Editorial
Reconciliación necesaria
La infraestructura es otra empresa en la que deben trabajar unidos la ciudad y el departamento. Es de esperar que el nuevo puente de Juanchito se termine antes de diciembre, pero queda pendiente la culminación de la doble calzada a Candelaria...
La unidad de Cali y el Valle para sacar adelante los propósitos comunes debe ser una prioridad para el alcalde y la gobernadora entrantes. A partir del próximo 1 de enero, cuando asuman sus mandatos, deben garantizar que las relaciones entre las dos administraciones entren en etapa de reconciliación, por el bien de la ciudad y de la región.
Para nadie es un secreto que después del paro de 2021, que afectó particularmente a Cali y al Valle, la articulación necesaria entre la Alcaldía de Cali y la Gobernación del Valle se rompió por las diferencias entre sus gobernantes en el manejo la situación, que se tornó violenta y se extendió por cerca de 60 días. Desde entonces el distanciamiento entre Clara Luz Roldán y Jorge Iván Ospina fue evidente, lo cual se reflejó en una falta total de conexión para resolver los asuntos que les son comunes.
Por ello es necesario hacer un llamado para que Dilian Francisca Toro, quien llega por segunda vez a conducir los destinos del Departamento, y Alejandro Eder, quien tendrá en sus manos la administración de la capital del Valle durante los próximos cuatro años, conformen desde el primer día un frente unido. Del trabajo coordinado dependerá que se avance en propósitos esenciales para caleños y vallecaucanos.
La seguridad es el primero de ellos. Cali es una de las ciudades más violentas del país y con los índices más altos de delitos como el hurto, mientras la criminalidad se extiende por el departamento, con municipios críticos como Buenaventura, Jamundí, Tuluá o Cartago.
Sin duda hay una correlación entre lo que pasa en la capital y en el resto de la comarca. El narcotráfico, tanto como el microtráfico, grupos armados ilegales, guerrillas o la delincuencia organizada tienen en la capital del Valle su epicentro, pero sus ramificaciones alcanzan al resto de la región. Por esa razón las respuestas tienen que ser coordinadas, a la vez que la demanda de apoyo de la Nación se debe hacer en conjunto.
La infraestructura es otra empresa en la que deben trabajar unidos la ciudad y el departamento. Es de esperar que el nuevo puente de Juanchito se termine antes de diciembre, pero queda pendiente la culminación de la doble calzada a Candelaria, igual sucede con la culminación de la ampliación de la vía a Jamundí o las obras en la Cañasgordas. Y está la definición de una nueva salida al mar desde Cali, un propósito en el que es fundamental el apoyo del Valle.
Hace pocos días se conoció la decisión del alcalde Jorge Iván Ospina de no darle el aval financiero del municipio al Tren de Cercanías. Nada justifica que a un medio de transporte necesario que mejorará la movilidad entre a Cali, Jamundí Palmira y Candelaria, en el que además se lleva años trabajando y que ya tiene los estudios de factibilidad, se le ponga ese palo en la rueda. El entrante Mandatario local ha dicho que le dará continuidad al proyecto, por lo que es de esperar que en ese punto también haya concordancia con la nueva Gobernadora.
Y no se puede olvidar que del liderazgo y la vocería conjunta que ejerzan ante el Gobierno Nacional dependerá que se les preste a Cali y el Valle la atención que se merecen del Estado central. Unidos serán más fuertes.