Política
Exclusivo: diplomáticos preocupados; gobierno estaría pensando en cambiar los requisitos para ingresar a la carrera
Una resolución de la Cancillería alertó a los funcionarios quienes critican al gobierno.
Todos los gobiernos, sin excepción, han sido criticados porque la Cancillería no se usa como un ente técnico para la representación de los colombianos en el exterior, sino como un fortín burocrático. Pese a que todos en campaña han prometido fortalecer la carrera diplomática, personas especializadas pagadas por el Estado, que trabajan en las embajadas y consulados del mundo, ninguno ha podido cumplir esa promesa. Llama la atención que ahora el Gobierno de Gustavo Petro, habiendo prometido lo mismo que los otros, busque también cambiar los requisitos para trabajar como funcionario de la Cancillería.
Para ingresar a la carrera diplomática es necesario presentar un examen de conocimiento específico, pasar una entrevista, manejar un segundo idioma reconocido por la ONU en un nivel C1 o superior y, tras todo eso debe realizar un programa de estudios en la Academia Diplomática Augusto Ramírez Ocampo. Ya graduado, el aspirante ingresa como Tercer Secretario en periodo de prueba y puede llegar a la categoría de embajador. Sin embargo, ya que el cargo de embajador es de libre nombramiento y remoción, este se usa, generalmente, para nombrar personas cercanas a los gobiernos de turno.
En el anterior gobierno, sin ir más lejos, el entonces senador de la Alianza Verde, Antonio Sanguino, criticaba al entonces canciller Carlos Holmes Trujillo, por los nombramientos diplomáticos; decía que el 72% de los mismos eran mermelada para los partidos que estaban en la coalición y que allí eran nombradas personas sin ninguna experiencia ni preparación en la carrera diplomática. En su momento, el hoy exsenador criticaba los nombramientos de Luis Oswaldo Parada, excandidato del Centro Democrático; Claudia María Bustamante, twittera a favor del pasado gobierno; o de Rodolfo Gómez Cabrales, quien, según dijo en su momento, era amigo de la exconsejera Cayita Daza.
Este gobierno no ha sido ajeno a esa polémica. Desde el principio nombró a Sebastián Guanumen, protagonista del escándalo de los Petro-videos, en la embajada de Colombia en Chile ; a Moisés Nico Daza, quien no tiene ni siquiera título universitario, en la embajada de Colombia en México; y a Armando Benedetti, protagonista de los audios en el que se hablaba de presuntas irregularidades en la campaña del presidente, en la embajada de Colombia ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), todos ellos sin ninguna experiencia diplomática.
Sin embargo, todos los gobiernos habían mantenido más o menos los mismos estándares para que una persona haga parte de la carrera diplomática. En la página del Departamento Nacional de Planeación, SUCOP, en la que se puede hacer seguimiento a toda la normativa que planea el Gobierno Nacional, el pasado 18 de junio el Gobierno Petro publicó un proyecto de resolución por medio del cual busca regular la Carrera Diplomática para el año 2026, lo que prendió las alarmas en la diplomacia colombiana. El documento es tan controversial que las dos asociaciones sindicales de la Cancillería enviaron sus comentarios al proyecto con la intención de que fueran escuchados.
Según las dos asociaciones, Unidiplo (Unión de Funcionarios de Carrera Diplomática y Consular) y Asodiplo (Asociación Diplomática y Consular de Colombia) el proyecto tiene varios apartes que preocupan a quienes ya hacen parte de la carrera diplomática. El primero de ellos es que históricamente quienes aspiran a hacer parte de la carrera diplomática deben manejar un segundo idioma mínimo en la categoría B2, la resolución que prepara el ministerio pide un nivel B1.
Según el documento de Unidiplo, el artículo 20 del decreto ley 274 de 2000 exige que los miembros del servicio diplomático como requisito mínimo puedan hablar y escribir correctamente, además del español, otro idioma de uso diplomático, y “en ese sentido, el nivel B1 no es compatible con la expresión “hablar y escribir correctamente, además del español, otro idioma de uso diplomático”, dice el texto.
En otras palabras, el nivel B1 es el de una persona que comprende los textos en el segundo idioma, siempre que traten de cuestiones conocidas, aunque requiere precisar conceptos en el diccionario; requiere ayuda escribiendo textos sencillos; y entiende si les hablan despacio y le ayudan con sinónimos durante la conversación. Mientras que una persona con nivel B2 entiende textos avanzados y puede mantener una conversación con hablantes nativos. En otras palabras, a las asociaciones les preocupa que se baje el canon.
Las acciones afirmativas propuestas
El proyecto propone acciones afirmativas para aquellas comunidades menos favorecidas; un 5 % en el examen escrito para Pueblos Indígenas, Comunidades Negras, Afrocolombianas, Palenqueras, Pueblo Rom y Raizales; un 5% en el examen escrito para aspirantes incluidos en el Sisben A y B; un 5 % en el examen escrito para aquellos reconocidos como víctimas del conflicto armado. “En caso de cumplir con dos o más condiciones, el porcentaje asignado será acumulable”, dice el proyecto.
Las asociaciones ven con recelo este criterio pues “en los tres criterios diferenciales del artículo 13, lo que en realidad daría un total de 20% del valor total de la Fase I. Esto otorga un peso específico alto frente al total del puntaje en detrimento de que los aspirantes deben contar con igualdad de condiciones, lo que se desvirtúa al establecerse condiciones acumulables”, dice Asodiplo.
Sin embargo, Unidiplo, recalca, en este punto, que esta distinción, comparado con los resultados del año pasado, “habría permitido, por ejemplo, que el aspirante que ocupó el puesto número 200 en el concurso, incrementara su puntaje lo suficiente para ingresar en los 50 mejores puntajes y avanzar a la siguiente fase. Esto no es solamente grave por la potencial afectación al derecho a la igualdad de los 199 aspirantes que obtuvieron puntajes superiores, sino sobre todo porque afectaría potencialmente la integridad misma del concurso, en tanto que no garantiza los mínimos necesarios para desempeñar de manera correcta las funciones correspondientes a un funcionario de carrera diplomática”.
“Esto significaría que las acciones afirmativas acumulables tienen un impacto tal en los puntajes de los aspirantes que podrían convertir a un candidato que no recoge las cualidades necesarias para el empleo al que aspira, en un candidato seleccionado en un concurso de méritos. Dicho resultado es abiertamente incompatible con cualquier test de razonabilidad de las acciones afirmativas propuestas, y con total seguridad, sería considerado ilegal en un eventual control de legalidad”, agrega el documento que fue radicado en la Cancillería y que conoció en exclusiva El País.
La organización sindical asegura que para incluir estos criterios “sería necesario que la administración pudiera acreditar, como mínimo, un estudio que refleje la necesidad objetiva y clara de favorecer el ingreso de personas pertenecientes a estos grupos poblacionales y no de otros grupos de especial protección”.
Por otro lado, Astrid Camelo, analista política, y dueña de la firma ‘Yo quiero ser diplomático’, especialista en capacitar personas que se presentan a ese examen, envió un comentario a la Cancillería en el que indica que “no se puede permitir que, en nombre de la inclusión, se permita que un candidato, con dos o más interseccionalidades acumule hasta 15%, sin incluir el puntaje adicional por el tercer idioma previsto en el artículo 8 del proyecto de resolución, con tan solo proceder a la inscripción. Un aspirante, bajo estas condiciones, tiene ya ganado el pase a fase 2 del concurso sin haber presentado la fase I del examen”.
Agrega que “acciones afirmativas en línea con las prioridades del gobierno nacional serían justamente una mejor promoción del concurso en las poblaciones étnicas, en las poblaciones cuyas condiciones socioeconómicas sean vulnerables, ante las mujeres y las comunidades LGTBIQ+. Estas medidas toman tiempo, pero sin lugar a duda son las más alineadas con el mérito, esencia misma del Concurso de Ingreso”.
La crítica al cambio en el examen escrito
En una edición anterior del concurso de méritos, los aspirantes presentaban una prueba de conocimiento de selección múltiple sobre los aspectos de Colombia en el exterior y los necesarios para hacer parte de la carrera diplomática. Ahora esta prueba fue reducida, según las asociaciones diplomáticas, a una prueba de comprensión de lectura.
Además, se incluyó la elaboración de dos ensayos, uno que mide la capacidad de integrar información “sobre Colombia en todas sus diversidades y realidades”, y otra que mide la “capacidad de integrar información sobre la relación entre Colombia y el contexto internacional contemporáneo”. El problema es que el primero es un ensayo general que tiene un puntaje del 20%, mientras que el específico solo aporta un 10% al puntaje total.
“La decisión de eliminar la prueba de conocimientos por selección múltiple elimina el componente de evaluación precisa, al poder calificar subjetivamente dos ensayos que no miden los conocimientos de los aspirantes sobre asuntos centrales de la entidad: las relaciones internacionales (componente al que se le asignó el menor porcentaje de la prueba)”, indica Unidiplo.
Además, que al examen se le incluye una prueba oral a través de un video, lo que según las asociaciones diplomáticas puede acarrear varios riesgos como incluir nociones subjetivas a la hora de calificar a los aspirantes, además de atentar contra el anonimato de los mismos.
“Estos factores pueden comprometer la equidad y transparencia del concurso, sugiriendo la necesidad de reconsiderar o modificar esta fase para asegurar un proceso más justo y objetivo”, asegura Unidiplo. Agrega la organización que “la modalidad escogida para la prueba oral no es idónea para evaluar las competencias propias de un funcionario diplomático. El formato escogido para dicha prueba permite la preparación de un libreto detallado, la repetición a voluntad del ejercicio hasta alcanzar el resultado deseado y no evalúa las capacidades orales que suelen ser requeridas en el ejercicio diplomático, particularmente en los niveles básicos e intermedios”.
“La prueba no contiene criterios objetivos de calificación, lo que no garantiza que sea una competencia equitativa para todos y se corre el riesgo de que se convierta en un método subjetivo de evaluación. Al no existir un formato establecido y único para la presentación del video, se pueden generar ventajas por parte de los aspirantes que tengan acceso o posean los medios para hacer una pieza audiovisual, robusta, con asesoría externa”, agrega Asodiplo.
Los jurados y otras consideraciones
Los extensos documentos de las organizaciones y de los profesores interesados, además, aseguran que hay preocupación pues la elección de los jurados puede aumentar la sensación de que el concurso no fue completamente objetivo.
“Con preocupación se observa que tanto para el desempate de la fase 2 (si llegase a ocurrir) como para las entrevistas individuales y grupales se dé un amplio margen de discresionalidad a la dirección de la Academia Diplomática en la selección de los jurados. Como tal, no se incluye en estas disposiciones los criterios de selección, lo cual, bajo una premisa de transparencia, se espera que la resolución precise quiénes serán las personas que pueden ser seleccionadas para hacer parte de dichos jurados”, asegura Astrid Camelo.
Y agrega que “en aras de un enfoque más profesional, se sugiere que los jurados sean seleccionados únicamente entre el personal de Carrera Diplomática y Consular que ostenten el rango de Consejero a Embajador. Esto garantizaría que las decisiones se tomen con el interés de la Carrera Diplomática en mente, asegurando la transparencia y un servicio exterior idóneo, como se realizaba en concursos anteriores”.
Por último Ricardo Abello, profesor de Derecho Internacional de la Universidad del Rosario, opinó que “primero hay que decir que esto es un proyecto, pero es preocupante que haya un requisito que haya bajado con respecto al segundo idioma pues uno de los elementos fundamentales de la diplomacia es el manejo de los que se denominan los idiomas diplomáticos y que son evaluados desde el primer momento. Es fundamental que una persona que va a trabajar en la Cancillería los conozca”.
Aseguró que “en este proyecto hay una reducción de los parámetros objetivos para poder hacer las evaluaciones, el hecho de que se haga por un video hace que se pierda el anonimato y así la objetividad , además que se le está dando un puntaje muy alto a ese elemento lo que termina dando un resultado subjetivo”.
Abello agregó que el gobierno colombiano ha hecho tarde la convocatoria de este año “el decreto establece que el curso debe darse a lo largo del año, pero en esta propuesta esto está con fecha 2025, por lo que hay una tardanza injustificada, el comienzo del curso para ingresar a la carrera diplomática debería haber iniciado para esta fecha”.
El especialista puntualizó que “ha sido una tradición buscar a los mejores profesionales para trabajar en la carrera diplomática, cuando se están poniendo en los requisitos elementos subjetivos y no objetivos de la evaluación eso desmejora la calidad. Hay que resaltar que si bien se está buscando que aquellas personas discriminadas históricamente tengan unos parámetros de compensación en esas evaluaciones, con esto se corre el peligro que no todas las personas discriminadas que no estén en esa lista lo sigan estando , por eso podríamos estar corriendo un doble riesgo”.
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