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Editorial

Pólvora y tragedias

La historia del país, y en particular del departamento del Valle, está plagada de accidentes causados por la pólvora, que de forma falsa se relaciona con la alegría y el júbilo de las celebraciones navideñas...

12 de diciembre de 2023 Por: Editorial
Pese al llamado constante de las autoridades del Valle del cauca, a no usar pólvora en la tradicional noche de las velitas, se presentaron 11 casos de lesionados. 7 de ellos fueron en Cali.
Pese al llamado constante de las autoridades del Valle del cauca, a no usar pólvora en la tradicional noche de las velitas, se presentaron 11 casos de lesionados. 7 de ellos fueron en Cali. | Foto: Jorge Orozco

Como ocurre cada año por esta época, Colombia empieza a contabilizar las tragedias provocadas por el uso indebido de la pólvora. Es la costumbre que se debe desarraigar de las tradicionales celebraciones decembrinas, que afecta en particular a los menores de edad y se convierte en motivo de desdichas para centenares de familias en el país.

En los primeros diez días del mes de diciembre ya se registraban 290 casos de personas lesionadas por pólvora en el territorio nacionales, de las cuales 100 son menores de edad. Son 35 quemados más que en el mismo periodo del año anterior y como suele suceder, el Valle del Cauca y Antioquia lideran esas estadísticas siniestras.

Cómo cambiar el patrón cultural que lleva a arriesgar la integridad física de los colombianos es una de las claves para impedir que se presenten más víctimas. La historia del país, y en particular del departamento del Valle, está plagada de accidentes causados por la pólvora, que de forma falsa se relaciona con la alegría y el júbilo de las celebraciones navideñas y de fin de año.

Se cuentan por miles las familias que han pasado en unos segundos de la felicidad a las lamentaciones porque sus niños o adultos cercanos sufrieron mutilaciones o incluso perdieron la vida por culpa de elementos pirotécnicos que hasta ese momento consideraban inofensivos. No hay tal, desde las más elementales luces de bengalas resultan un peligro para quien las manipule.

Esa es la razón para que cada año los municipios y departamentos decreten la prohibición de fabricar, comercializar y utilizar la pólvora, en particular durante la temporada de diciembre. Son decisiones que deben ser apoyadas por todos los ciudadanos, porque tienen como finalidad defender la integridad y la vida humana.

Oferta y demanda más necesidades económicas se usan para justificar una actividad que ha demostrado ser origen de dramas que pueden evitarse. Mal hacen quienes reclaman la derogación de las prohibiciones, argumentando que se persiguen tradiciones ancestrales o se impide el derecho al trabajo de los fabricantes y vendedores, que en su mayoría son informales. La producción y manipulación de los llamados fuegos artificiales solo deben dejarse en manos expertas y debidamente certificadas.

Son numerosos los casos de fábricas o bodegas clandestinas, desde donde se abastece el mercado ilegal en ciudades como Cali, que explotan, causan daños materiales en sus alrededores y generan en no pocas ocasiones pérdidas humanas.

Esas crónicas anunciadas de menores de edad lesionados, jóvenes quemados, adultos mutilados, son las que se deben evitar. Ante la amenaza que representa la pólvora y su manejo indiscriminado, que afecta además al medio ambiente incluidas la fauna y flora, las medidas represivas no se pueden alivianar.

Pero nada de ello funcionará ni será posible poner fin a las tragedias, mientras no se eduque a los colombianos para que cambien su actitud y erradiquen una peligrosa tradición que cada año se convierte en el verdugo para cientos de familias. Celebrar con alegría en estas festividades es posible, sin necesidad de usar pólvora.

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