Política
Alcocer, donde reside el poder de la Casa de Nariño
La extralimitación de funciones, el excesivo uso de recursos del Estado y el poder político que maneja la Primera Dama le están generando aún más desgaste a la gobernabilidad de Petro.
Redacción de El País
“Hay que reevaluar el rol de la Primera Dama”. “Es una versión de María Antonieta”. “Parece que cumpliera funciones de un ministro”. “Opaca las labores de la Vicepresidenta”.
Esos son algunos comentarios de analistas y líderes políticos al referirse a la primera dama, Verónica Alcocer, quien no deja de estar en boca de todos a propósito del derroche de los recursos de la Nación y sus innegables atribuciones políticas, que ponen en entredicho hasta dónde debe llegar el poder de la esposa del Presidente.
“Es una persona que quita y pone y que toma decisiones supremamente importantes al interior del Gobierno, eso se ha venido demostrando con algunas de sus actuaciones. No es una primera dama discreta, como lo han sido otras en Colombia, porque no ha habido una que tenga un papel tan protagónico e incluso que tuviera parte en decisiones políticas”, señala el abogado y analista Andrés Fandiño.
Para él, a diferencia de María Juliana Ruiz (esposa de Iván Duque), María Clemencia Rodríguez (Juan Manuel Santos) y Lina Moreno (Álvaro Uribe), Alcocer “no es la figura de primera dama que lidera una agenda de asuntos sociales, que es una cara amable, que es la esposa del Presidente y que no se mete en discusiones políticas, sino que ella es todo lo contrario”.
El último escándalo se dio luego de que la Silla Vacía revelara el ‘séquito’ que acompaña a la esposa de Gustavo Petro en sus viajes, entre maquillista, fotógrafo y asesora, que le cuestan a la Nación cerca de $ 1000 millones al año, llevando a que fuera comparada con María Antonieta de Austria.
Si bien su sueldo no supera el de un ministro, el costo de los viáticos de cada uno es desbordante.
El fotógrafo, Mauricio Vélez, gana al mes $ 20 millones y sus viáticos son de más de $ 62 millones. Fady Flórez, maquillista y asesor de vestuario, gana $ 10 millones mensuales y sus viáticos son superiores a los $ 49 millones.
Asimismo, la encargada de logística gana más de $ 20 millones, adicionales a otros $ 24 millones de viáticos. Finalmente, su asesora gana un total de $28 millones mensuales.
Al respecto, la politóloga María Alejandra Arboleda menciona que Alcocer “está gastando unos recursos públicos que no han sido asignados para la Primera Dama y además los colombianos no votaron por ella, entonces no está claro su rol en la Administración, porque está asumiendo funciones que le están costando mucho dinero al país”.
En ese sentido, las fuentes consultadas coinciden en que la esposa de Petro hace que una vez más el Gobierno del ‘cambio’ choque con su narrativa de campaña de mantener la austeridad que acompaña a las clases populares.
Por ello, tras conocerse lo que le cuesta al país mantener los gustos de Alcocer, estalló una serie de críticas que pedían que su papel en el Ejecutivo fuera reconsiderado.
“Nadie nos dijo que el ‘cambio’ en Colombia vendría con nuestra propia versión de María Antonieta: abusos, derroche, influencias políticas indebidas y favorecimiento descarado a los amigos. Pero en la revolución tropical los nadies no reprochan, sino que la justifican como focas”, comentó la representante a la Cámara Catherine Juvinao en su cuenta de X.
Para Fandiño, “un séquito de personas que cuestan más de 250 mil dólares, en el que está su mejor amiga, donde tiene un fotógrafo, un maquillador y un asesor personal para su vestuario y que el total de los sueldos superan el de un ministro, es muy grave y le genera un ruido innecesario a la Casa de Nariño. Pareciera que el mismo Presidente no tuvieron control sobre los gastos de su esposa”.
De su lado, el analista Jorge Tamayo anota que “tenga o no a esas personas consigo no es el problema, lo malo es que contradice las banderas iniciales de prudencia en el gasto público. A la Primera Dama se le pueden asignar funcionarios que la acompañen, si es la determinación de la Dirección Administrativa de la Presidencia, pero eso va en contra del discurso ideológico y político de la Administración”.
Explica que “la figura de Alcocer no tiene ningún papel, porque la Constitución y la ley no se lo da, sino que es una costumbre y dentro de los gastos del Gobierno se suelen establecer algunos montos para garantizar que, en representación de la Nación, ella esté adecuadamente presentada”.
“Sus labores de ministro”
El poder de la esposa de Gustavo Petro se empezó a ver en abril del año pasado, cuando llegó sorpresivamente al Congreso, luego de que se aplazara el debate de la reforma a la salud por la presentación de varias recusaciones realizadas por la oposición, que entrabaron la discusión.
En el recinto se reunió en privado con los entonces ministros del Interior, Alfonso Prada; de Salud, Carolina Corcho, y el expresidente de la Comisión Primera de la Cámara Agmeth Escaf, amigo personal de Alcocer.
En su momento, varios sectores indicaron que esa fue una intromisión innecesaria y hasta intimidatoria, que fue tomada como un mensaje claro de su parte, puesto que en ese momento el Mandatario se hallaba de viaje oficial en California, Estados Unidos.
“Asume roles que debe tener un ministro del Interior, no una primera dama, y al mismo tiempo invisibiliza a la Vicepresidenta. Alcocer tiene una forma de ser y un estilo que en su momento quizá les haya ayudado a Petro en campaña y le dio muchos votos, pero llega ahora a asumir unas labores que no le corresponden y además con mucho poder”, advierte la politóloga Arboleda.
De acuerdo con ella, Fandiño analiza: “Lo que estamos viendo es una primera dama absolutamente política, que lo único que está haciendo es ayudando al desgaste del Gobierno, sumado a que, de por sí, el Presidente ya tiene su gobernabilidad bastante afectada en más de un año que lleva”.
Adicionalmente, Verónica Alcocer es responsable de poner a sus amigos más cercanos en puestos importantes, el caso más notorio fue el de Concepción Baracaldo, exdirectora de Bienestar Familiar y quien admitió que, pese a que no sabía mucho de niñez, su buena amiga le ofreció el cargo.
Muy mencionado también fue el arribo de la española Eva Ferrer a la Administración como consejera presidencial para la niñez y luego para la reconciliación. Ella, al igual que los catalanes Xavier Vendrell y Manuel Graul, cercanos a la familia, recibió la nacionalidad de forma exprés.
Por ello, los analistas consultados coinciden en que el país debería sentarse a reconsiderar cuáles son las funciones que deben cumplir las primeras damas y así modificarlas, “porque no tiene sentido mantenerlas en un esquema institucionalizado como el nuestro”, finaliza Tamayo.