Pasar mucho tiempo frente a pantallas es dañino para la visión, advierten médicos
Oftalmólogos advierten los riesgos sobre la visión por el uso excesivo de dispositivos móviles. Los niños no deben manejar estos elementos antes.
Un un mundo mediado por la tecnología, ya no sorprende leer noticias como que una niña de 2 años en China “casi queda ciega” tras jugar con un teléfono celular todos los días durante un año, según publicó recientemente el Daily Mail. El uso de dispositivos móviles cada vez es más constante y menos regulado, pero ¿qué daños produce su uso excesivo en la visión?
El docente Andrés Solórzano, del programa de Optometría de la Fundación Universitaria del Área Andina, afirma que si bien los niños han pasado mucho más tiempo frente a pantallas en los últimos 10 años, algo que ha cambiado en esta dinámica se relaciona con lo que se hace frente al dispositivo: ya no es solo para hacer tareas del colegio, sino también para jugar y hasta para crear por medio de las aplicaciones.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, a 2018, se estima que hay 1300 millones de personas que viven con alguna deficiencia visual y que por lo menos el 80% de los casos pudieron evitarse. El oftalmólogo Alexander Martínez, jefe del programa de oftalmología de la Universidad del Valle, afirma que enfermedades como la miopía pueden progresar o presentarse en niños con largas exposiciones a los dispositivos móviles.
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“La visión cercana constante hace que el músculo ciliar mantenga contraído y eso cambia de una u otra forma la configuración del ojo, llevando a que la miopía pueda progresar o presentarse, siendo los niños la población más susceptible” Afirma Martínez.
El músculo ciliar es el responsable del movimiento ocular; este interviene en el proceso de acomodación del ojo para poder ver con claridad los objetos ya sean distantes o cercanos.
Por esta razón, se produce una mayor sensación de cansancio visual cuando, por ejemplo, se lee un libro, en comparación con la contemplación de objetos a una mayor distancia. Es decir, el problema no se relaciona únicamente con los celulares o las tablets, sino que está asociado con cualquier actividad que requiera visión cercana permanente o constante.
Esto conlleva a uno de los mitos más frecuente sobre las enfermedades visuales, sobre todo en niños: “La luz azul no causa miopía, sino que la aumenta si ésta previamente existe”, cuenta Solórzano.
“Lo cierto es que la miopía es una anomalía con la que se puede nacer, pero no es causada por esta luz”, complementa. Lo que sí causa un daño real es que al usarlos no se hagan pausas. “Usar dispositivos móviles, sin pausas, provoca daños en los ojos de los niños y adicionalmente, causa daños sociales pues los vuelve muy introvertidos, retraídos, no salen, no comparten”, agrega Solórzano.
Para prevenir estas problemáticas, la Academia Americana de Oftalmología propone la ley 20-20-20, que consiste en que cada 20 minutos, el niño deje de leer o usar la pantalla y mire a 20 pies de distancia (6 metros), durante 20 segundos.
Sin embargo, la recomendación es restringir el uso excesivo de estos dispositivos desde una edad temprana. Incluso se afirma que la edad adecuada para que un niño tenga su propio celular es de 14 años, disminuyendo así la probabilidad de presentar en su futuro problemas visuales.
Otro de los principales problemas alrededor del uso de este tipo de dispositivos es la costumbre de usar los celulares en la noche antes de ir a dormir. Martínez afirma que este hábito, mas que generar problemas a nivel oftalmológico, puede generar alteraciones en el ciclo del sueño.
“Cuando hay oscuridad el cerebro se prepara para dormir, pero si se tiene todo apagado y hay una luz irradiada por una pantalla, se confunde al cerebro y dificulta la activación de los mecanismos que ayudan a producir el sueño”, explica.
Esto trae como consecuencia una alteración en el ritmo circadiano, es decir, los cambios físicos, mentales y conductuales que responden a la luz y a la oscuridad, por ejemplo el hecho de que se duerma de noche y se esté despierto en el día. La alteración en el ciclo del sueño influye también en la secreción hormonal, los hábitos alimentarios y la digestión, la temperatura corporal y otras funciones importantes del cuerpo, por lo que requiere especial atención.
Sin embargo, la exposición constante a diferentes tipos de pantallas es prácticamente inevitable. Según el Dane, 52,4 % de las personas de 5 y más años que en 2017 usaron computador, lo hicieron todos los días de la semana. La diferencia radica en el tamaño del dispositivo y el uso que se les otorgue.
“Las personas deben usar correctamente los dispositivos, ya que estos emiten una pixelación de la imagen, entonces entre más grande sea el dispositivo, más lejos debemos estar de él” Afirma Marilyn Libreros, optómetra.
Un signo de alarma es si el niño se acerca mucho al televisor, se suele creer que esto causará defectos en la visión, pero más allá de ser la causa del problema, suele ser la consecuencia, pues puede que esté presentando un problema de visión como la miopía, que no le permita ver bien de lejos, por lo que se acerca más de lo normal al dispositivo. Es por esto que se recomienda realizar una cita de control anualmente.
Para el correcto manejo de exposición a las pantallas, se cuenta actualmente con herramientas dentro de los teléfonos inteligentes, que le permiten al usuario controlar el tiempo que pasa frente al dispositivo, saber cuál es promedio diario, en qué aplicaciones lo distribuye e incluso la opción de programar recordatorios para limitar el tiempo que pasa en una red social específica, o en general, frente a su teléfono.
Síntomas
El docente Andrés Solórzano afirma que los síntomas más comunes en los niños que pasan tanto tiempo con dispositivos móviles, son:
- Enrojecimiento ocular que no es normal, pues genera la frecuencia de parpadeo.
- Dolor de cabeza.
- Episodios de visión borrosa, sobre todo al cambiar la distancia del dispositivo.
- Cualquier actividad que implique alta exigencia visual, como la digitación, puede llevar de manera inconsciente a la disminución del parpadeo, haciendo que la superficie ocular se reseque y genere visión borrosa, irritación ocular, ardor, entre otros síntomas. Es uno de los problemas de consulta oftalmológica más frecuente. Se recomienda hacer pausas activas, hacerse consciente del parpadeo y en casos más avanzados, el uso de gotas que apoyen la lubricación.