Editorial
Trump, el reseñado
Por increíble que parezca y pese a la división profunda que genera en su Nación, que va de la idolatría al odio, las encuestas lo dan como el probable vencedor.
La situación es paradójica: el primer expresidente de los Estados Unidos en entregarse a la Justicia, ser fotografiado y reseñado en una cárcel de su país, al que se le siguen cuatro procesos penales por diversos delitos, es a su vez el que tiene más opciones de convertirse en el próximo ocupante de la Casa Blanca. Habrá que ver cómo se desarrollan los juicios que apenas comienzan y si su Partido Republicano se arriesga a convertir a Donald Trump en candidato, aunque pueda terminar condenado y encerrado en una prisión.
Como suele hacerlo, el jueves anterior Trump volvió un espectáculo mediático su entrega en la cárcel del condado de Fulton, Atlanta. Desde la salida de Nueva Jersey en su avión privado, la larguísima caravana que lo condujo del aeropuerto de Georgia hacia el Centro Penitenciario, la foto de su reseña en la que sale malencarado y que le sirvió de imagen para regresar a Twitter luego de dos años de silencio impuesto, así como la rueda de prensa en la pista de aterrizaje, antes de partir de nuevo, el expresidente estuvo en la mira de la opinión pública y de la prensa.
Lo anecdótico, sin embargo, se desvanece frente a la gravedad de los juicios que enfrenta Donald Trump. Este, el que lo llevó a entregarse en la cárcel de Atlanta, y de donde salió en minutos luego de preacordar el pago de una fianza por US$200 mil, tiene que ver con su intento -y el de al menos 18 de sus más cercanos colaboradores, también coacusados- por tratar de revertir los resultados de las elecciones presidenciales de 2020 en Georgia.
Además, enfrenta otros tres procesos: uno por intentar de impedir que el Congreso certificara el triunfo de Joe Biden, incitando a sus seguidores a tomarse el Capitolio en Washington el 6 enero de 2021, hecho en el que murieron cinco personas; otro más por llevarse de la Casa Blanca documentos confidenciales hacia su mansión de Mar-a-lago, con lo que habría violado la ley de espionaje; y otro más por posible transgredir las leyes de financiación electoral por supuestamente falsificar las cuentas para ocultar un pago hecho a una examante, ‘Stormy Daniels’, con el fin de silenciarla sobre sus amoríos.
De la celeridad con la que actúe la Justicia en esos casos, lo que estará marcado según los especialistas por los intentos de sus abogados de dilatar lo más que puedan el inicio de los diferentes procesos, cada uno presentado en un estado diferente de los Estados Unidos, puede depender el futuro del expresidente y si su intento de lanzarse de nuevo para la próxima campaña electoral se consolida.
Por increíble que parezca y pese a la división profunda que genera en su Nación, que va de la idolatría al odio, las encuestas lo dan como el probable vencedor. En esa decisión influirá así mismo la conducta del actual presidente, Joe Biden, quien busca permanecer cuatro años más en el primer cargo de la mayor democracia del mundo, y a quien le pasan factura los manejos erráticos durante su mandato, su avanzada edad y su falta de carisma.
Serán los estadounidenses quienes tengan la última palabra cuando elijan presidente el 5 de noviembre de 2024.