Editorial
Una tarea pendiente
Es clave no ver los homicidios como una simple cifra que se ubica en un gráfico o en cuadro.
Las cifras de los homicidios en el Valle del Cauca durante el 2024 son preocupantes. Según los datos del portal de Gestión de Delitos del Departamento, entre el 1 de enero y el 8 de noviembre, en nuestra región (sin contar los homicidios de Cali) fueron asesinadas 1102 personas, lo que representa un incremento del 3% si se compara con el mismo periodo del año anterior, cuando iban 31 casos menos.
Titulares como ‘Balacera en Palmira dejó a una bebé muerta y a cuatro heridos’, ‘Masacre en Ansermanuevo, Valle, deja tres muertos y captura de sicarios’ o ‘En Florida, Valle, tiroteo en un velorio dejó un muerto y cuatro heridos’, son algunos con los que los medios de comunicación han registrado los diferentes asesinatos que han ocurrido este año en la región. Este delito en la región no discrimina edad, sexo, ciudad o estrato socioeconómico.
Si bien en la Gobernación se dijo, desde el primer mes del año, que la seguridad era uno de los temas más importantes a tratar, y aunque se han logrado avances en la reducción de delitos de alto impacto como la extorsión en el centro del departamento o los casos de secuestro, los homicidios, que a fin de cuentas es el delito más grave de todos, sigue con saldo en rojo.
El coronel Giovanny Cristancho, comandante de la Policía del Valle del Cauca, ha puesto en marcha diferentes estrategias para evitar que las retaliaciones entre bandas delincuenciales terminen en masacres. Sin embargo, en lo corrido del año, según cifras de Indepaz, en la región se han presentado 10 asesinatos múltiples que dejan un saldo de 33 víctimas, de las cuales 26 han sido hombres, 3 mujeres y 4 cuerpos no se han podido identificar.
Para que en el 2025 estas cifras no se repitan es clave que la Gobernación, Policía del Valle, Ejército, Armada y demás instituciones trabajen de la mano para poner en marcha estrategias no solo de choque. Hay que insistir en los proyectos sociales que ayuden a que los jóvenes de los lugares más lejanos del departamento puedan acceder a estudio, ya sea carreras técnicas o profesionales, paro que no sean seducidos por integrantes de grupos ilegales que sí llegan hasta estas zonas apartadas, donde muchas veces es escasa la presencia de la Fuerza Pública.
Es clave que las autoridades hagan presencia permanente en los sectores rurales de Jamundí, Palmira y Cartago, pues cada uno de estos municipios ya superó los 100 homicidios en 2024 y gran parte de ellos han ocurrido en zonas alejadas del casco urbano.
Sería importante examinar qué estrategia se está aplicando en la extensa zona rural de Buenaventura para reducir los asesinatos en este distrito, donde se pasó de tener 104 entre enero y octubre de 2023, a 60 en el mismo periodo del año en curso.
Es clave no ver los homicidios como una simple cifra que se ubica en un gráfico o en cuadro. Cada persona fallecida, así tenga antecedentes judiciales, es un drama para una familia, es un padre que deja de ver crecer a sus hijos o un hijo al que su madre llorará.