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El muelle de St. Pete es visible cerca de las altas olas mientras el huracán Helene avanza hacia el Panhandle de Florida el jueves 26 de septiembre de 2024, en St. Petersburg, Florida.
La realidad es que la crisis climática está amplia y claramente diagnosticada desde hace mucho tiempo, pero los avances que la humanidad ha hecho para detenerla son muy pobres. -St. Petersburg, Florida. | Foto: AP

Editorial

Milton nos habla

Milton, entonces, es la consecuencia monstruosa del daño que el hombre le ha hecho al equilibrio natural del planeta.

9 de octubre de 2024 Por: Editorial

Las horas de pánico y angustia que viven los habitantes de la costa oeste de la Florida, en los Estados Unidos, por cuenta de la inminente llegada del huracán Milton, deben llamar al mundo nuevamente a una reflexión profunda sobre la crisis climática que enfrenta el planeta.

Los reportes que llegan desde esa región parecen el guión de una película de terror nunca imaginada por los más avezados escritores. Un meteorólogo se quiebra emocionalmente ante las cámaras de televisión al hablar de la magnitud de este fenómeno natural. Y la alcaldesa de Tampa, abrumada por la impotencia, advierte de forma tajante a sus ciudadanos: “Puedo decir, sin dramatizar en absoluto, que si decides quedarte en una de las zonas de evacuación, vas a morir”.

Anoche Milton volvió a escalar a categoría 5, después de haber bajado durante el día a 4. Y los científicos están cada vez más asombrados por su inédita evolución. La Nasa confirmó que se trata del huracán del Atlántico que más rápido ha pasado de depresión tropical a la categoría 5: apenas necesitó poco más de 48 horas para ese salto.

Y advirtió, una vez más, algo que muchos han pretendido desconocer: los huracanes se están volviendo más poderosos debido al fenómeno del calentamiento global. Para la ciencia es un asunto que ya no admite duda: el calor creciente del océano actúa como combustible del huracán. De hecho, estudios recientes proyectan un aumento del 7% en la intensidad de los ciclones tropicales, por cada grado centígrado adicional que suba la temperatura del mar.

Milton, entonces, es la consecuencia monstruosa del daño que el hombre le ha hecho al equilibrio natural del planeta. Y debería ser visto como un contundente llamado de atención para combatir el negacionismo y la falta de voluntad de la especie humana para actuar.

La realidad es que la crisis climática está amplia y claramente diagnosticada desde hace mucho tiempo, pero los avances que la humanidad ha hecho para detenerla son muy pobres.

La meta de lograr que la temperatura de la tierra no suba más de 1,5 grados centígrados parece ahora más lejana de cumplir. De acuerdo con las más recientes mediciones de la ONU, la probabilidad de limitar el calentamiento a ese nivel es de solo 14%.

Se estima que, si los países desarrollados no refuerzan su compromiso climático y reducen sus emisiones, a finales de siglo el aumento de la temperatura estará entre 2,5 y 2,9 grados centígrados por encima de los niveles que existían en la era preindustrial.

La solución implica eliminar los combustibles fósiles gradualmente y transitar hacia el uso de energías renovables, pero también pasa por reducir el desbordado consumo de bienes y servicios inútiles que caracteriza a la sociedad del Siglo XXI.

Tomar conciencia sobre la necesidad de hacer uso racional de los recursos es una tarea que le corresponde a cada ser humano. Solo así lograremos contener el apocalipsis que se asoma con fenómenos como el huracán que golpea a la Florida. Milton nos habla. ¿Lo escucharemos?

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