Estos son los retos de Gregorio Eljach como nuevo procurador general de la Nación

La independencia será el principal reto de Gregorio Eljach al frente de la Procuraduría General de la Nación, entidad sobre la que reposa una serie de procesos disciplinarios que involucran a exfuncionarios del Gobierno Nacional, el mismo que lo impulsó para alcanzar esa dignidad.

“Dentro del irrestricto respeto a la separación de poderes y el equilibrio de los mismos, es clave que el nuevo Procurador establezca victorias tempranas que muestren su independencia, en especial ante quienes lo eligieron y apoyaron. Autonomía y eficiencia deberán ser sus consignas durante estos cuatro años”, analiza el politólogo Alejandro Echeverry.

De acuerdo con él, Carlos Charry, director del doctorado en Estudios Sociales de la Universidad del Rosario, recuerda que al Procurador lo elige el Senado a partir de una terna presentada por el Presidente y otros poderes, “pero en esta elección, como en la anterior, siempre ha estado presente ese halo de duda sobre si el Gobierno imprimió demasiado fuerza para la elección de la persona que quedó, y es ahí donde Eljach debe demostrar que tiene independencia del Ejecutivo”.

Agrega que esa característica “es importante para que exista un mensaje de tranquilidad ante la ciudadanía y la opinión pública, de que hay un equilibrio de poderes, algo esencial para el funcionamiento de toda democracia”.

Dura la administración de Margarita Cabello se produjeron sanciones disciplinarias contra el excanciller Álvaro Leyva por su participación en el escándalo de la licitación de pasaportes.

El exfuncionario fue destituido e inhabilitado por diez años, luego de que el Ministerio Público encontrara que su decisión de declarar desierta la licitación de $ 600 mil millones en septiembre de 2023 fue ilegal y vulneró los principios de transparencia y responsabilidad en la contratación estatal.

Además, se destituyó a Álvaro Ninco como embajador de Colombia en México y se abrió un incidente de desacato presionando al presidente Gustavo Petro a realizar nombramientos en la Comisión de Regulación de Energía y Gas, entre otros.

El más reciente proceso que se ha adelantando contra un miembro del Gobierno, además del caso de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, que deberá continuar Eljach, serán las explicaciones que ofrezca el ministro de Salud, Guillermo Jaramillo, sobre la forma en que estableció el incremento del porcentaje de la Unidad de Pago por Capitación, UPC.

“Importante también es recuperar la confianza institucional, es decir, la credibilidad que tiene el Ministerio Público ante la sociedad. Recordemos que dicha institución enfrenta varios debates sobre su pertinencia dentro del organigrama del Estado, y existen voces que han criticado que la Procuraduría es una entidad que se ha pervertido en pago de favores políticos y una burocracia excesiva”, anota el politólogo Echeverry.

Explica que la crisis de confianza en la institución “es producto de su mal diseño institucional. Por ende, debe corregir dichos diseños y ajustarlos a las dinámicas de una sociedad que está hastiada de la corrupción”.

A su vez, el analista John Mario González comenta que “un reto del Procurador debería ser la lucha contra la corrupción, aunque, de un lado, la entidad tiene pocos dientes para esa tarea, y de otro, en muchos de los casos se imponen consideraciones políticas que impiden el logro de ese objetivo”.

De hecho, esa fue una promesa que hizo el exsecretario del Senado cuando se posesionó ante el Presidente en diciembre pasado, asegurando que la lucha contra “el demonio de la corrupción” será una de sus prioridades, indicando que se debe al centralismo del Estado.

González también comenta que “como el Procurador tiene amplias facultades de intervención y acompañamiento a procesos administrativos, el reto es que se racionalice y no se dedique a intervenir y pronunciarse sobre lo divino y lo humano, sino que busque la efectividad”.

Finalmente, Echeverry señala que el gran dilema de Gregorio Eljach es que el sistema político colombiano, está “podrido en su estructura, y la Procuraduría no logra que se sancione adecuadamente ni previene con acciones correctivas eficientes el desangre que durante años se ha realizado en términos de proteger los recursos públicos”.

“Año tras año, los políticos de turno han salido impolutos ante los escándalos de corrupción, y la ciudadanía siente que no pasa nada. En consecuencia, parte de los grandes problemas de nuestra sociedad es la rampante corrupción, pero sobre todo la excesiva desidia de los entes de control por combatirla. Pareciese que existiese un contubernio entre sectores políticos y quiénes deben vigilarlos”, agrega.