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Verónica Alcocer, primera dama de Colombia. | Foto: Tomado de redes sociales

Política

Verónica Alcocer adelantará acciones legales contra el exviceministro Ricardo Díaz; esto es lo que se sabe

Tras las declaraciones del general (r) en contra de la primera dama, Alcocer decidió solicitar una audiencia en contra de Díaz.

13 de septiembre de 2023 Por: Redacción El País

Verónica Alcocer, primera dama de Colombia, le otorgó poder al abogado Mauricio Pava para que la represente durante la audiencia contenciosa que solicitó en contra de Ricardo Díaz, exviceministro de Defensa, quien acusó a Alcocer de tener “intereses” en la compra de tres helicópteros para la Fuerza Pública y la Casa de Nariño.

Cabe mencionar que durante el diálogo con SEMANA, el exviceministro de Defensa contó que en septiembre de 2022, el coronel Eduardo Mejía le expresó que Verónica Alcocer tendría un “interés particular en que esos helicópteros fueran adquiridos por el Ministerio de Defensa”.

Primera Dama Verónica Alcocer
La primera dama, Verónica Alcocer, solicitó una audiencia contra el exviceministro de Defensa, Ricardo Díaz. | Foto: Consejería Presidencial para la Niñez y la Adolescencia

Según Ricardo Díaz, ese “interés” de Alcocer le pareció “extraño” pues “la primera dama no tenía por qué estar decidiendo por ninguna empresa en la compra o no compra de elementos militares”.

El exviceministro señaló que supuestamente le ofrecieron una alta suma de dinero –700 millones de pesos– “para que la decisión fuera adquirir esas tres aeronaves”.

   El viceministro de Estrategia, general (r) Ricardo Díaz (izquierda), nombrado por el ministro Iván Velásquez, terminó una reunión con SEMANA, pues este medio de comunicación se negó a firmar un documento de confidencialidad.
El exviceministro Díaz trabajó con el ministro de Defensa, Iván Velásquez. | Foto: capturas de pantalla video Twitter @mindefensa 0’25" 7:06 p. m. · 1 sept. 2022 desde Bogotá, D.C., Colombia

Testimonio revelador

El testimonio de Díaz también arroja luz sobre otros aspectos controvertidos de la administración Petro, incluida la presión para adquirir helicópteros y la millonaria coima ofrecida para influir en esa decisión. Además, se menciona una flotilla de helicópteros rusos MI en estado de preservación, lo que plantea preocupaciones sobre el manejo de recursos y activos importantes.

Las explosivas revelaciones del general Díaz plantean un desafío significativo para el gobierno de Gustavo Petro. La credibilidad y la integridad de las figuras cercanas al presidente están en entredicho, y la opinión pública está ansiosa por obtener respuestas y aclaraciones.

General Ricardo Díaz en entrevista con Vicky Dávila, directora de SEMANA. | Foto: juan carlos sierra - semana
General Ricardo Díaz en entrevista con Vicky Dávila, directora de SEMANA. Foto: Juan Carlos Sierra - SEMANA | Foto: Juan Carlos Sierra - Semana

Entrevista de SEMANA al general (r) Ricardo Díaz

VICKY DÁVILA (V. D.): General Ricardo Díaz, hace unos dos meses usted salió del cargo que ocupaba como viceministro de Defensa. ¿Por qué?

Ricardo Díaz (R. D.): Me retiré por solicitud del señor ministro Iván Velásquez.

V. D.: O sea, lo retiraron.

R. D.: Me retiraron…

V. D.: ¿Por qué decide hablar y dar la cara?

R. D.: Mi decisión obedece a que en su momento acompañé al presidente Petro en un proyecto político en el cual creí. Había cosas en común como la estabilidad de los militares, combatir la corrupción en las Fuerzas, trabajar por el bienestar de las tropas y, sobre todo, la institucionalidad, y asegurar el compromiso de las Fuerzas con la democracia.

V. D.: ¿Hoy está arrepentido de haber creído en el proyecto político de Gustavo Petro?

R. D.: Hoy pienso que haber apoyado un proyecto donde lo que se dijo no se cumplió sí da para arrepentirme. Pensé que era un proyecto viable para el país y para las Fuerzas Militares.

V. D.: Salió desilusionado…

R. D.: Salí desilusionado porque veo que no es así. La corrupción y los intereses económicos continúan y están desestabilizando al Ministerio de Defensa, que es la garantía de la democracia en el país.

V. D.: Usted era el viceministro para la estrategia y la planeación del Ministerio de Defensa…

R. D.: Sí, manejaba el presupuesto de 52 billones de pesos en el Ministerio, manejé la parte académica de las Fuerzas Militares, el bienestar, la alimentación de las tropas, las dotaciones y, lo más importante, teníamos que garantizar la defensa y la seguridad del país con las unidades orgánicas del Comando General de las Fuerzas Militares.

V. D.: General, ¿usted encontró corrupción en medio de la gestión de Iván Velásquez como ministro de Defensa?

R. D.: Hay permisividad, sí.

V. D.: ¿Esa es una forma de corrupción?

R. D.: Sí, es una forma de corrupción, porque hay personas que están interesadas en tener acceso a eventos donde se necesita transparencia, porque lo que estamos administrando son recursos públicos y hay intereses que no permiten que eso suceda.

V. D.: Como le ocurrió con una oferta de tres helicópteros para la Presidencia. ¿Qué pasó?

R. D.: Cuando recibí el Viceministerio, se me habló de la necesidad de adquirir unos helicópteros como soporte logístico para el helicóptero presidencial y dos helicópteros para iniciar el reemplazo de la flota de helicópteros UH-1N, que tienen unos 60 años de uso. Me hablaron de tres helicópteros que había ofrecido un país amigo y que podrían servir para la Fuerza Aérea. Desde el principio se empezaron a presentar presiones.

V. D.: ¿Cuál país amigo?

R. D.: Era un país árabe. Su representante había comprado unos helicópteros de fabricación italiana, de la empresa Leonardo, y decidió vender tres de las mismas especificaciones del helicóptero presidencial. Estos habían sido ofrecidos a la Fuerza Aérea.

V. D.: Usted dice que hubo “presiones”. ¿De qué tipo?

R. D.: Las presiones fueron de personas que se presentaron vinculadas con el Gobierno, ofrecieron dádivas para que se tomara en consideración la compra de los helicópteros.

V. D.: ¿Le ofrecieron plata a usted?

R. D.: Sí, a mí me ofrecieron.

V. D.: ¿Cuánto dinero le ofrecieron?

R. D.: Me ofrecieron 700 millones de pesos para que la decisión fuera adquirir esas tres aeronaves.

V. D.: ¿Quién se los ofreció?

R. D.: Me los ofreció un grupo de personas a través de un oficial retirado del Ejército.

V. D.: ¿Quién? ¿Cómo se llama?

R. D.: El coronel Eduardo Mejía. Él se me acercó, me dijo que trabajaba en conjunto con el señor Camilo Benedetti, hermano del embajador de Colombia en Venezuela en ese momento (Armando Benedetti) y con Camilo Torres Méndez.

V. D.: ¿Quién es Camilo Torres Méndez?

R. D.: Camilo Torres Méndez es una persona que me mencionó el señor coronel Mejía, que trabaja en una empresa denominada Force, una empresa que tiene sede en Colombia, es extranjera y ha tenido varios cuestionamientos en contratación con las Fuerzas Militares desde 2020. Él tiene un cargo directivo en esa empresa. Mejía también dijo que él trabajaba con Ángela Benedetti, la hermana del señor embajador. Esa fue la información que me suministró el coronel Mejía.

V. D.: ¿Cómo lo aborda el coronel Mejía?

R. D.: Me cita. Yo lo conocía de tiempo atrás. Me dice que él trabaja con estas personas que le acabo de nombrar y que hay 700 millones de pesos para que el Ministerio tome la decisión de comprar esos helicópteros.

V. D.: ¿Y usted qué le dijo?

R. D.: Primero me pareció muy extraño que Eduardo, conociéndome y habiendo trabajado juntos, me estuviera ofreciendo ese tipo de dádivas. Y dos: el interés era que se compraran los helicópteros que tenía el Gobierno de Catar a la venta, nos despedimos y le pedí el favor de que no se volviera a tocar el tema con relación a comisiones, dádivas o dineros que fueran a perjudicar la buena imagen de todos.

V. D.: Pero hay algo clave y es que Mejía le dice que trabaja con esas personas, pero que hay alguien muy cercano al presidente Gustavo Petro que está muy interesado en que se compren esos helicópteros. ¿Quién es esa persona?

R. D.: Él me dijo que la primera dama tenía un interés particular en que esos helicópteros fueran adquiridos por el Ministerio de Defensa.

V. D.: ¿Verónica Alcocer?

R. D.: Sí señora.

V. D.: ¿Cuándo ocurre este episodio?

R. D.: La primera semana de septiembre de 2022, más o menos.

V. D.: ¿Qué reacción tuvo cuando el coronel le mencionó a la primera dama?

R. D.: Vicky, él dijo que por parte de la primera dama había un interés en que esas aeronaves se compraran. Eso me pareció muy extraño porque no es función de la primera dama estar intercediendo por contratistas. Además, es una actividad netamente militar que corresponde a la parte técnica de la Fuerza Aérea. Pero el coronel sí fue muy claro en decir que había interés de la primera dama de que se compraran esos helicópteros.

V. D.: Hay un episodio adicional y es que abordan a su esposa. ¿Cómo fue?

R. D.: Después de mi nombramiento como viceministro, empezaron a aparecer amistades a las cuales no estábamos acostumbrados, porque somos de pocos amigos. En alguna ocasión la invitaron a un almuerzo.

V. D.: ¿Quién?

R. D.: La citaron en el apartamento de Ángela Benedetti. A esa reunión iban a asistir Camilo Benedetti, Camilo Torres Méndez y (Carlos) Alberto Dada Barguil, exesposo de la señora Benedetti. Mi esposa no llegó a tiempo y hubo una molestia en las personas que asistían a esa actividad. En esa reunión determinaron que debían desprestigiar mi nombre y decir que me habían entregado 4.000 millones de pesos por la compra de las baterías antiaéreas Barak, de origen israelí.

V. D.: ¿Pero se lo dicen a su esposa?

R. D.: No, ella no llegó a tiempo y ellos se fueron, pero llegaron a ese acuerdo para que esa información fuera suministrada, pienso yo, que al Ministerio o posiblemente a la Presidencia. En todo caso, nos informan lo que había pasado en el almuerzo. Con esa información, le solicité al ministro (Iván Velásquez) hablar con él para ponerlo al tanto de lo que estaba pasando. Lo hice a través del sistema de comunicación que teníamos. Me dio la cita, le informé lo que había ocurrido en esa reunión y tomó nota de los nombres.

V. D.: Detengámonos ahí un minuto. Usted llega a la cita, ¿y qué le dijo al ministro?

R. D.: Le dije que me habían abordado y me habían ofrecido un dinero para la compra de unos helicópteros. Como eso no se había dado, entonces habían dicho que había que desprestigiar mi nombre, afirmando que me habían entregado 4.000 millones de pesos por la compra de la batería antiaérea Barak. Una decisión que tomó el comandante de la Fuerza Aérea y que apoyaron el presidente de la república y el ministro de Defensa. Fue una reunión en la Casa de Nariño, era una decisión que tenía que tomar Petro, porque se trataba de la defensa nacional.

V. D.: ¿Qué le dijo el ministro cuando usted le soltó esa bomba?

R. D.: Él me preguntó cómo había adquirido esa información. Le dije que me había sido suministrada por una persona que había estado en esa reunión y que mi obligación era ponerlo al tanto de lo que estaba pasando. Él tomó nota de los nombres, me dijo que tenía otras actividades y me retiré de la oficina. Más tarde me llaman y me dicen que en ese momento estaban reunidas las personas que me mandaron el mensaje y estaban tratando de averiguar quién fue la persona que filtró la información. A partir del momento, el ministro toma unas acciones.

V. D.: ¿Qué tipo de acciones tomó el ministro?

R. D.: Fueron muy puntuales. La primera fue que toda la información que se le suministrara al despacho del señor ministro debía ser a través de su secretaria personal. La segunda fue que dio la orden de que los computadores de los viceministros debían quedar conectados al computador de la secretaria personal para poder tener control sobre las personas que se atendían y las citas que se otorgaban. Por último, a partir de ese momento, no volví a tener comunicación con el ministro. Todo se hizo a través de su secretaria.

V. D.: ¿Usted le dijo al ministro de Defensa que la primera dama, supuestamente, estaba interesada en ese negocio de los helicópteros?

R. D.: Le informé al señor ministro cuando me recibió en su despacho. Le mencioné los nombres de las personas que habían hecho los comentarios de que la primera dama tenía interés en la adquisición de esas aeronaves.

V. D.: ¿Y qué le dijo el ministro?

R. D.: Guardó silencio. Tomó nota de los nombres y me dijo que él iba a resolver el asunto. A mí me dijeron: “El ministro está hablando con la Presidencia”.

V. D.: ¿Y con quién se comunicó el ministro en Presidencia?

R. D.: Con Laura Sarabia. Estoy seguro de que fue ella, porque se trataba de la familia de Benedetti.

V. D.: Usted me contó, antes de la entrevista, que hubo un alto funcionario de la Casa de Nariño que también lo abordó por los helicópteros. ¿Quién fue?

R. D.: El esposo (hoy exesposo) de la señora Ángela Benedetti, Juan Fernández.

V. D.: ¿Cómo fue?

R. D.: Juan Fernández me citó a una reunión, yo asistí.

V. D.: ¿Lo citó a Palacio?

R. D.: No.

V. D.: Entonces, ¿dónde se vieron?

R. D.: En Residencias Tequendama. Me dijo que había recibido unas instrucciones del presidente para hablar de unos aviones que debía adquirir Satena para unas rutas nacionales e internacionales que habían ordenado hacia Caracas. Pero como la empresa Satena pertenecía al Viceministerio de Geseg, me debía acompañar la viceministra que tenía esa responsabilidad.

V. D.: Y llegó allá el día de la cita con la viceministra.

R. D.: Llegamos a la cita y estaba Juan Fernández. Yo llegué con la señora viceministra. Se habló de los requerimientos que me había hecho el presidente, se habló sobre el leasing de unos aviones de la empresa Viva, que estaba con problemas económicos, y en un momento él (Juan Fernández) se levantó y me dijo que necesitaba ir al baño. Habíamos acordado previamente que, cuando eso ocurriera, yo me excusaba con la viceministra y atendía un requerimiento que tenía el señor Fernández. Efectivamente, nos encontramos en el corredor que va hacia los baños.

V. D.: ¿La viceministra se quedó ahí?

R. D.: Juan me dijo que tenía que hablar una cosa privada. Entonces la señora viceministra se quedó en el comedor, yo salí, me entrevisté con él y me dijo: “General, el asunto es de los helicópteros. La primera dama tiene interés en que se adquieran”. Y yo le dije: “Mire, Juan, esa es una actividad que es responsabilidad de la Fuerza Aérea, nosotros no los adquirimos porque no está entre las funciones, ni contratar, ni hablar, ni recibir.

V. D.: Quiero que me describa el sitio exacto donde él le dijo eso de la primera dama.

R. D.: A ver, uno sale del comedor del cuarto piso en Residencias Tequendama. Sale a mano derecha, cruza a mano izquierda y al fondo se encuentran los baños del hotel. Él regresó y me esperó en el corredor, y yo me acerqué para preguntarle qué era lo que tenía que hablar conmigo en forma reservada. Me dijo que era con relación a los helicópteros que había ofrecido el Gobierno de Catar. Me dijo que la primera dama tenía interés en que esos helicópteros se compraran. El señor Juan Fernández es muy cercano al presidente, porque es uno de sus asesores, y el mensaje que enviaron fue muy claro.

V. D.: ¿Pero no le pareció raro que, en lugar de decirle que era el presidente, le dijera que era la primera dama?

R. D.: Sí, bien raro porque la primera dama no tenía por qué estar decidiendo por ninguna empresa en la compra o no compra de elementos militares.

V. D.: ¿Se sintió incómodo?

R. D.: Me sentí muy incómodo. A partir de esa fecha, el señor Juan Fernández no fue la misma persona conmigo. En las dos o tres veces que nos encontramos siempre rehuía el saludo. La última vez que tuve que saludarlo fue en la Escuela Militar, pero pues fue muy lejano. Cuando llegué al sitio de la reunión se alejó.

V. D.: Cuando él le dijo eso de la primera dama Verónica Alcocer, ¿lo sintió asustado o normal?

R. D.: No. Fue con mucha propiedad y naturalidad. Pienso que él debía conocer del tema, porque me llevó fue una razón, básicamente.

V. D.: ¿Esa reunión con Juan Fernández en Residencias Tequendama fue antes o después de que le ofrecieran 700 millones de pesos?

R. D.: Fue después.

V. D.: ¿Y fue antes o después de aquella reunión donde invitaron a su esposa y ella llegó tarde?

R. D.: Fue después de esa reunión.

V. D.: Esos tres helicópteros, por los que recibió tantas presiones, ¿cuánto costaban?

R. D.: Era un negocio, más o menos, de 20 millones de dólares, eso costaban. Sé que después los compró la República Dominicana a muy bajo costo, pero por decisión de la Fuerza Aérea, porque no los necesitaban. Tenían otras prioridades.

V. D.: ¿Qué pasa después de que usted le lleva esa información al ministro Velásquez?

R. D.: A partir de ese momento, el ministro cambia su actitud conmigo. Ya no hay más comunicación. Empiezo a notar una serie de informaciones que no eran ciertas. Por ejemplo, que mi esposa ingresaba frecuentemente al Ministerio a hablar con los viceministros y con las oficinas de contratación. Ese artículo salió en El Espectador.

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