GOBIERNO
Cambio de estilo: la primera semana de Gustavo Petro en la Presidencia
na administración más abierta al público, menos ceñida a los protocolos, decidida a mover los temas de su agenda, muchos de ellos polémicos, es lo que queda de esta semana de Petro en el poder. Una administración que sin duda llegó a hacer cambios.
La transición de un Gobierno de la línea política de derecha a uno de izquierda se ha podido percibir en los primeros días de administración del presidente de la República, Gustavo Petro Urrego.
Los cambios empezaron a evidenciarse desde el domingo 7 de agosto en su posesión presidencial, cuando por primera vez en una transmisión de mando en Colombia hubo una participación masiva de los colombianos del común en el mismo lugar en donde se realizaba el acto oficial. La Plaza de Bolívar fue dividida en dos partes, la del público en general y la de los invitados especiales, que podían percibir directamente cada una de las reacciones del público a lo que pasaba frente a ellos.
Atípicamente, durante su discurso de posesión el presidente también se comprometió a cumplir con diez acuerdos, entre ellos su compromiso de trabajar por la paz de Colombia, por los adultos mayores, por la mujeres, reducir la violencia, no generar más corrupción, trabajar por el medio ambiente, por el campo y hacer cumplir la Constitución.
El presidente ha demostrado que sabe que el éxito de su gobierno depende de que pueda mantener el respaldo de los colombianos, y especialmente de los jóvenes, y así se lo recordó a los miembros de su Gabinete que posesionó esa misma noche: les dijo que no le podían fallar a los colombianos, pues la atención de todo el país está puesta en ellos.
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Como lo había anticipado en su campaña electoral, en su primera semana, Petro también buscó mostrarse como un mandatario austero y por eso empezó a tomar distintas medidas para, como él mismo lo dijo: "dar ejemplo", disminuyendo los gastos burocráticos.
En primer lugar se anunció la fusión del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre) y la Jefatura de Gabinete, regresando a como eran las cosas antes del Gobierno Duque. El director del Dapre, Mauricio Lizcano, también informó que se reducirán las Consejerías y, puntualmente su departamento, se reduciría entre un 40% y un 50%.
El presidente también ha manifestado que se deberán eliminar lo que él denominó como nóminas paralelas, esto será a quienes tengan diferentes cargos o diversos contratos al mismo tiempo con el Estado.
Pero en medio de la austeridad, también se están realizando contrataciones. De forma curiosa, el presidente Petro abrió una convocatoria en su cuenta de Twitter en la cual invitó a los colombianos que cuentan con doctorados a que postulen sus hojas de vida y hagan parte del Gobierno.
En tan sólo una semana, el presidente ha tenido reuniones de alto nivel con países como Chile, Estados Unidos, México, Cuba, Japón y con la Organización de las Naciones Unidas (ONU). También, después de haberles incumplido por primera vez, Petro recibió a las directivas de Fedemunicipios y de Asocapitales junto a diferentes alcaldes del país.
El Gobierno Petro también quiso mostrar que iba al grano con las reformas. Al día siguiente de posesionado, ya estaba presentada la reforma tributaria, que gustó a algunos y a otros no tanto; la reforma electoral, que ha pasado un tanto desapercibida en medio de tantas noticias, y el proyecto que pretende prohibir el uso del fracking en Colombia, que al igual que la tributaria levantó intensas polémicas durante la semana.
Otro aspecto llamativo en la primera semana de Petro: fue tremendamente agitada la agenda mediática. Además de las polémicas por la reforma tributaria y el fracking, también levantaron ampolla el cambio de la cúpula militar, el reinicio de las conversaciones con el ELN y las declaraciones de la ministra de Minas sobre la suspensión de la exploración de gas o las de la de Trabajo sobre los recargos nocturnos, por solo mencionar algunos cuantos.
Paradójicamente, después de aspirar por tanto tiempo a la Presidencia de Colombia, Petro reconoció que la Casa de Nariño le pareció fría y triste y tal vez por eso le abrió las puertas, por lo menos hasta la Plaza de Armas, una zona que había permanecido cerrada por décadas.
También, luego de la curiosa situación ocurrida con la espada de Bolívar en su posesión, decidió dejarla a la vista del público en la entrada principal del Palacio, para lo cual se reactivan los recorridos guiados por la Casa de Nariño que ahora se pueden agendar en la página web de la Presidencia.
Él mismo parece moverse de manera más espontánea dentro de la Casa de Nariño. En algún punto de la semana, los habitantes habituales del Palacio pudieron verlo caminando hacia la Vicepresidencia, con relativamente pocos acompañantes y sin mayores esquema de seguridad. El protocolo no parece ser algo que trasnoche a Petro.
El nuevo presidente también prometió gobernar desde los territorios y en su primera semana cumplió comenzando por Chocó, en donde regresó a la casa de una mujer a la que ya había visitado en campaña.
En resumen, fue una semana movida, agitada para los periodistas, muy diferente para quienes trabajan en Palacio, seguramente preocupante para algunos sectores, no exenta de escándalos, como el de la nueva ministra TIC, Mery Gutiérrez, que sigue sin poder posesionarse, y, sin duda, un claro vaticinio de lo que van a ser los próximos cuatro años.
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