Política
División en el gabinete de Petro: ¿se viene una crisis ministerial? Análisis
Que petristas ‘apaguen incendios’ generados por el Presidente es un indicio de la crisis interna que hay, advierten analistas.
“Debemos tener la grandeza de reconocer que muchas personas se movilizaron. Como Gobierno, debemos afrontarlo en reflexión y autocrítica”. “El deber del Ejecutivo es escuchar la inconformidad de la ciudadanía y la oposición. Dialogar para buscar un acuerdo nacional, así se construye la democracia”. “No soy irrespetuoso como quienes en muchas ciudades dijeron que son unas marchas débiles”.
Esas fueron algunas reflexiones de ‘escuderos’ del presidente Gustavo Petro que empezaron a desmarcarse y a servir como ‘bomberos’ del discurso conflictivo de la Casa de Nariño, para unirse a los sectores de la población que han llamado a una concertación tras la magnitud de las marchas opositoras del pasado domingo.
Y aunque se vio a figuras como Laura Sarabia, Iván Cepeda, Luis Fernando Velasco y María José Pizarro anunciando su intención de tender puentes de diálogo, el Mandatario insiste en que el objetivo de esas manifestaciones solo era “gritar fuera Petro y derrocar el Gobierno del cambio”.
“Lo anterior indica que hay una ruptura importante de la gobernabilidad en el propio Gobierno, o sea que hay posturas que no están del todo alineadas con el pensar y el sentir del Presidente”, analiza Carlos Charry, director del doctorado en Estudios Sociales de la Universidad del Rosario.
Agrega que “aunque se puede decir que desde las teorías modernas de la gobernanza se permite esa clase de diversidad, lo peculiar en este caso es que Petro, tanto cuando fue alcalde de Bogotá como ahora que es presidente, se caracterizó siempre por tener en sus filas a personas de una alta lealtad y de un alto compromiso ideológico”.
Al respecto, la politóloga Nury Gómez indica que “esa disonancia cognitiva es del Mandatario y no del Gobierno. Ese parece ser el mensaje que sus fieles mosqueteros envían a la opinión pública. Ante la evidente desconexión o desinterés de Petro por las manifestaciones de reprobación, algunos alfiles deben mostrar a los ciudadanos que no es una sordera colectiva y qué más que un sujeto que sí está atento al país”.
Lo que llamó especialmente la atención es que aunque ya se han visto en el pasado voces disonantes en el Ejecutivo, que por cierto han costado ‘remezones’ ministeriales, no se había hecho público hasta el momento que senadores oficialistas y funcionarios tan cercanos al círculo presidencial marcaran una diferencia en el discurso.
Un ejemplo de ello es que, pese a que el acompañamiento a esas movilizaciones fue indudablemente sólido y valorado por congresistas petristas como Alejandro Ocampo, Heráclito Landínez y Ariel Ávila, el Jefe de Estado aseguró que solo “fueron fuertes en su orden en Medellín, Bogotá y Bucaramanga. En las demás ciudades, alcanzando 18 sitios, fueron débiles”.
“Uno puede pensar que el ministro Velasco, quien viene del Partido Liberal, es un socialdemócrata, pero no es un petrista pura sangre. Pero fueron diferentes miembros del Gobierno y senadores cercanos al Mandatario los que hablaron sobre esto. Lo más sensato en este momento es hacer una pausa, abrir canales de comunicación tanto con la oposición política como con los partidos que, si bien no están abiertamente en la oposición, no aprueban todas las iniciativas de la Casa de Nariño”, anota Charry.
De no ser así, el analista indica que se está en un punto en el que se puede llegar fácilmente a una parálisis gubernamental, porque “esa división de posiciones que se expresaron en esos comunicados reflejan que, si aún no se está en ese punto, está muy cerca, en tanto que no hay una conexión directa ni una comunicación clara y eficiente entre el Gobernante y sus aliados”.
“Eso me parece grave y puede incluso, si se sigue profundizando, llegar a una nueva crisis ministerial en donde se le pida la carta de renuncia a todo el gabinete y se nombren nuevos jefes de cartera. No quiere decir que todos se vayan, pero puede suceder”, agrega.
De otro lado, el analista político Ancízar Marroquín indica que, para entender por qué se dan esas disonancias en el Ejecutivo, se debe tener en cuenta la personalidad del Presidente: “Él es quien tiene las ideas fijas, no le gusta que le contradigan, pero tampoco le gusta corregir, y prefiere ser la única voz que se escuche”.
También indica que “es posible que las voces de Sarabia, Velasco y Cepeda hayan salido al ruedo para dejarle saber a la opinión pública que el Gobierno sí escucha y que no solo se expresa lo que quiere el Mandatario. Esta puede ser una pedagogía hacia adentro del Ejecutivo o una manera de impedir que el Presidente acepte que hay otras expresiones de la gente en las calles”.
Sin embargo, el profesor de ciencia política de la Universidad Icesi Juan Pablo Milanese analiza que “un gobierno no implica una homogeneidad perfecta con respecto a las posiciones asumidas. Por supuesto, debe existir gran afinidad al interior de un gabinete, pero la afinidad no significa que todos piensen o prefieran lo mismo”.
Los problemas de comunicación
Un ejemplo de esas contradicciones al interior del Gobierno se dio el pasado miércoles en la alocución presidencial sobre la reforma pensional, cuando Petro informó que le propondría a la Cámara de Representantes incrementar el umbral de cotización a Colpensiones a 4 salarios mínimos, pese a que con los senadores liberales se había acordado que fuera de 2,3.
“Después de un gran esfuerzo de concertación por parte de los ministros de Trabajo y del Interior, que se relacionaron directamente con los senadores, e incluso el de Hacienda, se logró aprobar la reforma bajo un acuerdo; sin embargo, en la noche salió el Presidente a decir que iba a insistir en la Cámara para que el umbral se incrementara”, dice Charry.
Añade: “Esto probablemente vaya a ser un tema de polémica y conflicto con los partidos políticos, porque ya se había pactado ese umbral y, de nuevo, es el criterio del Mandatario el que pone en riesgo los acuerdos que se hacen. Por eso se habla de que hay un conflicto de criterios al interior de la Casa de Nariño”.
No obstante, el politólogo Alejandro Echeverry insiste en que el problema en los ejes anteriormente descritos no está en el discurso, sino en la forma del mismo, ya que “Petro planteó desde el principio un gran acuerdo nacional sobre lo fundamental, que fue apoyado por sectores que hoy son opositores o independientes, pero que después se distorsionaron, especialmente por las reformas sociales que impulsa”.
“Todos están de acuerdo en que hay que hacer las reformas, tal vez el tema está en las formas y una discusión técnica sobre las mismas no se ha dado, y eso es una responsabilidad de todos, tanto del Gobierno, porque no ha tenido una estrategia de comunicación adecuada, como de los demás sectores políticos y económicas”, añade.
Finalmente, las fuentes insisten en que, de no mejorar la estrategia de comunicación, tanto al interior del Ejecutivo como hacia el exterior, la Casa de Nariño podría entrar en una crisis interna, como se ha visto en ocasiones pasadas, y generarle altos costos
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