Salud
¿Es malo que los adultos consuman leche?
La leche es un alimento que contienen muchos nutrientes necesarios para el correcto funcionamiento del organismo de los niños. Conozca los efectos que tiene en los adultos.
Una dieta saludable está conformada por grandes grupos de alimentos, que aportan nutrientes que mantienen sano al organismo. Sin embargo, el primer alimento que pasa por el cuerpo del ser humano es la leche, ya sea materna o de fórmula.
La leche es uno de los alimentos que más se consumen en la infancia debido a sus grandes propiedades. A pesar de ello, en la adultez, se puede llegar a cuestionar el valor nutricional del consumo de leche, ya que incluso se relaciona con algunas enfermedades.
Es por ello que muchos se hacen esta pregunta ¿es necesario tomar leche cuando ya somos grandes? Giuseppe Russolillo, presidente de la Academia de Nutrición y Dietética de España, afirma que esto corresponde a muchos factores, entre ellos la cultura alimenticia de cada zona.
“La teoría de que los seres humanos somos los únicos mamíferos que seguimos tomando leche después del amamantamiento y que, por tanto, no es necesario tomar esta bebida no es del todo cierta”, explica el experto. Es más, se puede determinar que el consumo de leche en algunos lugares del mundo, como por ejemplo Europa, está arraigado en la cultura desde sus orígenes.
“Ya los primeros homínidos empezaron a beber leche de cabra, oveja, burra o vaca. Principalmente, la bebían en el día y hacían con ella quesos para poder conservarla”. Por otra parte, en zonas como Asia, el consumo de leche no está en la cultura gastronómica.
¿Y la lactosa?
Estudios comprueban que en los lugares donde el consumo de leche es cultural hay un menor porcentaje de la población con déficit de lactasa. Además, en los lugares donde no se consume tanta leche hay más personas con intolerancia a la lactosa.
Según la Clínica Mayo, “Las personas que tienen intolerancia a la lactosa no pueden digerir el azúcar (lactosa) que contiene la leche”, por esta razón, esta población puede tener diarrea, gases e hinchazón después de consumir productos lácteos.
Leticia López, miembro del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad de Madrid, comenta que la actividad de la lactasa en el intestino de los mamíferos disminuye a lo largo de la vida, por eso es común que, “filogenéticamente, lo natural sería ser intolerante a la lactosa, pero los seres humanos disponemos de un polimorfismo genético que hace que el gen que codifica para esta enzima se siga expresando y la actividad continúe, lo que nos permite digerir la lactosa a lo largo de toda la vida”.
“Mientras que en Europa del norte tan solo un 5% de la población presenta esta intolerancia, en España se estima que afecta entre un 20-30%, llegando a afectar al 75-80% de los afroamericanos y al 95% de los asiáticos”, explica la experta, lo que se evidencia lo mencionado anteriormente, entre más arraigado esté el consumo de leche en la cultura gastronómica de un pueblo, menos intolerantes a la lactosa habrá.
La Clínica Mayo expresa que, “por lo general, la intolerancia a la lactosa se debe a la escasez de una enzima que se produce en el intestino delgado, la lactasa. Una persona puede tener niveles bajos de lactasa y aun así ser capaz de digerir productos lácteos”, por lo que una persona rara vez es 100% intolerante a la lactosa.
“El ser humano, a través de cientos y miles de años ha ido adaptando su cuerpo a los alimentos que culturalmente toma”, señala Russolillo. Por ello, posiblemente la leche sea un producto adecuado para la dieta de las personas orientales, ya que no están acostumbrados a su consumo: “Posiblemente no sean capaces de digerir el alimento y tolerarlo al ya no tener lactasa”, afirma la experta.
En cambio, en países como Colombia donde la leche generalmente es parte de la dieta normal de los hogares, es un alimento completo y saludable, también en la edad adulta.
La leche posee proteínas, hidratos de carbono y grasas. “Estos nutrientes se necesitan a lo largo de toda la vida, por lo que, si nos gusta la leche, y aunque no es imprescindible, sí es una excelente opción como parte de nuestra dieta habitual”, explica la experta.