El secuestro de militares
No se puede permitir más que la retención ilegal de integrantes de las Fuerzas Armadas se utilice como forma de manipulación o para obstaculizar sus labores.
El secuestro de soldados no puede ser la respuesta de las comunidades a las acciones de las autoridades.
Esta vez ocurrió en zona rural del municipio de Toribío, en el Cauca, donde 16 uniformados adscritos a la Tercera División del Ejército fueron retenidos por cerca de 700 personas cuando adelantaban un operativo para capturar a un hombre requerido por los delitos de homicidio agravado, fabricación, porte y tenencia ilegal de armas de fuego.
Según un comunicado del Ejército Nacional, para obstruir la detención del sindicado, quien habría resultado herido durante el proceso, habitantes de la vereda La Pila e integrantes de la guardia indígena rodearon a los soldados y los detuvieron ilegalmente.
Como bien lo dijo el Fiscal General de la Nación, lo ocurrido en Toribío es un secuestro y como tal debe ser denunciado.
Frente a ese hecho el Gobierno Nacional está en la obligación de pronunciarse, exigir el respeto hacia sus Fuerzas Militares y pedir que se apliquen las sanciones a que haya lugar.
No se puede permitir más que la retención ilegal de integrantes de las Fuerzas Armadas se utilice como forma de manipulación o para obstaculizar sus labores.
Ni que se llegue a situaciones como las vividas hace algunas semanas en San Vicente del Caguán, donde en hechos similares un uniformado de la Policía fue asesinado mientras el Estado terminó doblegado frente quienes secuestraron a 80 servidores de la Fuerza Pública.
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