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La leche tiene lactosa de azúcar, proteínas y grasas que ayudan a que hidrate mejor que el agua.
La leche tiene lactosa de azúcar, proteínas y grasas que ayudan a que hidrate mejor que el agua. | Foto: Getty Images / Jose Luis Paes INC

Salud

Esta podría ser la razón de que la leche le siente mal: tome nota

Aquí algunas recomendaciones para quienes son intolerantes a la lactosa, lo que se puede controlar a través de cambios en la dieta y el estilo de vida.

10 de mayo de 2023 Por: El País

Para tener una leche de calidad, es importante asegurarse de que no tenga ningún residuo extraño, que no tenga un olor o sabor extraño, no tenga color y que tenga una cantidad normal de bacterias. La calidad de la leche es muy importante porque afecta la calidad de los productos lácteos que se hacen con ella.

Estas pruebas pueden incluir la medición de la cantidad de leche, pruebas de sabor, olor y apariencia, pruebas para medir la composición y la acidez de la leche, pruebas para medir las condiciones higiénicas y la limpieza, y pruebas para detectar cualquier adulteración o residuo de medicamentos en la leche.

Según un estudio, la leche hidrata más que el agua
Según un estudio, la leche hidrata más que el agua | Foto: Getty Images / Burke/Triolo Productions

La Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura recomienda que para los productores y procesadores de leche de pequeña escala en países en desarrollo, hay varias pruebas que se pueden realizar utilizando herramientas simples, como la prueba del sabor y la apariencia, la medición de la densidad y la acidez de la leche, y la prueba de Gerber para medir el contenido de grasa. Siguiendo estas prácticas y realizando pruebas de calidad, se puede garantizar la seguridad e inocuidad de los productos lácteos para los consumidores.

La leche puede caer mal al estómago por varias razones, entre ellas:

1. Intolerancia a la lactosa: la lactosa es el azúcar presente en la leche y algunos individuos tienen dificultad para digerirla debido a la falta de una enzima llamada lactasa. Esto puede provocar síntomas como dolor abdominal, diarrea, gases y distensión abdominal.

2. Alergia a la proteína de la leche: algunas personas pueden ser alérgicas a las proteínas de la leche, lo que puede causar síntomas como dolor abdominal, diarrea, náuseas, vómitos, urticaria y dificultad para respirar.

La leche proporciona entre un 10 % y un 15 % de la ingesta diaria recomendada de vitaminas del complejo B
La leche proporciona entre un 10 % y un 15 % de la ingesta diaria recomendada de vitaminas del complejo B | Foto: Getty Images

3. Sensibilidad a la leche: aunque no se trate de una alergia o intolerancia, algunas personas pueden tener una sensibilidad a la leche que les provoque síntomas gastrointestinales como los mencionados anteriormente.

4. Problemas gastrointestinales preexistentes: las personas con enfermedades gastrointestinales como la enfermedad de Crohn, el síndrome del intestino irritable o la colitis ulcerosa pueden ser más sensibles a la leche y experimentar síntomas de malestar estomacal.

5. Mala higiene de la leche: si la leche no está adecuadamente pasteurizada o almacenada, puede contener bacterias como la salmonela o la Escherichia coli, lo que puede provocar infecciones gastrointestinales como la gastroenteritis.

Recomendaciones para quienes son intolerantes a la lactosa

Esta se puede controlar a través de cambios en la dieta y el estilo de vida. Algunas opciones incluyen:

1. Limitar o evitar los productos lácteos: la forma más sencilla de controlar la intolerancia a la lactosa es reducir o eliminar la cantidad de productos lácteos en la dieta. También se pueden utilizar productos sin lactosa o sustitutos de la leche, como la leche de soja, almendra o arroz.

2. Tomar suplementos de lactasa: los suplementos de lactasa son pastillas o líquidos que contienen la enzima lactasa, que ayuda a descomponer la lactosa en el intestino. Estos suplementos se pueden tomar antes de las comidas que contienen lactosa para evitar los síntomas.

3. Probar con productos lácteos fermentados: los productos lácteos fermentados, como el yogur y el queso, a menudo son mejor tolerados que otros productos lácteos. Esto se debe a que el proceso de fermentación descompone la lactosa.

4. Consumir productos lácteos bajos en lactosa: algunos productos lácteos, como el queso y la mantequilla, contienen menos lactosa que la leche y pueden ser mejor tolerados.

Es importante recordar que cada persona es diferente y puede requerir un enfoque diferente para controlar su intolerancia a la lactosa. Si tienes síntomas de intolerancia a la lactosa, consulta con un médico o un nutricionista para obtener asesoramiento sobre la mejor manera de controlar tu afección.

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