BRASIL
Análisis: ¿hasta dónde llegará la 'guerra política' que desataron Bolsonaro y Lula en Brasil?
América Latina es distinta a como era hace 20 años, pero se espera que Lula lidere proyectos comunes en la región. Seguidores de Bolsonaro siguen rechazando la elección.
Uno de los elementos centrales que el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, destacó fue la necesidad de construir nuevamente una política social que le permita a los más pobres no volver a pasar hambre, recuperar mejor los programas alimenticios y de atención en salud y educación que fueron fuertemente debilitados en los últimos años, no solo durante la Administración de Jair Bolsonaro, sino en los últimos dos años de Michel Temer.
El problema de esa situación es que, en efecto, los recursos que hoy tiene el Estado Federal son mucho más limitados de los que había hace 20 años. El nivel de endeudamiento es relativamente alto y, sin duda, va a haber un desafío importante en pasar leyes al interior del Congreso que permitan recomponer la situación.
Un segundo desafío importante será recomponer los lazos rotos o fracturados. Los brasileños, como en muchas democracias, estaban acostumbrados a que hubiese confrontación alrededor de las ideas y de las propuestas, pero lo que se observó de manera importante en estas elecciones fue la violencia política: hubo muertos derivados de peleas y riñas callejeras en distintas ciudades.
Se ha visto cómo, después de las elecciones, los grupos más leales a Bolsonaro demandan una intervención de los militares para evitar que un presidente corrupto y ladrón, como denominan a Lula da Silva, suba al poder. Entonces, el segundo reto es recomponer esos lazos rotos o fracturados.
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Un tercer elemento tiene que ver con medio ambiente y sostenibilidad. Brasil es un país fundamental en materia de conservación de la selva amazónica y en términos de producción agroindustrial. Ahí se viene un desafío y es cómo unir, compaginar y coordinar los intereses de las comunidades indígenas que han sido desplazadas de la selva amazónica con los intereses agroindustriales, en términos de aquellos que buscan una ampliación de la frontera agrícola, y de los grupos medio ambientales y de la comunidad en general. Y es que la defensa de la Amazonía nos conviene a todos, no solo a los brasileños, por lo tanto creo que ahí va a haber un elemento importante alrededor de cómo proteger la economía, asegurar el crecimiento y defender los intereses de las comunidades indígenas autóctonas.
Un cuarto elemento es la región: América Latina es una región distinta a como era hace 20 años, pero se espera que Lula, con su capacidad de negociación y diálogo, logre conducir a proyectos comunes, a una senda en la cual se puedan alcanzar objetivos que le convengan a todos los actores, especialmente en estos temas transversales. Creo que el medio ambiente y la transición energética se han visto como algo que puede liderar elementos de transición y de conservación en los distintos países de la región.
Un quinto reto es Brasil como ‘global player’, es decir, retomar el papel de liderazgo que ha mantenido en algunos foros. Brasil ha participado activamente en el Foro Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), también en Ibsa (India, Sudáfrica y Brasil) y tiene una relación muy cercana con los países que hablan portugués en el continente africano y en general con Asia y países de los distintos continentes, entonces se debe volver a reflejar un principio fundamental de la política exterior brasilera, que es el universalismo. No hay que casarse con uno ni con unos pocos, sino con muchos.
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Otro reto importante va a ser recuperar la influencia. Brasil se ha caracterizado por querer ser un país influyente en favor de los demás, para convocar a los países en vía de desarrollo y buscar mecanismos que les permitan a las empresas y a los sectores económicos desarrollar una política más activa y participativa.
También tendrá otro reto y es la relación con ciertos estados influyentes, como Sao Pablo o Río, que tradicionalmente son conservadores, votan liberal y coaliciones de centro derecha, pero que ahora se vio de una manera mucho más activa.
Lula da Silva no cuenta de manera importante con el apoyo de ciertos sectores empresariales, hay muchas dudas sobre su capacidad para combatir la corrupción, por ejemplo, porque históricamente el Partido de los Trabajadores, PT, ha sido bastante permisivo con la corrupción. Ha habido casos en los cuales se ha comprobado la participación de sus dirigentes y eso tiene ciertos problemas.
Otros desafíos
Ahora bien, es importante señalar que en Brasil hoy se calcula que aproximadamente 33 millones de personas pasan hambre y, por lo tanto, las políticas de asistencia social se convierten en un elemento fundamental. En ese sentido, encontrar un adecuado balance entre el incremento de gasto público, la estabilidad financiera del país y eventualmente un aumento en los impuestos se va a tornar fundamental para asegurar que la mano del Estado pueda llegar a otros.
También hay otro elemento importante en materia de conservación y preservación y es que se intersectan varios intereses: había mencionado la agroindustria, las comunidades indígenas y los ambientalistas, pero también han habido apropiaciones ilegales de predios por parte de pobladores o moradores, empresas de lobby y al mismo tiempo otra que destaca mucho en el caso brasilero y es la minería, la ilegal y la artesanal, ejercida por personas particulares que requieren de mayores controles, porque esta práctica tiene un componente grande de recursos químicos que son utilizados de una manera no adecuada, con un efecto significativo en materia de contaminación.