Editorial
La tragedia del Chocó
Al Chocó hay que brindarle oportunidades y llevar el desarrollo que se le ha negado por siempre, que se acabe la corrupción rampante que esquilma el erario e impide el progreso.
La cuenta de las víctimas mortales que han dejado los derrumbes en carreteras del Chocó en las últimas dos décadas, ya se perdió. No hay año en el que no ocurra un desastre por los deslizamientos de tierra, que se suceden en cualquier temporada estacional, o por el mal estado de las carreteras, mientras las soluciones a las precariedades que vive el departamento más pobre y vulnerado de Colombia no llegan.
Esta vez la tragedia deja cerca de 50 muertos, 34 confirmados y al menos una decena más de cuerpos por rescatar, así como 20 heridos. La historia es similar a la ocurrida el 4 de diciembre de 2022 en la vía Panamericana entre Chocó y Risaralda, donde un deslave sepultó a una buseta, provocando el fallecimiento de 34 personas. Y casi calcada a la del 24 de abril de 2016 en la carretera entre Condoto y el Valle del Cauca, que causó ocho víctimas mortales, también cuando un deslizamiento de tierra cayó sobre un bus intermunicipal.
Por ello la gobernadora del Chocó, Nubia Carolina Córdoba, reclama que, además de la visita fugaz que realizó el presidente Gustavo Petro a la zona de la tragedia, durante la cual el Mandatario de los colombianos declaró el estado de desastre natural para la región, se concreten los recursos que se necesitan para sortear los múltiples problemas que enfrenta el departamento. Una de las prioridades es mejorar la infraestructura vial, para que hechos como el del viernes 12 de enero y los anteriores no se repitan más.
Pero también se tienen que destinar los dineros públicos que permitan prestar de forma digna los servicios de salud, llevar educación a la población más joven, garantizar la seguridad así como restablecer el orden público en una región donde confluyen y se enfrentan los diferentes grupos criminales que operan en Colombia. Al Chocó hay que brindarle oportunidades y llevar el desarrollo que se le ha negado por siempre, que se acabe la corrupción rampante que esquilma el erario e impide el progreso.
El Gobierno Nacional, luego de la declaratoria de Emergencia, anunció la destinación de $500 mil millones para concluir el kilómetro que falta por construir de la carretera donde ocurrió la tragedia. ¿Para cuándo los recursos para las demás vías precarias, para cuándo los que se necesitan para suplir las necesidades más básicas de ese departamento, para cuándo los que permitirán enfrentar los problemas de orden público que agobian a sus poblaciones?
Lo sucedido es la demostración del olvido y la pobreza en la que vive la mayoría de los chocoanos, de la ausencia de un Estado que no alcanza a dimensionar, o poco le interesa, la realidad de uno de los territorios más ricos en recursos naturales, con mayor potencial y con menos posibilidades de desarrollo. Que no se repitan desastres como el ocurrido el viernes en la que carretera a la que llaman “la trocha de la muerte” y que no se sigan contando cada año por decenas las víctimas mortales.