, en su mayoría víctimas de las disputas territoriales entre organizaciones del narcotráfico y la creciente presencia de grupos criminales.

Tendrá así mismo la obligación de reconciliar a un país en conflicto político, social y económico, que no duda en salir a la calle a protestar para ser escuchado, mejorar sus condiciones de vida o defender sus recursos naturales. Los dos plebiscitos votados también el domingo dejan ese último punto en claro: las mayorías le dijeron No a la explotación petrolera en la reserva Yasuní y a la extracción minera en el Chocó Andino.

El 15 de octubre se sabrá qué rumbo tomará Ecuador. Si prefiere regresar a la época del populismo impuesto por Rafael Correa, en lo que Luisa González llama “recuperar la Patria”, o prefieren el “nuevo país” que propone Daniel Noboa.