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POLÍTICA

"La Alcaldía de Cali brilla por su ausencia": excandidato Michel Maya

Según el exaspirante al primer cargo del Municipio, “lo del cambio del gabinete es otro de los show mediáticos a los que Jorge Iván Ospina ya nos tiene acostumbrados”.

30 de mayo de 2021 Por: Olga Lucía Criollo / Editora de Poder
Michel Maya, excandidato a la Alcaldía de Cali. | Foto: Archivo de El País

“Es claro que no existe una voluntad real de transformar la Administración Municipal. Si existiera, hubiese cambiado hace mucho tiempo. La crisis de Cali, la dificultad de la Administración no es nueva. El año pasado, iniciando la pandemia, hubo múltiples anuncios, pero finalmente no hicieron nada. Creo que lo del cambio de gabinete es un saludo a la bandera para tratar de apaciguar, sin hacer acciones ni cambios de fondo”.

Así asume el excandidato a la Alcaldía de Michel Maya el hecho de que, dos semanas después de haber reconocido que la protesta juvenil demanda “mayor esfuerzo y construcción colectiva de soluciones” y de haberle pedido la renuncia a todo su equipo de Gobierno, pocas sean las acciones emprendidas por el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina.

El 18 de mayo el Alcalde le pidió la renuncia a todos los miembros de su gabinete y hasta hoy solo ha hecho dos nombramientos. ¿Cree que esa interinidad le hace daño a la Administración local?

En lo único en que es eficiente, efectivo y eficaz Jorge Iván Ospina y su Alcaldía es en declarar emergencias económicas y en hacer grandes contrataciones. En lo todo lo demás son un desastre y la lentitud es lo que los hace brillar. Lo del gabinete es otro de los show mediáticos a los que ya nos tiene acostumbrados, con un agravante: perdió la confianza ciudadana. Entonces, no solo afecta la credibilidad en la Administración, afecta la ciudad, porque es un momento crítico, donde se necesita un Alcalde y un equipo de Gobierno que respondan al reto que tenemos, pero hoy la Alcaldía brilla por su ausencia.

¿Por qué cree que no ha nombrado a todos los nuevos funcionarios?

Es claro que no existe una voluntad real de transformar la Administración Municipal. Si existiera, hubiese cambiado hace mucho tiempo. La crisis de Cali, la dificultad de la Administración no es nueva. El año pasado, iniciando la pandemia, hubo múltiples anuncios, pero finalmente no hicieron nada. Creo que es un saludo a la bandera para tratar de apaciguar, sin hacer acciones ni cambios de fondo. Lo otro es que hay que reconocer que el Alcalde carece de capacidad y de movilidad política: no tiene la capacidad de decirle a sus aliados políticos: ‘señores, ustedes han administrado mal Metrocali, no lo van a seguir administrando’ o ‘ustedes no van a estar más al frente de la Salud del Municipio’ o de decirle a su aliado Juan Carlos Abadía, ‘usted no va a controlar más Emcali, vamos a hacer una transformación para que la generadora de empleo más grande del suroccidente colombiano se ponga al servicio de la gente’. Él no tiene esa capacidad ni interés real de hacer una transformación que permita enfrentar la crisis que tiene la ciudad.

¿Será que no ha logrado hacer acuerdos con los grupos políticos?

El Alcalde solo le cumple a sus aliados políticos más fuertes y trabaja con un círculo supremamente cerrado. Es inadmisible que, ante la crisis de seguridad, se haya manteniendo hasta ayer al frente de la Secretaría de Seguridad a Carlos Rojas. Es un gabinete que le responde a él, no a la ciudad. Yo creí que, ante el anuncio, iba a hacer un gran acuerdo de ciudad no solo con las fuerzas políticas sino con todas las fuerzas vivas para un verdadero plan de acción que saque a Cali adelante. Cali lleva más de 20 años en un profundo proceso de degradación social, económica y política que hace que hoy sea el epicentro del estallido social, no es solo la pandemia. El Plan de Desarrollo y las prioridades de inversión de la Alcaldía no son acordes a las necesidades de Cali. En lo que se gasta el dinero y las decisiones con las que utiliza los recursos públicos el Alcalde, con emergencia económica y la capacidad de contratar sin todos los requisitos de ley, no están siendo utilizados para transformar la ciudad. Creo que esa es la gran deuda de esta Administración.

¿Cómo se debería enrutar ese Plan de Desarrollo y el crédito qué tanto se discutió el año pasado?

Uno es el Plan de Desarrollo del Municipio y ese empréstito, pero hay un segundo punto que no es tan visible y es la autorización de endeudamiento en el Plan de Inversión de Emcali. Si bien el crédito de la Alcaldía es de más de $600 mil millones, el de Emcali es de más de $1,4 billones: si nos preocupan los $600 mil, debemos estar literalmente 2,5 veces preocupados por lo de Emcali. En ese sentido, ¿qué debería hacer una Alcaldía que tenga la prioridad clara de lo que necesita la ciudad?: Primero, un plan de choque de generación de empleo y de consumo. Dos, un plan de choque en materia de seguridad. Tres, hay que pensar en inversiones de recuperación de infraestructura y de puesta en funcionamiento de servicios públicos claves, como el transporte público. No tiene sentido que, en medio de esta crisis, se le haya abierto la puerta de par en par al transporte colectivo tradicional, en detrimento del sistema de transporte masivo, y el proyecto del Tren de Cercanías desapareció del escenario.

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Sin duda jóvenes y mujeres son los sectores más golpeados...

Pero no es cuestión de ir y repartir mercados. Allí es donde hay que hacer la gran apuesta y donde se necesitan verdaderos proyectos movilizadores. Meterle $3000 millones a la Plazoleta de la Caleñidad no es un proyecto movilizador. Se necesitan obras e inversiones en zonas estratégicas y esto requiere una mesa de diálogo entre múltiples sectores: clase política, empresarial, academia, sectores sociales, nuevas ciudadanías, jóvenes, mujeres y trabajo con los barrios para lograr que esas inversiones permeen donde realmente se necesita. La bomba social de Cali ya estalló, pero puede ser aún peor, porque la pobreza y la inequidad es muy grande. Creo que si la Alcaldía redirecciona los recursos en esos temas, usando como vehículos las Empresas Municipales y sus inversiones y las que se pueden hacer desde la Alcaldía, las cosas pueden cambiar.

¿Mala coincidencia que esta crisis se dé con un Alcalde que tiene tan altos niveles de desfavorabilidad?

Yo cambiaría la pregunta: ¿por qué Cali eligió un Alcalde que ha demostrado su incapacidad para gobernar, con claras muestras de despilfarro, faraónico, que ganó gracias a una alianza con la clase política tradicional y con grandes escándalos de corrupción? Pues ahí tenemos el reflejo, una Alcaldía que no ha priorizado en lo que tiene que priorizar, que los recursos de la pandemia se los gastó en rifas, juegos y espectáculos en lugar de atender los verdaderos problemas de fondo de la ciudad. No es gratis que el estallido social más fuerte nos haya tocado en Cali, es una acumulación que no solo surge en este Gobierno. De hecho, al inicio de su Gobierno, Ospina se dedicó a culpar a las últimas dos Administraciones de todos los problemas de la ciudad, olvidando de su Alcaldía, con grandes inversiones sin mayor futuro ni fondo, como los Guardas Cívicos y el desastre de las 21 megaobras, además de que no logró terminar unilateralmente, como después lo hizo la Administración de Rodrigo Guerrero, el contrato de Sicali, que no permitía que el Municipio tuviese autonomía tributaria. Ahí está el resultado.

La Alcaldesa de Bogotá hizo una reflexión poscovid y dice que va a replantear su manera de gobernar. ¿No se podría esperar algo así acá?

La verdad, yo perdí hace mucho las esperanzas de que Ospina tenga capacidad de autocrítica y de reflexión. Parte de su crisis de representatividad como Alcalde, pues en medio del estallido social se ha visto cómo lo abuchean, lo expulsan de los sitios y lo increpan públicamente, tiene que ver también con que ha abusado de la confianza ciudadana. Hizo un gran show cambiándose de camisa y diciendo que este era el nuevo Jorge Iván, y resulta que sus acciones son igual de erráticas y descoordinadas. No creo que a Ospina, dándole covid u otra situación que le genere una herida identitaria, como dice el filósofo, para que genere cambios, vaya a cambiar. Creo que las únicas salidas son que uno de los procesos de revocatoria prospere y la de ciudad decida otro camino o que el efectivo control político ciudadano ejerza la presión suficiente para que efectivamente cambie el gabinete y su forma de gobernar. Pero no creo que él tenga la capacidad de autocrítica para reconocer que se ha equivocado y que perdió la ciudad.

¿Entonces no se puede esperar que sea él quien lidere el diálogo para evitar más bloqueos en la ciudad?

No, porque él carece de legitimidad. Despilfarró la conexión que tenía con la caleñidad. Nadie puede negar que las obras faraónicas que realizó en su primera Administración le permitieron conectarse con sectores muy amplios de la ciudad, así como el cambio de una Feria de Cali inaugurada por una cabalgata a una con el Salsódromo fue una gran expresión de un Alcalde que se conectó con la caleñidad. Pero él rompió la confianza de la ciudad, por lo que hoy no tiene capacidad de llamar a una reconciliación. La gente no le cree.

¿Cómo evitar entonces que se vuelvan a presentar bloqueos en Cali?

Hay que entender que hay distintas expresiones del estallido social. Unas tienen unas reclamaciones nacionales, que son articuladas a través del Comité Nacional del Paro que se instaló en octubre del 2019 con organizaciones muy estructuradas, como los sindicatos, que ya está en negociación con el Gobierno Nacional. Otras expresiones son las barriales y juveniles, que se han dado en algunas zonas del país, especialmente Cali. En ellas hay que celebrar la facilitación que han hecho Arquidiócesis, grupos defensores de Derechos Humanos, Asonal Judicial, abogados y medios de comunicación para lograr un acercamiento que construya un proceso de acuerdo de los sectores que se están manifestando al sentarse con la Alcaldía y la Gobernación y que las cosas avancen. Creo que estamos entrando en la etapa final de este fenómeno. El punto más álgido ya se superó y lo que viene es un desmonte progresivo, organizado y catalizado por las negociaciones, que tienen que tener una profunda empatía y un profundo respeto por los acuerdos. No se pueden incumplir los acuerdos, porque, de lo contrario, en medio de esta crisis institucional y de representatividad, pueden volverse a presentar conatos de bloqueo.

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Cambios

¿Qué opina del nombramiento del nuevo secretario de Seguridad, Carlos Javier Soler Parra?

Es importante señalar que el coronel (r) Soler Parra tiene gran experiencia en comando de unidades del Ejército, pero muy poca experiencia en seguridad ciudadana. Tiene tres retos grandes: construir puentes, recuperar la confianza y promover el diálogo. Lo tercero es un reto especialmente personal, pues a su paso por el Ministerior de Defensa era reconocido por no escuchar. También quiero decir que el regreso de Jimmy Dranguet (subsecretario de Inspección y Vigilancia), es una clara señal de reconocimiento del declive político de Podemos Cali, pero una pésima señal, pues es un cambio de gabinete de ‘yo con yo’, cuando lo que la ciudad requiere es un gabinete de unidad municipal”.

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