Política
¿Se empieza a hacer agua el Pacto Histórico?
Los escándalos y la dificultad del Presidente para lograr consensos políticos empieza a resentir la coalición con la que llegó al poder. Las regionales podrían ser su gran fracaso.
Hay quienes sostienen que un fenómeno parecido al del Pacto Histórico no se verá de nuevo en los próximos años en Colombia, ya que logró, en poco tiempo, agrupar varias fuerzas progresistas y de izquierda que obtuvieron triunfos sin precedentes en las elecciones al Congreso y Presidencia.
Sin embargo, también hay consenso en que ya aparecen grietas que anticipan que su existencia a largo plazo está amenazada, así como su influencia en los comicios del próximo 29 de octubre.
Según analistas políticos, los escándalos que ha afrontado el presidente Gustavo Petro y la larga lista de críticas a su gobierno, por acciones u omisiones, han terminado por golpear a la coalición que lo llevó al poder.
“El fenómeno del Pacto Histórico no ocurrió en un vacío político. Surgió en un momento de agitación social y demanda de cambio. El liderazgo de Gustavo Petro también fue una fuerza impulsora detrás del movimiento. Se presentó como un líder dispuesto a desafiar el status quo y ofrecer una visión alternativa de la política. Sin embargo, esa fue un arma de doble filo, porque el talante del Presidente, que da más peso a la semejanza ideológica que a las opiniones técnicas y que se ha dedicado a un estilo de gobierno defensivo y sin aceptar críticas, se traslada al Pacto Histórico”, opina la politóloga Consuelo Wynter, quien agrega que prueba de esto es que las encuestas muestran un descontento ciudadano.
Según la más reciente medición de Invamer, la desfavorabilidad del Jefe de Estado está en 61 % y su favorabilidad en 33 %, pero lo más revelador es que desde que llegó a la Casa de Nariño, hace un año, las cifras se han movido dramáticamente en su contra. En agosto de 2022 su aprobación era del 56 % y su desaprobación de tan solo el 20 %.
El Pacto Histórico también enfrenta varios retos de legitimidad por cuestiones como los escándalos por la supuesta financiación irregular de la campaña presidencial que se destaparon por cuenta del exembajador Armando Benedetti y Nicolás Petro. Este último enfrenta un proceso judicial, tras haber sido acusado de presunto enriquecimiento ilícito y lavado de activos.
Incluso, la situación jurídica del hijo del Mandatario ha desatado peleas internas en el partido de Gobierno.
Una de las más sonadas tuvo lugar entre el representante a la Cámara Agmeth Escaf y el abogado Miguel Ángel del Río, quienes se acusaron mutuamente de supuestos favorecimientos políticos y de inoperancia en el Pacto.
Para Consuelo Wynter, estos sucesos hacen mella en la legitimidad del Gobierno ante la opinión pública, lo que le resta margen de maniobra en el Congreso y deja a su bancada en situación de debilidad.
Por otro lado, el Pacto Histórico adolece —tanto en el Congreso como en el gabinete— de figuras públicas que asuman un rol de liderazgo que contraste con el de Petro, como lo señala Diego Vera, politólogo de la Universidad Javeriana: “Algunas de sus figuras actúan más como líderes de oposición o activistas políticos que como gobernantes. Otros tienen un perfil muy académico, pero con escasa o nula experiencia en gestión pública y comunicación y negociación política”.
Y añade: “Son evidentes las improvisaciones de cálculo presupuestal en las reformas más importantes, la necesidad de hacer adiciones presupuestales, las contradicciones técnicas dentro del Ministerio de Hacienda y las tensiones con la Contraloría y el Banco de la República por criterios de estabilidad fiscal. Además, la salida masiva y abrupta de viceministros y funcionarios de perfil técnico reafirma la percepción de sobrepolitización de las organizaciones del Estado”.
Para el analista, la coalición que llevó a Petro al poder ha tomado decisiones que han impedido que se consolide como un proyecto cercano a los más vulnerables. “Por ejemplo, la decisión de involucrar figuras del extinto M-19 en agencias críticas para el sistema nacional de inteligencia y la seguridad nacional no ha sido democrática ni justificada técnicamente”.
“Así pues, la narrativa del Pacto deja entrever que gobiernan y legislan para los que los eligieron en nombre del cambio, olvidándose de la otra mitad del país. Incluyen sectores antes ignorados (campesinos, indígenas, afrodescendientes, sindicatos, LGBTI), pero excluyen o confrontan actores clave como gremios, industriales y bancos, pequeños y medianos empresarios, partidos tradicionales y retirados de la Fuerza Pública”, argumenta Vera.
Y agrega que ahora el problema es hallar el punto de equilibrio entre la consistencia ideológica y la capacidad de articulación política con otros sectores: “Tuvieron a Roy Barreras, que era un negociador esencial para el Ejecutivo, pero creaba conflicto dentro de la colectividad porque tenía su propia agenda política para catapultarse como candidato presidencial. El Gobierno carece hoy de un gran negociador y cerró filas al disolver la coalición con partidos tradicionales, menoscabando su capacidad de confección de consensos en el Legislativo”.
Sin candidato a la Alcaldía de Cali
“El panorama nacional y el local tienen panoramas distintos para el Pacto Histórico en lo que viene ocurriendo en el perfilamiento de campañas en lo territorial. Lo que está sucediendo es que esta fuerza está atomizada, desagregada por liderazgos individuales. En el caso de Cali, la situación de los precandidatos del Pacto es bastante lamentable para los intereses que supuso la elección del Congreso, porque muestra un panorama de pérdida de terreno y competitividad política frente a la oposición, que parece estar más organizada”, opina Álvaro Benedetti, estratega y analista político.
Para él, en Cali hay otro factor adverso para las fuerzas políticas que llevaron al poder a Gustavo Petro y que aspirarían a hacerse al Gobierno local y es que la Alcaldía de Jorge Iván Ospina está terminando con unos niveles de impopularidad sin precedentes y con bajísimo índice de ejecución.
Benedetti concluye que en la ciudad esta colectividad no tiene ninguna figura destacada con capacidad de arrastrar masas, tener influencia legítima en lo popular y carisma suficiente para captar a otros sectores.
“No lo es Danis Rentería, que parece ser el ungido, ni Denison Mendoza. En el Valle parece que tampoco cuajó una campaña a la Gobernación y la aritmética electoral podría resultar en que el Pacto Histórico termine apoyando a Óscar Gamboa y no a Ferney Lozano, quien no es muy conocido por la opinión pública”.
Regístrate gratis a nuestro boletín de noticias
Recibe todos los días en tu correo electrónico contenido relevante para iniciar la jornada. ¡Hazlo ahora y mantente al día con la mejor información digital!