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Política

Retórica peligrosa, consecuencias reales

Ante lo sucedido entre los presidentes Trump y Petro este domingo, el analista político Álvaro Benedetti expone cómo Colombia se podría ver afectada por este panorama.

27 de enero de 2025 Por: Álvaro Benedetti, analista político
Donald Trump Gustavo Petro
Para el analista, la respuesta del gobierno Petro resulta desconcertante. | Foto: SEMANA

En un abrir y cerrar de ojos, Colombia pasó de un debate moderado sobre migración a una crisis económica que pone en riesgo su relación con Estados Unidos, evocando tensiones similares al proceso 8000, cuando la descertificación amenazó la diplomacia y economía del país. Sin embargo, el escenario actual es más complejo, definido por decisiones desacertadas, un contexto internacional adverso y una conducción política que privilegia el idealismo dogmático sobre la estrategia pragmática.

El presidente Gustavo Petro, fiel a su estilo, recurre a la retórica confrontativa. Ante la pérdida de control territorial y la crisis humanitaria del Catatumbo, sumado a su pasiva cercanía con la dictadura de Caracas, parece haber optado por una elocuente, pero peligrosa, cortina de humo. Lo que en su discurso exhibe como un acto de dignidad nacional, en la práctica revela un cálculo obtuso y narcisista sobre las inevitables consecuencias económicas y políticas que, en pocas horas, impactaron al país.

Desde la administración Trump, América Latina ocupa un lugar secundario en la agenda de Washington, bajo la doctrina de “América para los americanos”. Esta indiferencia obliga a la región a recalibrar sus estrategias, pero Colombia no logra esquivar los efectos de una política exterior estadounidense proteccionista y unilateral. La reciente represalia arancelaria de EE. UU., con incrementos iniciales del 25 % y la amenaza de llegar al 50 %, envía un mensaje claro: desafiar las políticas migratorias estadounidenses conlleva consecuencias inmediatas.

Sectores clave como alimentos, transporte, tecnología y maquinaria, que dependen de importaciones estadounidenses, enfrentan costos crecientes. Además, las exportaciones colombianas, de las cuales el 29 % tienen como destino Estados Unidos, perderán competitividad, golpeando rubros fundamentales como petróleo y café. La incertidumbre es especialmente crítica para los floricultores, cuya producción abastece cerca del 78 % de las flores que se comercializan en Estados Unidos y que, ad-portas de San Valentín, podrían ver reducida su demanda.

Embajada de Estados Unidos en Colombia
sección de visas, filas para solicitar visa americana
La Embajada de Estados Unidos en Colombia amaneció con largas filas. | Foto: GUILLERMO TORRES REINA

Frente a este panorama, la respuesta del gobierno Petro resulta desconcertante. Amenazar con represalias arancelarias ignora que Colombia carece de la capacidad para sostener un conflicto comercial con su principal socio. El tratado de libre comercio, que permite la entrada de 11.500 productos colombianos con arancel cero, no es un privilegio menor, especialmente en un contexto de balanza comercial deficitaria. Al mismo tiempo, surgen dudas sobre el comportamiento del dólar, que, tras su caída significativa en la penúltima semana de enero, podría dispararse nuevamente ante la creciente incertidumbre económica.

El bilateralismo económico, aun en condiciones asimétricas, es crucial para la estabilidad colombiana. Frente a las agresivas, y quizá injustas, órdenes ejecutivas dispuestas por Trump desde su primer día, la retórica demagógica no solo desvía las prioridades económicas, sino que también compromete la cooperación en seguridad y lucha contra el narcotráfico. Petro debe entender que las relaciones internacionales no se gestionan con gestos simbólicos de “dignidad”, sino con una diplomacia mesurada que priorice los intereses estratégicos del país.

Además, sin un liderazgo regional consolidado y con una cancillería en manos de la advenediza Laura Sarabia, el panorama resulta poco alentador. Si bien Latinoamérica no debe subordinarse a las pretensiones imperiales de Trump, es igualmente incontrovertible que el presidente colombiano carece de la capacidad para articular una visión hemisférica que contrarreste la influencia estadounidense o liderar una agenda regional sólida.

Flags of the USA and Colombia against the background of the blue sky
En un momento crítico para la economía y los colombianos que dependen de una política migratoria eficaz, convertir un desacuerdo puntual en una crisis prolongada es un lujo que el país no puede permitirse. | Foto: Getty Images/iStockphoto

En un momento crítico para la economía y los colombianos que dependen de una política migratoria eficaz, convertir un desacuerdo puntual en una crisis prolongada es un lujo que el país no puede permitirse. Reconstruir puentes con EE. UU. y moderar la retórica son esenciales para evitar daños irreparables a la economía y la estabilidad. Marco Rubio mostró las llaves. Depender de Estados Unidos, aunque incómodo, es una necesidad estratégica.

*Consultor internacional. Estructurador de proyectos.

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