Crímenes de odio
Como lo reconocíó el presidente Biden, el crimen fue producto del odio que se promueven los racistas, acompañado por la libertad para portar armas.
Como le está ocurriendo con frecuencia, Estados Unidos vuelve a registrar la aparición de tiradores que asesinan de manera indiscriminada.
Ahora fue la ciudad de Buffalo, donde un joven asesinó en un supermercado a diez personas y dejó heridas otras tres, antes de entregarse a la policía.
Esta vez, el joven de dieciocho años se justificó en el racismo blanco, escribió en las redes sociales su rechazo a lo que los supremacistas llaman “la teoría del reemplazo” con la cual explican que las personas de raza blanca son reemplazadas por personas de color.
Y se dirigió al supermercado que antes había visitado, disparando contra personas de raza negra.
Como lo reconocíó el presidente Biden, el crimen fue producto del odio que se promueven los racistas, acompañado por la libertad para portar armas.
Es la mezcla funesta que está detrás de gran parte de los asesinatos masivos en los Estados Unidos, y que, al parecer, no tiene posibilidades de detenerse.
De nuevo la sociedad estadounidense, cuyo origen está en la migración que ha llevado a todas las razas posibles a ese país, padece de un crimen ejecutado por el odio racial que se inculca a jóvenes como el autor de la brutal masacre en Buffalo.
Y como lo afirmó el hijo de una de las víctimas: “Esperas que sigamos haciendo esto una y otra vez, perdonar y olvidar, mientras que las personas que elegimos hacen todo lo posible para no protegernos”.