Política
“El Presidente debe dejar de darle la espalda a las crisis”: Expertos analizan la pérdida de gobernabilidad de Petro
Gustavo Petro debe ceder en sus pretensiones políticas y abrir espacios de negociación con todos los sectores del país si quiere que a su agenda legislativa le vaya bien, dicen analistas.
La que podría ser una de las más turbulentas semanas para Gustavo Petro dejó a un presidente con miles de ciudadanos protestando contra sus políticas en las calles de todo el país y con el hundimiento en el Congreso de varias de las iniciativas bandera de su Administración.
La encrucijada en la que se encuentra ‘el Gobierno del cambio’ tiene muy pocas salidas, advierten analistas, dado que mientras la Casa de Nariño se sumerge en un torbellino ascendente, el Mandatario solo intenta ‘meter la basura debajo de la alfombra’.
“En la medida en que Petro niegue que hay un descontento en la gente, va a aumentar mucho más la desaprobación, porque se está resistiendo a entender las demandas de la ciudadanía, entonces terminará no gobernando para el pueblo, y eso influye en las relaciones con los diferentes actores políticos, porque no se le ve un rumbo al Gobierno”, dice la politóloga María Alejandra Arboleda.
Y agrega: “En este momento los colombianos no ven soluciones a los problemas, sino que ven cómo en lo que lleva el Jefe de Estado en el poder algunas problemáticas se han agravado. Él necesita recuperar la confianza en su Administración y eso implica que tenga una hoja de ruta clara, porque ahora se ve mucha improvisación y los actores políticos puedan evidenciar que no permite generar alianzas”.
De hecho, el director del doctorado en Estudios Sociales de la Universidad del Rosario, Carlos Charry, comenta que “incluso varios representantes de la oposición señalaron, cuando se hundió la reforma laboral, que esperaban que el Ejecutivo volviera a hacer como en la segunda vuelta, es decir, una propuesta de Gobierno de coaliciones, de apertura política ideológica, pero pareciera que Petro está cada vez más atrincherando en sus bastiones”.
Para la politóloga Nury Astrid Gómez, “Petro debe gobernar para 50 millones de colombianos y no solo para sus 11 millones de votantes. Ser el presidente implica el reconocimiento de quiénes le critican, oponen, cuestionan y aplauden. El Mandatario no acepta cuestionamientos, sin importar tono ni origen, centrando la agenda en sí mismo, en sus ideas, palabras y dogmas”.
Señala que “debe haber un cambio en su tono pendenciero, típico de una campaña electoral, a un ejercicio de comunicación de Gobierno, principalmente en él, luego en su bancada y que sea trasladado al ejercicio tuitero”.
Además, será esencial que Gustavo Petro responda ante las investigaciones abiertas en su contra por las turbulencias del posible abuso de poder de su exmano derecha Laura Sarabia, quien habría sometido a varias extrabajadoras a polígrafos y ‘chuzadas’; así como las cabezas que le salieron a ese escándalo, entre ellas la supuesta financiación ilegal de la campaña a la Presidencia y el suicidio del coronel Óscar Dávila.
“Los constantes señalamientos contra la Administración y algunos de los personajes más visibles y cercanos al Presidente ponen en entredicho la forma en que se consolidó la campaña, el triunfo en las elecciones y, sobre todo, la coherencia ideológica y política con la que el movimiento Colombia Humana llegó al poder”, dice una fuente que pidió no ser identificada.
Explica que “es cierto que el Jefe de Estado no tiene un señalamiento directo en su contra, pero los huecos de los procesos que se empiezan a abrir y las múltiples dudas que surgen al rededor de los mismos procesos terminan por apuntarlo a él y eso ha generado una respuesta ciudadana que desacredita el ejercicio del Ejecutivo”.
De acuerdo con ello, Arboleda indica que “Petro debería suspender sus giras internacionales y entender que su mandato tiene dificultades, que hay dudas frente a todo lo que ocurrió este mes alrededor de las ‘chuzadas’, prestarse para investigar y mostrar las cuentas de su campaña. Debe dejar de darle la espalda a las crisis”.
“Necesita facilitar investigaciones, sin zancadas, a todos los cuestionamientos de corrupción como la infiltración de dineros, la negociación con ilegales y las ‘jugadas’ de aliados en el Congreso. Apartarse del poder no se concibe, espera que haya un verdugo, como en la Alcaldía de Bogotá con el Procurador, que lo eleve a prócer de la Nación”, señala Gómez.
El declive en el Congreso
Además de perder el pulso en las calles con la masiva participación de los colombianos en las marchas de la oposición, varias iniciativas de Petro, como la ley que regulariza el uso del cannabis y la reforma laboral, sufrieron un fuerte ‘golpe’ que las dejó inmóviles en el suelo del Legislativo.
“El Gobierno debe reconocer que las reformas que se discutieron en el Congreso tuvieron el debido proceso y cayeron en ‘franca lid’, lo cual habla de que los cambios ministeriales que se hicieron y que tenían como fin lograr un ambiente político más favorable para los proyectos de ley no se lograron”, argumenta Charry.
Para él, que el Presidente se pueda recuperar de esta desfavorabilidad dependerá de la forma en la que asuma los retrocesos de sus políticas, especialmente por el hundimiento de algunas iniciativas importantes en su plan de Gobierno.
Comenta que “si la actitud del Ejecutivo es la de ver esta situación como una oportunidad para mejorar los proyectos y generar consensos reales -que no sean elusivos o mediáticos sino que en realidad deben tener el compromiso de las diferentes bancadas para sacarlos adelante, es muy probable que en el próximo semestre a Petro le vaya bien.
Sin embargo, advierte que “si la actitud de la Casa de Nariño es defensiva, puede ser que en el segundo semestre otras reformas que vienen detrás se malogren, debido a que no logre conectar con algunos partidos en el Legislativo”, observa Carlos Charry.
A su vez, el analista político Laureano Tirado indica que el Mandatario concibe el Estado y el orden Constitucional y legal de una manera distinta a la de sus antecesores, a lo que pregunta: “¿Está interesado en mantener la gobernabilidad y gobernar con los esquemas impuestos en otras democracias?”.
Y añade: “El 20 de julio se instala la legislatura en medio de elecciones regionales donde los partidos tienen intereses en ganar, y la calle y las encuestas indican que ser petrista no está de moda. Entonces se nos va a ir este semestre en las mismas pujas, porque la coalición no va a aprobar ningún proyecto que no esté sintonizado con la opinión política. A los políticos les gusta ganar elecciones, no inmolarse”.
De su lado, la fuente que pidió el anonimato comenta que “solo cuando el Jefe de Estado logre retomar las vías del diálogo y construir mesas de negociación que articulen las distintas visiones de país, en especial con los millones de votos representados en el Congreso, podría pensarse en un camino viable para su gobernabilidad”.
“¿Cuál es el problema?: que le toca negociar, y eso implica ceder, y eso parece que es lo que el Presidente no quiere hacer”, concluye.
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