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El candidato presidencial, Fernando Villavicencio, durante su intervención en un acto de campaña minutos antes de que fuera asesinado en Quito, Ecuador.
El candidato presidencial, Fernando Villavicencio, durante su intervención en un acto de campaña minutos antes de que fuera asesinado en Quito, Ecuador. | Foto: API vía AP

Ecuador

Es tiempo de valientes: de frase de campaña, a principal legado del candidato presidencial asesinado en Ecuador

El magnicidio de Fernando Villavicencio en Quito deja en evidencia que las organizaciones de crimen organizado están al acecho en varios países de América Latina, dice analista internacional.

14 de agosto de 2023 Por: Redacción El País

Por Henry Rafael, estratega internacional y presidente del Instituto de Comunicación Política y Gobierno, Icpg. Especial para El País

Lo que era una frase de una campaña presidencial (Es tiempo de valientes) en las últimas horas se ha convertido en el principal legado que le deja a la sociedad de todo el continente el candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio, cruelmente asesinado al culminar un mitin proselitista, a la luz del día y en plena capital del país.

Lo descarado de este atentado no solo aparenta convertirse en una ‘muestra de fuerza’ del crimen organizado que busca amedrentar a cualquier fuerza democrática que se cruce en su camino, sino que -además- termina por desnudar -de una manera descarnada- la realidad de un continente, azotado por una ola de violencia generalizada en todos los países de la región.

En una reciente entrevista, Fernando Villavicencio aseguró que no tenía nada que perder, pero todo que ganar.
En una reciente entrevista, Fernando Villavicencio aseguró que no tenía nada que perder, pero todo que ganar. | Foto: Pantallazo de video

No es casual que, mientras el crimen político y el narcotráfico acaban con la vida de uno de los prominentes candidatos ecuatorianos, en Argentina la semana electoral se teñía de sangre, con la trágica muerte de una niña de 11 años de edad en un suburbio de Buenos Aires, lo que enlutó por completo a la Nación, obligando a los principales candidatos a suspender sus actividades proselitistas.

Y en esa misma semana, decenas de muertes de manos de la delincuencia y la violencia se registraron en países como Perú, Brasil, Colombia, Chile, Paraguay, entre otros, engrosando las frustrantes cifras que han convertido a América Latina en la región más violentas del mundo.

¿Qué nos pasa en Latinoamérica? ¿Estamos acaso perdiendo la batalla frente al crimen y la corrupción? De acuerdo con un informe publicado a inicios de este mes por las Naciones Unidas, nuestro continente agrupa el 37 % de los homicidios del mundo, es decir, tenemos las mayores tasas de homicidio de todo el planeta.

El papa Francisco lamentó el asesinato del candidato presidencia de Ecuador, Fernando Villavicencio.
El papa Francisco lamentó el asesinato del candidato presidencia de Ecuador, Fernando Villavicencio. | Foto: AFP

Hace solo días estuve en Sao Paulo, por ejemplo, donde la violencia ha escalado a tal nivel que solo en este mes de agosto Brasil vive ‘una epidemia’ de violencia, nada menos que en las escuelas, según lo admitió el propio presidente Lula da Silva, quien no puede aún lograr contener la ola de terror desatada en su país.

El caso de la niña asesinada en Argentina sucede días después de que ultimaran, en Brasil, a cuatro niños de entre 5 y 7 años, a punta de hachazos, y solo días antes de que un adolescente de 13 años matara a puñaladas a una profesora en un colegio de São Paulo.

Pero ni las cifras ni las sangrientas imágenes que vemos día a día en nuestros pueblos parecen tener efecto en la ejecución de acciones y políticas públicas que pongan fin a la violencia generalizada. Todo lo contrario. De acuerdo con el instituto Igarapé, un centro de análisis del Brasil, desde el 2000 fueron asesinados violentamente más de 2,5 millones de latinoamericanos. Como lo señala la BBC, esta cifra es comparable a la población de ciudades como Medellín, Guayaquil o Belo Horizonte.

El cruel asesinato de Villavicencio en Ecuador ensombrece aún más el debate sobre la inseguridad en todo el continente, pero su muerte genera también serias dudas sobre la ausencia del liderazgo, por menos decirlo, de algunos mandatarios del continente en la lucha contra el crimen y el sicariato.

 El expresidente Rafael Correa fue un duro contrincante de Fernando Villavicencio y lo amenazó en repetidas ocasiones.
El expresidente Rafael Correa fue un duro contrincante de Fernando Villavicencio y lo amenazó en repetidas ocasiones. | Foto: apf

Y me refiero al específico caso de Gustavo Petro en Colombia. No sorprende, pero sí alimenta la desconfianza en la eficacia de su frágil gobierno -seriamente dañado por acusaciones de corrupción y con un 61 % de desaprobación- que seis de los criminales sindicados como responsables de la muerte de Fernando Villavicencio sean colombianos y con nexos que los vincularía al grupo terrorista Ejército de Liberación Nacional, ELN.

Las acusaciones que señalan que la muerte del periodista responde a una venganza de bandas narcopolíticas que operan entre Colombia y Ecuador deben llevarnos a un profundo cuestionamiento y preocupación de lo peligroso que sería que en esta gigantesca ola de violencia que desangra nuestra región puedan existir organizaciones o pseudo líderes políticos que sean parte de esta terrible trama criminal.

Por ello, el lema ‘Es hora de valientes’ debe convertirse en una arenga que gatille la ciudadanía activa en todo el continente, para exigir a nuestros gobernantes una real y verdadera lucha frontal contra el crimen organizado, en todos sus ámbitos de influencia. Y si no hay valientes que hoy sean capaces de lograrlo, habrá que cambiarlos. Latinoamérica no puede, ni debe, seguir desangrándose.

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